30 de junio de 2012

Primeros Mártires de la Iglesia de Roma




Leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica (2473):

"El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hastanla muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza. "Dejádme ser pasto de las fieras. Por ellas me será dado llegar a Dios" (San Ignacio de Antioquía)."

La Eucaristía mantiene un vínculo especial con el Martirio. Los mártires pueden dar la vida por Cristo gracias a que Cristo la entrega en la Eucaristía y se convierte en el Pan de los fuertes. De ahí la tradición litúrgica de ubicar reliquias de los mártires en el altar donde se actualiza el sacrificio pascual de Cristo.

29 de junio de 2012

Solemnidad de San Pedro y San Pablo: rezamos por el Santo Padre Benedicto XVI



En este día en que toda la Iglesia ora por el Sumo Pontífice, compartimos las palabras dirigidas por Benedicto XVI al incio del rezo del Angelus el domingo 10 de junio de 2012 en la celebración del Corpus Christi:

¡Queridos hermanos y hermanas!

Hoy, en Italia y en muchos otros países, se celebra el Corpus Christi, que es la solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor, la Eucaristía. Es una tradición muy viva, que por este día, se organicen solemnes procesiones con el Santísimo Sacramento por las calles y en las plazas. En Roma, esta procesión ya ha tenido lugar a nivel diocesano el pasado jueves, el mismo día de la fiesta, que cada año renueva en los cristianos la alegría y la gratitud por la presencia eucarística de Jesús en medio de nosotros.

La fiesta del Corpus Christi es un gran acto de culto público de la Eucaristía, sacramento en el que el Señor sigue estando presente incluso más allá del momento de la celebración, para estar siempre con nosotros, a lo largo del paso de las horas y de los días. Ya san Justino, que nos dejó uno de los testimonios más antiguos sobre la liturgia eucarística, dice que, después de la distribución de la comunión a los presentes, el pan consagrado se lo llevaban los diáconos a los ausentes (cf. Apologia 1,65). Por lo tanto, el lugar más sagrado de las iglesias es, precisamente, donde se custodia la Eucaristía. No puedo dejar de conmoverme al pensar en las muchas iglesias que fueron dañadas severamente por el reciente terremoto en Emilia Romagna, en el hecho de que el cuerpo eucarístico de Cristo, en el tabernáculo, ha permanecido en algunos casos bajo los escombros.

28 de junio de 2012

San Ireneo: "A partir de la Eucaristía tenemos la esperanza de resucitar"



Mas, como la Iglesia lo ofrece con simplicidad, ante Dios este sacrificio se le tiene por puro. Así dijo Pablo a los Filipenses: «Me siento lleno con los dones que me enviasteis por medio de Epafrodito, como un perfume de suavidad y un sacrificio aceptable que agrada a Dios» (Fil 4,18). Conviene, pues, que ofrezcamos a Dios el sacrificio y que en todo seamos gratos al Dios Demiurgo, con pensamientos puros, con fe sin hipocresía, con esperanza firme, fervientes en el amor, ofreciendo las primicias de sus creaturas. Y sólo la Iglesia ofrece esta oblación pura al Demiurgo, cuando la presenta en acción de gracias por los dones que provienen de la creación. Los judíos ya no la ofrecen, porque sus manos están llenas de sangre (Is 1,15); pues rechazaron al Verbo, por medio del cual se ofrece a Dios el sacrificio. Pero tampoco lo ofrece ninguna de las comunidades de los herejes: porque unos llaman Padre a alguien diverso del Demiurgo, si le ofrecieran una creatura, lo mostrarían ansioso de lo que pertenece a otro y codicioso de lo ajeno. Y por su parte, quienes pregonan que todas las creaturas que nos rodean fueron hechas de la penuria, ignorancia y pasión, ofreciendo el fruto de la ignorancia, de la pasión y de la penuria pecan contra su Padre, más ofendiéndolo que dándole gracias.

¿Cómo les constará que el pan sobre el que se han dado gracias, es el cuerpo de su Señor, y el cáliz de su sangre, si no creen en el Hijo del Demiurgo del mundo, es decir, en su Verbo, por el cual el árbol da fruto, las fuentes manan y la tierra da primero el tallo, después de un poco la espiga, y por fin el trigo lleno en la espiga? (Mc 4,27-28)

¿Cómo dicen que se corrompe y no puede participar de la vida, la carne alimentada con el cuerpo y la sangre del Señor? Cambien, pues, de parecer, o dejen de ofrecer estas cosas. Por el contrario, para nosotros concuerdan lo que creemos y la Eucaristía y, a su vez, la Eucaristía da solidez a lo que creemos. Le ofrecemos lo que le pertenece, y proclamamos de manera concorde la unión y comunidad entre la carne y el espíritu. Porque, así como el pan que brota de la tierra, una vez que se pronuncia sobre él la invocación (epíklesin) de Dios, ya no es pan común, sino que es la Eucaristía compuesta de dos elementos, terreno y celestial, de modo semejante también nuestros cuerpos, al participar de la Eucaristía, ya no son corruptibles, sino que tienen la esperanza de resucitar para siempre.

