El Padre José Brochero fue un apóstol incansable de los Ejercicios Espirituales ignacianos, siguiendo una tradición secular de la Compañía de Jesús que se remonta a los tiempos coloniales. Su inmensa Parroquia, de 4200 kilómetros cuadrados tuvieron la impronta de su celo sacerdotal. Más de 70.000 paisanos del valle de Translasierra en Córdoba hicieron sus Ejercicios en vida de Brochero.
Uno de los días de esos Ejercicios giran en torno al tema: “ME AMÓ Y SE ENTREGÓ A LA MUERTE POR MÍ” y el Beato en sus pláticas lo relacionaba con la Eucaristía.