Oración del Via Lucis para rezar frente al Santísimo Sacramento del Altar
Si se desea, después
del enunciado de cada una de las estaciones, se puede decir:
V/ Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las
Escrituras. Aleluya.
V/ Gloria al Padre y al
Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración Preparatoria: Señor
Jesús, con tu Resurrección triunfaste sobre la muerte y vives para siempre
comunicándonos la vida, la alegría, la esperanza firme. Tú que fortaleciste la
fe de los apóstoles, de las mujeres y de tus discípulos enseñándolos a amar con
obras, fortalece también nuestro espíritu vacilante, para que nos entreguemos
de lleno a Ti. Queremos compartir contigo y con tu Madre Santísima la alegría
de tu Resurrección gloriosa. Tú que nos has abierto el camino hacia el Padre,
haz que, iluminados por el Espíritu Santo, gocemos un día de la gloria eterna.
PRIMERA ESTACIÓN.
¡CRISTO VIVE!: ¡HA
RESUCITADO!
En la ciudad santa,
Jerusalén, la noche va dejando paso al Primer Día de la semana. Es un amanecer
glorioso, de alegría desbordante, porque Cristo ha vencido definitivamente a la
muerte. ¡Cristo vive! ¡Aleluya!
Del Evangelio según San
Mateo 28, 1-7. (cf. Mc 16, 1-8; Lc, 24, 1-9; Jn 20, 1-2).
Comentario
En los sepulcros suele
poner "aquí yace", en cambio en el de Jesús el epitafio no estaba
escrito sino que lo dijeron los ángeles: "¿Por qué buscáis entre los
muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado" (Lc 24, 5-6).
Cuando todo parece que
está acabado, cuando la muerte parece haber dicho la última palabra, hay que
proclamar llenos de gozo que Cristo vive, porque ha resucitado. Esa es la gran
noticia, la gran verdad que da consistencia a nuestra fe, que llena de una
alegría desbordante nuestra vida, y que se entrega a todos: "hasta a los
muertos ha sido anunciada la Buena Noticia" (1 Pe 4, 6), porque Jesús
abrió las puertas del cielo a los justos que murieron antes que Él.
Cristo, que ha querido
redimirnos dejándose clavar en un madero, entregándose plenamente por amor, ha
vencido a la muerte. Su muerte redentora nos ha liberado del pecado, y ahora su
resurrección gloriosa nos ha abierto el camino hacia el Padre.
Oración
Señor Jesús, hemos
querido seguirte en los momentos difíciles de tu Pasión y Muerte, sin
avergonzarnos de tu cruz redentora. Ahora queremos vivir contigo la verdadera
alegría, la alegría que brota de un corazón enamorado y entregado, la alegría
de la resurrección. Pero enséñanos a no huir de la cruz, porque antes del
triunfo suele estar la tribulación. Y sólo tomando tu cruz podremos llenarnos
de ese gozo que nunca acaba.