27 de junio de 2012

San Cirilo de Alejandría nos invita a renovarnos por medio de la Eucaristía



Nació el año 370. Practicó la vida monacal. Una vez ordenado presbítero, acompañó a su tío, obispo de Alejandría, y el año 412 le sucedió en el cargo. Combatió con energía las enseñanzas de Nestorio y fue la figura principal del Concilio de Éfeso. Murió el año 444.
El santo nos invita a renovar nuestra vida por medio de la Eucaristía:

" Asegura, pues, Dios Padre que ha de haber una innovación y reforma del sacerdocio, e indica claramente que el modo de dar culto a Dios no ha de ser otra cosa que el misterio presente de Cristo.

Dijo de nuevo por Ezequiel de los elegidos al ministerio sacerdotal: Estos se acercarán y me servirán y estarán en mi presencia para ofrecerme sacrificios, grosura y sangre, dice el Señor Dios. Estos entrarán en mi santuario y éstos se me acercarán a mi mesa para servirme (Ez. 44,15).

Y la grosura y la sangre y los servicios sobre la mesa, ¿acaso no diríamos con razón que son el misterio de Cristo."

26 de junio de 2012

Frases de San Josemaría Escriva de Balaguer sobre la Eucaristía



"La presencia de Jesús vivo en la Hostia Santa es la garantía, la raíz y la consumación de su presencia en el mundo."

"El amor de la Trinidad a los hombres hace que, de la presencia de Cristo en la Eucaristía, nazcan para la Iglesia y para la humanidad todas las gracias."

"Viene a mi memoria una encantadora poesía gallega, una de esas Cantigas de Alfonso X el Sabio. La leyenda de un monje que, en su simplicidad, suplicó a Santa María poder contemplar el cielo, aunque fuera por un instante. La Virgen acogió su deseo, y el buen momje fue trasladado al paraíso. Cuando regresó, no reconocía a ninguno de los moradores del monasterio: su oración, que a él le había parecido brevísima, había durado tres siglos. Tres siglos no son nada, para un corazón amante. Así me explico yo esos dos mil años de espera del Señor en la Eucaristía."

25 de junio de 2012

29 de Junio, día del Papa: Guión litúrgico para la Misa



29 junio
Solemnidad, San Pedro y San Pablo
Día del Papa

Antes que entre el celebrante

Hoy la Iglesia celebra, con toda solemnidad, el día del Papa, y recuerda de manera especialísima, a los santos apóstoles Pedro y Pablo, a San Pedro como fundador de la Iglesia instituida por Cristo y a San Pablo, como incansable propagador del mensaje evangélico, ambos hasta dar la vida en el martirio.

También hoy pediremos especialmente por nuestro querido Pontífice, Benedicto XVI, Vicario de Cristo en la tierra, rogando que el Señor lo acompañe en su total entrega de apacentar el rebaño de Dios.

Cantamos….

24 de junio de 2012

¡Qué hermoso es Jesús Sacramentado!



Carta del Obispo de Córdoba, España. S.E.R. Mons Demetrio Fernández en ocasión de la Jornada Eucarística Diocesana 2012

¡Qué hermoso es Jesús Sacramentado!

La Jornada Eucarística Diocesana que hemos celebrado el pasado sábado 16 ha significado un encuentro gozoso y festivo de la Comunidad diocesana en torno a Jesús Sacramentado. Se concluye de esta manera un trienio largo de acento pastoral en la Eucaristía como fuente y culmen de la vida de la Iglesia. Jesucristo continúa siendo “ayer, hoy y siempre” (Hb 13,8) el centro de la vida de la Iglesia, el tesoro más grande que lleva en su seno para dárselo al mundo.

Terminado este trienio, continuaremos valorando mejor este Santísimo Sacramento. Sobre todo, en la misa dominical, cumpliendo el precepto de asistir a Misa todos los domingos y fiestas de guardar; cultivando la adoración eucarística antes y después de comulgar: “Que nadie coma la carne de Cristo, si no la ha adorado previamente”, nos recuerda san Agustín; y llevando ese amor recibido a la vida diaria en el amor fraterno a los demás.

