25 de septiembre de 2012

Ser Hostia de la Trinidad



UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD es un ALMA DE FE que, sobrepasando todas las cosas visibles, ha establecido en Dios su morada, en la sociedad de las Tres divinas Personas, y que habita con Ellas en una misma vida de luz, de amor y de alegría. A la luz de su fe, todo le aparece, en la historia del mundo y en los acontecimientos de su propia vida, como una manifestación de esta voluntad divina que, hasta en los más insignificantes detalles del universo, realiza sus eternos designios. Sabe que la cruz es la gracia suprema de nuestra configuración con Cristo y que a través de las noches oscuras en la tierra continúa la luminosa ascensión hacia la Trinidad.

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD es un alma, que vive en un ABANDONO TOTAL, sin inquietudes, sin pereza, ansiosa de realizar día a día todo el bien, grande o pequeño, que está en su poder, deseosa sólo de la gloria del Padre, en la alegre libertad y en la confianza sin limites de los verdaderos hijos de Dios.

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD es un alma que vive de PURO AMOR, pero sobre la Cruz. El amor puro es la intimidad de todos los instantes con Dios, sin que nada venga a distraer al alma de su oficio de amar.

Haga lo que haga, la humilde tarea de cada día o una acción brillante, nada vale a sus ojos sino el grado de amor que ponga en lo que hace.

Está convencida de que en la tarde de la vida será juzgada en el amor. ¿No es acaso el mandamiento supremo de Dios?

Su libro preferido es el Evangelio, porque es, por excelencia el libro del amor. En la escuela de San Pablo; el alma comprende que nada es obstáculo para aquellos que quieren vivir de amor. Pero también ha comprendido de su Maestro Jesús, que el verdadero amor es el que se inmola y lo da todo. Este es su ideal: ser Hostia es darse a sí mismo por amor.

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD es un alma apostólica y redentora, que sueña participar en todos los sufrimientos de Cristo para salvar con El al mundo, hostia por la Iglesia con Cristo.

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD es un ALMA DE LUZ QUE TOMA SUS DECISIONES EN LA CIENCIA DE LA CRUZ. El don de consejo le confiere la seguridad de que no está la santidad en los éxtasis, en el supersentimiento cuando reza, ni en las cosas extraordinarias sino en el cumplimiento de su deber de cada día por amor.

A través de las complicaciones de una existencia humana, sabe siempre descubrir y rea¬lizar el plan de Dios. Nada la desconcierta, nada logra retardar su ascensión hasta la santidad.

Las almas amigas de ella la siguen en esta marcha hacia Dios.

Bajo la orientación de la Iglesia, avanza con entera seguridad, por los pasos de Cristo, por los senderos de Dios.

Su vida es una ascensión incesante hacia la Trinidad.

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD ES UNA ALMA ADORADORA Y REPARADORA, UN ALMA DE ORACION Y DE ALABANZA que, cada día, en la comunión, llega a identificarse con todos los movimientos del alma de Cristo. Su programa de vida le es dictado por esas palabras de San Pablo que expresan el aspecto más importante del misterio de la Redención: "Cristo se ofrece como hostia". También quiere ella ofrecerse a la Trinidad; hostia con la Hostia.

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD es un ALMA CRUCIFICADA, fiel a Dios en las cosas más pequeñas, sin espíritu de minucias, pero tampoco con negligencia, que, como Cristo, procura cumplir la voluntad del Padre, hasta la última "gota". A ejemplo de la Reina de los Mártires, cumplir su deber hasta el fin.

Al heroísmo de grandeza, prefiere el heroísmo en lo pequeño, mas adaptado a su fragilidad, muchas veces más agradable a Dios porque supone un mayor olvido de sí mismo. Su suprema aspiración es vivir de amor para morir de amor. Entre todas las formas de sufrimiento prefiere el abandono total del crucificado en las manos del Padre. Mártir de amor

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD es UN ALMA PURA, alejada del mal, un ser cuyo poder de amar se mantiene intacto para Cristo.

Es un alma de silencio, a la que no vienen a agitar las cosas de la tierra y que se conserva como la Virgen, santa e inmaculada en el amor, bajo la mirada de Dios.

UNA HOSTIA DE LA TRINIDAD, por fin, es UN ALMA MARIANA a quien Dios revela el secreto de vivir en Maria para vivir mejor en Cristo.

SER HOSTIA DE LA TRINIDAD es REALIZAR A FONDO LA GRACIA DEL BAUTISMO y, a través de todo, dejarse divinizar por Cristo. Nada puede impedir a un alma de comulgar a través de todos 1os instantes, en la vida intima de la Trinidad.

Basta ser cristiano en cada uno de sus actos e ir a todas las cosas con un alma como la de Cristo.

SER HOSTIA DE LA TRINIDAD es desaparecer en el alma de Cristo.

Este es el programa de toda vida cristiana: desde la Trinidad del Bautismo hacia la Trinidad de la gloria, a través de todas las crucifixiones de la vida.

UN SOLO FIN: LA TRINIDAD.

UN SOLO CAMINO: CRISTO.

UN SOLO MOVIL: EL AMOR.

Y, COMO ESTRELLA: MARIA.



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