Adoremos a Cristo, rezando
la Liturgia de las Horas. Ante el santísimo Sacramento, expuesto durante un
tiempo prolongado, puede celebrarse también alguna parte de la Liturgia de las
horas, especialmente las Horas principales [laudes y vísperas].
Por su medio, las
alabanzas y acciones de gracias que se tributan a Dios en la celebración de la
Eucaristía, se amplían a las diferentes horas del día, y las súplicas de la
Iglesia se dirigen a Cristo y por él al Padre en nombre de todo el mundo»
(Ritual 96). Las Horas litúrgicas, en efecto, están dispuestas precisamente
para extender a los distintos momentos del día la alabanza y la acción de
gracias, así como el recuerdo de los misterios de la salvación, las súplicas y
el gusto anticipado de la gloria celeste, que se nos ofrecen en el misterio
eucarístico, centro y cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana (CD 30)
(Ordenación general de la Liturgia de las Horas 12).
No hay comentarios:
Publicar un comentario