23 de junio de 2012

Fiesta de San Juan Bautista




San Juan Bautista

Debemos honrar a san Juan como a modelo perfecto de adoradores. Estas hermosas palabras son la divisa de la abnegación y del sacrificio eucarístico: ¡que el Santísimo Sacramento crezca, sea conocido y amado y que nosotros nos anonademos a sus pies! Ahora, ved cómo san Juan, en las principales acciones de su vida, ha sido modelo de adoradores. Su vida parece haber sido una adoración continua, y en ella se encuentran los caracteres de la adoración hecha según los cuatro fines del sacrificio, que es el mejor de todos los modos de adorar.

La adoración

La adoración se hace arrodillado en el suelo y con la cabeza inclinada: es éste un primer movimiento que nos lleva a reconocer, a través del velo eucarístico, la majestad infinita de Dios que allí se oculta. A este primer movimiento sucede la exaltación de su grandeza y su amor.

Notad cómo la primera gracia concedida a san Juan es una gracia de adoración. El Verbo se halla en el seno de María e inspira a su Madre que vaya a visitar a santa Isabel, y María lleva ante san Juan a su Dios y a su rey. Como san Juan no puede ir a Jesús porque su madre es muy anciana para emprender este viaje, Jesús se traslada allí. Así obra con nosotros: no pudiendo nosotros ir a Dios, viene Dios a nosotros.

María desata el poder de su divino hijo al saludar a Isabel: aun hoy Jesús está como atado y nada quiere hacer sin María. La voz de María fue la del Verbo Encarnado: Juan se agita en el claustro materno al oír esta voz y revela a su madre el misterio de la presencia de Dios en Maria, haciéndoselo comprender al mismo tiempo, como lo confiesa Isabel a María: Exsultavit infans in utero meo.

Desde entonces Juan es precursor, ve a Dios y le adora en sus movimientos: él le adora, y la alegría de estar en su presencia desborda sobre su Madre.

¡Qué bueno fue nuestro Señor con san Juan! Quiso bendecirle y dársele a conocer en el seno mismo de su madre. ¡Qué grata debió serle esta adoración de su precursor! ¡Era tan espontánea!

Jesús permaneció con él tres meses; uno y otro estaban encerrados en el tabernáculo materno. Juan adoraba constantemente a su Dios, y lo sentía tras el velo que lo separaba de El. Uníos a esta tan buena adoración de san Juan, tan viva y tan sentida, no obstante los velos y las paredes que lo separan de nuestro Señor: Senseras Regem thalamo manentem.

22 de junio de 2012

San Agustín y la Eucaristía

"El salvador, para recomendar con mayor interés la excelsitud del Sacramento, quiso que fuese lo último que se grabase en el corazón y en la memoria de los discípulos"

21 de junio de 2012

San Antonio y la Eucaristía



Homilía del cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, en la misa del 13 de Junio de 2012

La liturgia nos dice que los santos cumplen una triple función en la Iglesia: el ejemplo de sus vidas, la ayuda de su intercesión y el compartir su destino.

La primera lectura puede aplicarse a la vida de san Antonio que fue consagrado en el bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal para "llevar la buena noticia a los pobres, curar los corazones destrozados, confortar a los afligidos" y difundir la gracia del Señor. Como los discípulos del evangelio, dejó su nativo Portugal y como auténtico seguidor de san Francisco, enriqueció a miles de cristianos mediante su pobreza. Hay muchos ejemplos edificantes en su vida pero en el contexto del Congreso Eucarístico, deseo concentrarme en el siguiente tema: "San Antonio de Padua vivió una íntima y apasionada relación personal con la Eucaristía; este Divino sacramento marcó sus días, llenándole de esperanza confiada".

Encarando al movimiento de los cátaros que rechazaban los sacramentos, san Antonio fue un testigo de la presencia real de Cristo en la Eucaristía: "Sí, creo firmemente y profeso que este cuerpo, que nació de la Virgen, colgó en la cruz, reposó en la tumba, resucitó al tercer día y ascendió al cielo a la derecha del padre, este mismo cuerpo fue verdaderamente dado a los apóstoles y esta verdadera realidad es hecha presente cada día por la Iglesia y dada a los fieles...".

Para contrarrestar la influencia de la herejía patarina (un movimiento reformista que empezó en el norte de Italia) y que había desfigurado el dogma de la presencia real, reduciendo la Eucaristía a una simple cena histórica, "sólo una mera memoria, san Antonio, predicando un día en Rimini ilustró plenamente la realidad de la presencia de Jesús en la Hostia consagrada. Sin embargo, los líderes de la herejía no aceptaron el razonamiento del santo y trataron de desacreditar su argumentos. Uno de los líderes le dijo: "Menos palabras ahora: si deseas que crea en este misterio, tendrás que hacer el siguiente milagro: Tengo una mula. la dejaré sin comida tres días seguidos. Cuando hayan pasado los tres días, iremos a verla juntos, yo con hierba y tu con el sacramento. Si la mula rechaza la hierba y se arrodilla y adora 'tu pan', entonces yo mismo lo adoraré". El santo aceptó el desafío y fue a implorar la ayuda de Dios por medio de oración, ayuno y penitencia.

