MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Al venerado hermano Cardenal Antonio Cañizares Llovera Prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos
Han pasado cincuenta años de la promulgación de la constitución Sacrosanctum Concilium, primer documento promulgado por el concilio Vaticano II. Este importante aniversario suscita sentimientos de agradecimiento por la renovación profunda y generalizada de la vida litúrgica, que el magisterio conciliar hizo posible para la gloria de Dios y la edificación de la Iglesia, y al mismo tiempo impulsa a relanzar el compromiso para recibir y aplicar de manera cada vez más plena dicha enseñanza.
La constitución Sacrosanctum Concilium y el ulterior desarrollo del Magisterio nos han permitido comprender más la liturgia a la luz de la revelación divina como «el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo», en el que «el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro» (Sacrosanctum Concilium, 7). Cristo se revela como el verdadero protagonista de toda celebración, y «asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por Él tributa culto al Padre eterno» (ib.). Esta acción, que tiene lugar por el poder del Espíritu Santo, posee una profunda fuerza creadora capaz de atraer a sí a todo hombre y, en cierto modo, a toda la creación.