1- Jesús, te adoro,
nueva criatura, nacida de la Palabra de Dios.
Te amo, Jesús, Emanuel,
Dios con nosotros, en imagen de criatura. Creo en Ti, Jesús, mi Rey, nueva
criatura.
2- Jesús, te adoro con
María, la que te dio a luz en el establo de Belén, en el cual tuvo que
cobijarse con su prometido José, porque nadie en Belén los hospedó para pasar la
noche. Te adoro porque naciste en la pobreza y en tierra extraña. Te adoro como
María y José que se postraron ante Ti.
Jesús, mi Rey, nueva
criatura, deseo glorificarte como María.
-Jesús, aquí estoy
delante de tu pesebre. De ahora en adelante te entrego mi corazón, me decido por
Ti. (Esta invocación la repito interiormente)
3- Jesús, te adoro con
María, San José y los ángeles, los que vinieron en esa santa noche a adorarte
cantando himnos de alegría. Ellos, cantando anunciaron tu venida y tu plan.
Tú viniste para
enseñarnos a dar gloria al Señor en las alturas y para que de esa manera seamos
hombres de buena voluntad.
Te bendigo y te
glorifico, me postro ante Ti cantando.
Haz que mi alma vibre
de alegría delante de tu pesebre, que mi corazón lleno de tu amor cante junto
con los coros de ángeles.
Gloria a Dios en las
alturas, y paz a los hombres de buena voluntad. (Repito esta invocación
interiormente)
4- Jesús, te adoro con
todos los hombres que esta noche y hoy cantan tu gloria.
Bendito y alabado seas,
porque vienes entre nosotros los hombres como una pequeña criatura, porque con
tu presencia inspiras alegría y abres el corazón a la paz. Bendito seas en
todos los que vienen como pastores a adorarte, para que puedas entrar en cada corazón
y estar en el primer lugar. Bendito seas con todos los que siendo pastores
partirán hoy dejando el pesebre pero siendo capaces de difundir y atestiguar tu
amor.
San Lucas nos dice: Y
sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se
decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y
el Señor nos ha manifestado.»
Y fueron a toda prisa,
y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo,
dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que
lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su
parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.
Los pastores se
volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto,
conforme a lo que se les había dicho. (San Lucas 2,15-20)
Te adoro y te glorifico
con María y José, los ángeles y los pastores. (Esta invocación la repito
interiormente)
5- Jesús, toda la
naturaleza se postra ante Ti. Al aparecer tu estrella en el firmamento a la que
los reyes de oriente la percibieron y la reconocieron como tuya; así partieron tras
ella. Después de extraviarse e informarse, con mucho sufrimiento y esmero, te encontraron
en Belén y se postraron ante Ti donándote regalos, con los cuales te reconocieron
como Dios y rey.
Jesús, te bendigo y te
adoro en nombre de todos los reyes que te buscan, porque te encontrarán. Hoy,
frente al pesebre, deseo que mi corazón tenga el mismo gozo que sintieron los
reyes magos cuando te vieron. Abre mis ojos para que reconozca los signos y te
pueda hallar.
En Jerusalén los
escribas conocían las escrituras pero sus corazones estaban cerrados y sus ojos
enceguecidos, y así no te reconocieron en tu advenimiento.
Te adoro en nombre de
todos aquellos que te conocen pero no te reconocen y no te aceptan como su
Salvador y Dios.
6-Jesús, te adoro en
nombre de aquellos que se asustaron de Ti, como Herodes en aquel tiempo y
entonces se decidió a matarte.
Bendito sea aquel
momento, María, cuando con José huiste a Egipto y salvaste a tu hijo. Te adoro,
Jesús, en todos aquellos que con sus pecados, palabras maldicientes, malas
obras, y con su actitud te mataron o te impidieron crecer. Bendito seas, porque
los atraerás hacia Ti, porque les abrirás el corazón y ellos vivirán en paz;
sin miedo, ayudarán a otros para que alcancen la paz.
Jesús, te adoro en
nombre de todos aquellos que se volvieron violentos hacia ellos mismo y hacia
los demás, especialmente con los niños y jóvenes.
Muchos de ellos padecen
porque no tienen madre que los ampare. Haz que para esta Navidad se sientan
protegidos y seguros. Haz que hoy sientan que Tú llegaste y se abran a la paz y
al regocijo.
(Medita y presenta al
Señor a aquellos que padecen a causa de los desórdenes familiares)
7- Jesús, te adoro y te
agradezco porque Tú, con tu advenimiento, hiciste posible la nueva unión entre
Dios y los hombres y abres el corazón de los hombres de unos a otros. Bendito
seas en aquellos que para Navidad se conciliarán, perdonarán, se decidirán por
el amor, serán compasivos con los enfermos e imposibilitados. Muchos, sin
embargo, quedarán solos, olvidados por otros y la Navidad será un día muy
difícil.
Jesús, yo ahora te los
presento: quédate con ellos y que la nueva unión sea posible.
(Presenta a los que
están solos, enfermos, los que conoces y decídete en estos días navideños
llevarles consuelo, ayudándoles a conseguir la paz, haciendo alguna buena obra
con amor.)
8- Jesús, hoy te adoro.
Tú eres mi Dios y Señor, el Mesías y Salvador. Te doy gracias porque estás
conmigo, como un niño pequeño que nos estimula al amor.
Te presento ahora a
todos los niños del mundo. Los que tienen una familia y los que fueron
abandonados y olvidados y aquellos que sufren a causa de la separación de sus
padres o por la ebriedad en su familia.
Aquellos que no
sintieron la alegría de la Navidad, porque están enfermos y sufren.
Haz que el corazón de
cada adulto se abra a los niños, haz que mitiguen el dolor y el sufrimiento y
haz que la alegría y la vida brillen en el rostro de cada niño.
-Jesús haz que con tu
venida cada niño sea bendecido, junto con cada madre y cada padre, para que la
paz reine en las familias. (Esta invocación la repito interiormente)
9- Jesús, te adoro en
este día de paz. Haz que la paz descienda sobre la tierra, destruida por tanta
inquietud y guerras. Haz que hoy todos los corazones acepten la paz. Haz que
las armas se acallen y desaparezcan los conflictos, porque Tú llegaste al mundo
y trajiste la paz. Haz que los corazones de los más belicosos se ablanden y se
orienten a la paz con tu venida. Haz que los responsables en el mundo y en la Iglesia
sean instrumentos de paz. Haz que hoy cada corazón, cada familia, cada comunidad,
cada pueblo y todo el mundo abrasen la justicia y la paz.
(Medita sobre los
conflictos existentes en el mundo, presenta al Señor con sus nombres a los
responsables en la Iglesia en el mundo y con mis palabras oro por la paz.)
10- BENDICIÓN
Jesús, Tú estás conmigo
como un niño. Bendíceme y sana mi alma. Lléname con la paz y la buena voluntad
para que colabore con el programa de la paz. Da la paz a los que están sin paz,
protege a los inseguros, sé amigo de los abandonados.
Bendice a nuestras
familias, comunidades e Iglesias, para que el espíritu de Navidad, el espíritu de
la paz y alegría, se apodere del mundo, por Ti que vives y reinas con el Padre en el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
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