20 de junio de 2012

La adoración eucarística, secreto de la fuerza del beato Alberione



Por el padre José Antonio Pérez, SSP

Estamos viviendo tiempos paradójicos: por una parte un ritmo frenético nos obliga a correr continuamente, y con frecuencia nos impide “vivir” plenamente lo que vivimos; por otra, sin embargo, muchos sienten la necesidad de espacios necesarios no solo para el equilibrio personal, sino también para que la misma actividad logre ser positiva y eficaz. Este dilema, presente en todas partes, lo sienten quizás con más intensidad las personas comprometidas en el testimonio evangélico y en la acción apostólica de la Iglesia. Muchos llevan una vida rica de iniciativas en favor de los demás, con una entrega incondicional, pero con el riesgo de vaciarse y, por tanto, de acabar en un ineficaz compromiso misionero y de evangelización, que en realidad no comunica; en un darse por entero a sí mismos, pero sin dar a Jesús.
Para evangelizar se requiere la fuerza del Espíritu Santo: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, y seréis mis testigos hasta el confín de la tierra” (cf. Hch. 1,8). Es necesario, pues, dejar espacio al Espíritu, que habla en el silencio, “precioso para favorecer el necesario discernimiento entre los numerosos estímulos y respuestas que recibimos, para reconocer e identificar asimismo las preguntas verdaderamente importantes” (Benedicto XVI, mensaje para la 46 Jornada de las comunicaciones sociales).

La adoración, encuentro con Cristo.

Un momento privilegiado para este “silencio” es el de la adoración eucarística, precisamente porque es un momento de encuentro. “En la vida actual, a menudo ruidosa y dispersiva, es más importante que nunca recuperar la capacidad de silencio interior y de recogimiento: la adoración eucarística permite hacerlo no sólo en torno al Yo, sino también en compañía del Tú lleno de amor que es Jesucristo…” (Benedicto XVI, Angelus 10.06.2007).

La Eucaristía es el mayor tesoro de la Iglesia porque es el sacramento del sacrificio de Cristo, del que hacemos memoria, y es también su presencia viva entre nosotros. No solo simboliza y comunica la gracia, como hacen los demás sacramentos, sino que contiene al Autor de la gracia. De por sí la Misa es el acto de adoración más grande de la Iglesia, pero la adoración fuera de la Misa prolonga e intensifica lo que ha tenido lugar en la celebración y hace posible una verdadera y profunda acogida de Cristo.

Así describía este momento el beato Santiago Alberione: “Es un encuentro del alma y de todo nuestro ser con Jesús. Es la criatura que se encuentra con el Creador. Es el discípulo junto al Maestro divino. Es el enfermo con el Médico de las almas. Es el pobre que recurre al Rico. Es el sediento que bebe en la Fuente. Es el débil que se presenta al Omnipotente. Es el tentado que busca Refugio seguro. Es el ciego que busca la Luz. Es el amigo que se dirige al Amigo verdadero. Es la oveja descarriada buscada por el Pastor divino. Es el corazón desorientado que encuentra el Camino. Es el ignorante que encuentra la Sabiduría. Es la esposa que encuentra al Esposo de su alma. Es la nada que encuentra el Todo. Es el afligido que encuentra al Consolador. Es el joven que encuentra orientación para su vida” (UPS II p. 104).

19 de junio de 2012

Eucaristía: Misterio - Sacramento - Sacrificio



LA EUCARISTIA:

Misterio, sacramento y sacrificio

La Eucaristía:

Es misterio.

Es sacramento.

Es sacrificio.


Como misterio, se cree

Como sacramento, se recibe

Como sacrificio, se ofrece.

18 de junio de 2012

Benedicto XVI clausuró el 50 Congreso Eucarístico internacional




Queridos hermanos y hermanas:

Con gran afecto en el Señor, saludo a todos los que os habéis reunido en Dublín para el 50 Congreso Eucarístico Internacional, en especial al Señor Cardenal Brady, al Señor Arzobispo Martin, al clero, a las personas consagradas, a los fieles de Irlanda y a todos los que habéis venido desde lejos para apoyar a la Iglesia en Irlanda con vuestra presencia y vuestras oraciones.

El tema del Congreso – «La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros» – nos lleva a reflexionar sobre la Iglesia como misterio de comunión con el Señor y con todos los miembros de su cuerpo. Desde los primeros tiempos, la noción de koinonia o communio ha sido central en la comprensión que la Iglesia ha tenido de sí misma, de su relación con Cristo, su Fundador, y de los sacramentos que celebra, sobre todo la Eucaristía. Mediante el Bautismo, se nos incorpora a la muerte de Cristo, renaciendo en la gran familia de los hermanos y hermanas de Jesucristo; por la Confirmación recibimos el sello del Espíritu Santo y, por nuestra participación en la Eucaristía, entramos en comunión con Cristo y se hace visible en la tierra la comunión con los demás. Recibimos también la prenda de la vida eterna futura.

17 de junio de 2012

Poesía eucarística en adhesión al cierre del 50 Congreso Eucarístico internacional




Verbo eterno inventor de la materia

quisiste expandir el amor trinitario

y en una locura de amor por lo pequeño

hiciste que un cuerpo unido a Ti atrajera

la alabanza de todo lo creado.

16 de junio de 2012

Inmaculado Corazón de María



Nos dice san Ireneo:

“así María por la palabra del ángel fue evangelizada para que portase a Dios por la obediencia a su palabra, a fin de que la virgen María fuese abogada (advocata) de la virgen Eva”.

Esta defensa de María no se da tanto como intercesora sino por su obediencia. No es que haya presentado personalmente méritos a favor de Eva. Más bien es que ha realizado lo contrario de lo que hizo Eva y de ese modo ha destruido su obra y las consecuencias de su desobediencia, es decir, la muerte a la que ha quedado atado el género humano. En este sentido la obediencia de María es una defensa a favor de Eva en primer lugar, pero también de todos los hombres.

15 de junio de 2012

Congreso Eucarístico Internacional

Mensaje del Papa Benedicto XVI

al Congreso Eucarístico Internacional en Dublín que concluirá el próximo 17 de junio


Catedral de Dublin

“En este momento, nuestros pensamientos y oraciones están con todos aquellos que participan en el Congreso Eucarístico Internacional en Dublín, Irlanda.
Les invito a todos a unirse a mis oraciones para que el Congreso dé abundantes frutos espirituales para que tengamos un aprecio mayor al don más grande que hemos recibido que es el Señor que se nos ha entregado en la Eucaristía,  y un amor más profundo al misterio de la Iglesia, que nos adentra en una plena comunión con Él y entre nosotros a través de la celebración diaria del sacrificio eucarístico”.

Este mensaje, grabado en video se halla en la siguiente página:

http://www.romereports.com/palio/modules.php?name=News&file=article&newlang=spanish&sid=7054

14 de junio de 2012

Sagrado Corazón: Guión litúrgico para la Misa


GUIÓN DE MISA:  SOLEMNIDAD SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



ANTES DE COMENZAR:

Hoy la Iglesia celebra, con toda alegría y mucha devoción, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

Nos unimos a esta celebración, recordando tantas veces que hemos recurrido a la ayuda de nuestro Dios, en la advocación de su Sagrado Corazón.

Agradecidos por todos los bienes y consuelos recibido de Jesús, como Iglesia que somos, nos unimos en ésta solemne celebración, cantando…

13 de junio de 2012

Hora santa: Rosario sacerdotal por la jornada de oración para la santificación del clero


Recibimos a Jesús Eucaristía cantando…



Alabe todo el mundo,

alabe al Señor.

Alabe todo el mundo,

alabe a nuestro Dios.


Rezamos el Rosario sacerdotal

1º Misterio:

“El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars. Esta conmovedora expresión nos da pie para reconocer con devoción y admiración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma. Tengo presente a todos los presbíteros que con humildad repiten cada día las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero, identificándose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, así como con su estilo de vida. ¿Cómo no destacar sus esfuerzos apostólicos, su servicio infatigable y oculto, su caridad que no excluye a nadie? Y ¿qué decir de la fidelidad entusiasta de tantos sacerdotes que, a pesar de las dificultades e incomprensiones, perseveran en su vocación de “amigos de Cristo”, llamados personalmente, elegidos y enviados por Él?
Todavía conservo en el corazón el recuerdo del primer párroco con el que comencé mi ministerio como joven sacerdote: fue para mí un ejemplo de entrega sin reservas al propio ministerio pastoral, llegando a morir cuando llevaba el viático a un enfermo grave. También repaso los innumerables hermanos que he conocido a lo largo de mi vida y últimamente en mis viajes pastorales a diversas naciones, comprometidos generosamente en el ejercicio cotidiano de su ministerio sacerdotal.

12 de junio de 2012

Triduo al Sagrado Corazón


TRIDUO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

PARA REZAR EN LA VISITA DIARIA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO


JESÚS NOS DIJO: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, que yo los aliviaré”
Y a ese Jesús, que prometió aliviarnos de nuestro cansancio, le entregamos hoy nuestro pobre corazón, para purificarlo en su Sagrado Corazón.
Recordamos las promesas que Jesús le hizo a Santa Margarita María de Alacoque, religiosa francesa del siglo XVII:
-les daré todas las GRACIAS que necesiten

-estableceré mi PAZ en sus familias

-los ALIVIARÉ en todas sus preocupaciones

-seré su PROTECCIÓN en la vida, y su CONSUELO en la muerte

-PROTEGERÉ sus trabajos y empresas

-los pecadores descubrirán mi MISERICORDIA

-los tibios se harán FERVOROSOS

-los fervorosos PROGRESARÁN en la perfección

-BENDECIRÉ los hogares donde mi imagen se venere

-daré a los SACERDOTES el poder de llegar a los corazones

-no me OLVIDARÉ de las personas que propaguen el culto a mi CORAZÓN.

Rezamos con Fe:

-Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.

-Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

 Jesús, manso y humilde de Corazón:  Haz nuestro corazón semejante al tuyo.

Oración Final:

Oh Dios que en el corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados,

has depositado infinitos tesoros de caridad,

te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor

le ofrezcamos una cumplida reparación.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.







11 de junio de 2012

La Eucaristía y el testimonio de un laico




Del diario del Beato Manuel Lozano Garrido (1920-1971) periodista y escritor español. Miembro de la Acción católica, beatificado el 12 de junio de 2010:

Los males del siglo radican esencialmente en un egoísmo concentrado y en el tremebundo distanciamiento de la Eucaristía. Para salvarse es preciso que la humanidad dé marcha atrás en su elección de un camino ficticio.

Hay que aclarar los ojos, vidriados por la soberbia, para fijarlos en ese rincón tan cercano -¡y tan lejos, Dios mío!- donde campea la Espiga Eterna de la Paz, Cristo Eucaristía, única meta capaz de saciar por toda una eternidad la sed y el hambre del mundo. Lo dijo Él con su verbo: “Yo soy el pan de la vida; quien viene a mi no sentirá hambre y quien cree en mí no sentirá sed jamás”.

Hay, pues, que rendir los corazones con la actitud y la súplica del poeta: “Como ciervos sedientos que van hacia la fuente, vamos hacia tu encuentro sabiendo que vendrás”. Porque Cristo –y con Él la Paz- vendrá y se nos dará ineludiblemente. Está ya ahí, a sólo un paso de la declinación humilde de nuestro egoísmo, en la encrucijada de nuestra sed y nuestra hambre, salvando la infinita distancia de un Dios todopoderoso y justo, bajo los humildes ropajes de un Dios escondido.

Sí. Estás ya ahí, Señor, con la paz inédita, el gozo latente, la felicidad a punto, eternizando en la Eucaristía ese tu gesto secular de amor crucificado para que, por tu "tomad y comed… tomad y bebed”, sea posible la purificación y divinización de nuestra pobre existencia.

¿Para cuándo, Jesús nuestro, para cuándo esa gotita ínfima –primicias del gran retorno- de nuestro yo en el océano sin límites de tu poderío?



10 de junio de 2012

Corpus Christi: meditación sobre el Adorote Devote V


Præsta meæ menti de te vivere, et te illi semper dulce sapere

Vivir de Cristo

«La carne de Cristo, en virtud de su unión con el Verbo, es vivificante» . San Lucas escribe: «Toda la multitud intentaba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6, 19). También el Pan eucarístico es no sólo pan vivo, sino vivificante, que da la vida divina en Cristo. Al recibirlo, cada uno puede decir con San Pablo: «Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Gal 2, 20).

Præsta meæ menti de te vivere... Esta estrofa nos invita a que todo en nosotros se alimente de vivir siempre de Cristo, a asumir una conducta completamente fiel a su amor, a gustar perseverantemente de sus dulzuras: que nuestro gozo y nuestro "gusto" estén en Cristo, que vayamos a Él «como el hierro atraído por la fuerza del imán» .

Este deseo sincero, esta petición, ayuda poderosamente a anhelar y a cuidar la unidad de vida; con otras palabras: no tener más que un Señor en el alma (cfr. Mt 6, 24); no buscar más que una cosa (cfr. Lc 10, 42), y someterse totalmente a un solo Amor, que es Él; no querer sino lo que quiere Dios, y acoger lo demás porque Dios lo quiere y en el modo y medida que Él lo dispone; estar tan identificado con Cristo, que el cumplimiento de su Voluntad se revele en la criatura como característica esencial de la propia personalidad. Significa poseer «los mismos sentimientos de Cristo Jesús» (Flp 2, 5); y, para lograrlo, pidámoselo a Él, como San Josemaría: «Que yo vea con tus ojos, Cristo mío, Jesús de mi alma» .

Los cristianos no hemos de olvidar que, con el Señor, omnia sancta, todo es santo; sin Él, mundana omnia, todo es mundano. No nos dejemos engañar por la falta de amor, que se oculta tras una apariencia de naturalidad, para no arrostrar con decisión —por amor— las consecuencias de la fidelidad a Cristo. Nuestra relación con Dios sólo puede construirse sobre el único modelo que es Cristo; y debemos ver con claridad que la relación de Jesús con su Padre brilla por su total unidad: «Yo y el Padre somos uno» (Jn 10, 30).

9 de junio de 2012

Corpus Christi: meditación sobre el Adorote Devote IV


Ambo tamen credens atque confitens, peto quod petivit latro pœnitens

Al ritmo de la contrición

Volvamos a la escena del Calvario, para escuchar la petición del buen ladrón, que tanto removía a San Josemaría cuando meditaba el Adoro te devote. «He repetido muchas veces aquel verso del himno eucarístico: "Peto quod petivit latro pœnitens", y siempre me conmuevo: ¡pedir como el ladrón arrepentido!

»Reconoció que él sí merecía aquel castigo atroz... Y con una palabra robó el corazón a Cristo y se "abrió" las puertas del Cielo» .

Especialmente en los últimos años, ante las dificultades de la Iglesia, nuestro Padre se acogía con toda su alma a la misericordia divina, pidiendo esta comprensión, este amor de Dios para sí y para todos. No exhibía méritos, que pensaba no tener; «todo lo ha hecho el Señor», aseguraba convencido. No se apelaba a motivos de justicia para conseguir del Señor la ayuda en la tribulación y en la prueba; buscaba el refugio de su compasión. Así, de la fe en Cristo pasaba a la contrición: a la conversión constante y alegre. Con esta lógica actuaba nuestro Padre, bien seguro de que cor contritum et humiliatum, Deus, non despicies (Sal 50 [51], 19), no desprecia Dios un corazón contrito y humillado.

Ahora, con su intercesión en el Cielo, hemos de asimilar ese ritmo de fe y dolor que constituye la señal inequívoca de auténtica vida interior. El trato eucarístico reforzará nuestra esperanza, nuestra confianza en la misericordia del Señor, de muchos modos; entre otros, ayudándonos a descubrir nuestras miserias para que las llevemos al pie de la Cruz y así, con la lucha contra los defectos, alcemos victoriosa la Cruz del Señor sobre nuestras vidas, sobre nuestras debilidades.

8 de junio de 2012

Corpus Christi: meditación sobre el Adorote Devote III


Credo quidquid dixit Dei Filius; nil hoc verbo veritatis verius

Palabras de vida

Nuestra fe se funda en las palabras mismas del Señor, que la Iglesia ha entendido siempre como son, es decir, en sentido plenamente real. Después de haber multiplicado los panes y los peces, el Señor declaró: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come este pan vivirá eternamente; y el pan que Yo daré es mi carne para la vida del mundo» (Jn 6, 51). No hablaba en términos figurados; si hubiera sido así, al comprobar que muchos —incluidos algunos discípulos— se escandalizaban ante esos vocablos, los habría explicado de otro modo. Pero no lo hizo; al contrario, reafirmó con fuerza: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y Yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida» (Jn 6, 54-55). Para que no pensaran que iba a ofrecérseles como alimento de forma material y sensible, añadió: «El Espíritu es el que da la vida, la carne no sirve de nada; las palabras que os he hablado son espíritu y son vida» (Jn 6, 63).

Son palabras del Verbum spirans amorem: palabras de amor, que llevan al amor, porque revelan el Amor de Dios a la humanidad, que anuncian la Buena Nueva: «La Trinidad se ha enamorado del hombre» . ¿Cómo no van a importarle nuestras cosas? ¿Cómo no intervendrá en nuestro favor cuando sea necesario? «Dice Sión: "Yahveh me ha abandonado, el Señor me ha olvidado". ¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella pudiera olvidarle, yo no te olvidaré» (Is 49, 14-15). Este interés, este cuidado de Dios por cada uno de nosotros, con la encarnación del Verbo nos llega a través de su Corazón humano. «Conmueven a Jesús el hambre y el dolor, pero sobre todo le conmueve la ignorancia. "Vio Jesús la muchedumbre que le aguardaba, y enterneciéronsele con tal vista las entrañas, porque andaban como ovejas sin pastor, y así se puso a instruirlos sobre muchas cosas" (Mc 6, 34)» .

7 de junio de 2012

Corpus Christi: meditación sobre el Adorote Devote II




Tibi se cor meum totum subiicit, quia, te contemplans, totum deficit

Pasmarse ante el misterio de amor

Ante la entrega de Jesucristo en la Eucaristía, cuántas veces repetía nuestro Padre: «se quedó para ti»; «se humilló hasta esos extremos por amor a ti» . Al contemplar tanto amor, el corazón creyente queda como fulminado, lleno de admiración, y desea corresponder a su vez dándose del todo al Señor. «Yo me pasmo ante este misterio de Amor» . Cultivemos este sentimiento, esta disposición de la inteligencia y de la voluntad, para no acostumbrarnos y para mantener siempre el ánimo sencillo del niño que se maravilla ante los regalos que su padre le prepara. Expresemos también con hondo agradecimiento: «Gracias, Jesús, gracias por haberte rebajado tanto, hasta saciar todas las necesidades de nuestro pobre corazón» . Y, como consecuencia lógica, rompamos a cantar, alabando a nuestro Padre Dios, que ha querido alimentar a sus hijos con el Cuerpo y la Sangre de su Hijo; perseverando en esa alabanza porque siempre resultará corta .

Jesús se ha quedado en la Eucaristía para remediar nuestra flaqueza, nuestras dudas, nuestros miedos, nuestras angustias; para curar nuestra soledad, nuestras perplejidades, nuestros desánimos; para acompañarnos en el camino; para sostenernos en la lucha. Sobre todo, para enseñarnos a amar, para atraernos a su Amor. «Cuando contempléis la Sagrada Hostia expuesta en la custodia sobre el altar, mirad qué amor, qué ternura la de Cristo. Yo me lo explico, por el amor que os tengo; si pudiera estar lejos trabajando, y a la vez junto a cada uno de vosotros, ¡con qué gusto lo haría!»

»Cristo, en cambio, ¡sí puede! Y Él, que nos ama con un amor infinitamente superior al que puedan albergar todos los corazones de la tierra, se ha quedado para que podamos unirnos siempre a su Humanidad Santísima, y para ayudarnos, para consolarnos, para fortalecernos, para que seamos fieles» .

«No son mis pensamientos como vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos —oráculo de Yahveh—. Pues cuanto superan los cielos a la tierra, así superan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros» (Is 55, 8-9). La lógica eucarística sobrepasa toda lógica humana, no sólo debido a que la presencia de Cristo bajo las especies sacramentales es un misterio que nunca podremos comprender plenamente con nuestra inteligencia; sino también porque la donación de Cristo en la Eucaristía desborda completamente la pequeñez del corazón humano, la de todos los corazones humanos juntos. A la capacidad de nuestra mente, tanta generosidad le puede parecer inexplicable, porque se halla muy distante de los egoísmos grandes o pequeños que tantas veces nos acechan.

«El más grande loco que ha habido y habrá es Él. ¿Cabe mayor locura que entregarse como Él se entrega, y a quienes se entrega?

»Porque locura hubiera sido quedarse hecho un Niño indefenso; pero, entonces, aun muchos malvados se enternecerían, sin atreverse a maltratarle. Le pareció poco: quiso anonadarse más y darse más. Y se hizo comida, se hizo Pan.

»—¡Divino Loco! ¿Cómo te tratan los hombres?... ¿Yo mismo?» .

Es necesario agrandar el corazón para acercarse a Jesús sacramentado. Ciertamente, se precisa la fe; pero se requiere además, para ser alma de Eucaristía, "saber querer", "saber darse a los demás", imitando —dentro de nuestra poquedad— la entrega de Cristo a todos y a cada uno. Con su experiencia personal, San Josemaría ha podido confiarnos: «La frecuencia con que visitamos al Señor está en función de dos factores: fe y corazón; ver la verdad y amarla» .

6 de junio de 2012

Corpus Christi: meditación sobre el Adorote Devote




Adoro te devote, latens deitas, quæ sub his figuris vere latitas

Tanto amó Dios al mundo

Comenzamos con un acto personal de rendida adoración a la Eucaristía, al mismo Cristo, pues en este Santísimo Sacramento «están contenidos verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero» . Jesús se halla presente, pero no se le ve: está oculto bajo las especies de pan y de vino . «Está escondido en el Pan ... por amor a ti» .

El amor que manifiesta a las criaturas es la causa de que se haya quedado entre nosotros, en este mundo, bajo el velo eucarístico. «Desde pequeño he comprendido perfectamente el porqué de la Eucaristía: es un sentimiento que todos tenemos; querer quedarnos para siempre con quien amamos» . Nuestro Padre, considerando el misterio del amor de Cristo que pone sus delicias en estar entre los hijos de los hombres (cfr. Prv 8, 31), que no consiente en dejarnos huérfanos (cfr. Jn 14, 18), que ha decidido permanecer con nosotros hasta la consumación de los siglos (cfr. Mt 28, 20), ilustraba el motivo de la institución de este Sacramento con la imagen de las personas que se tienen que separar. «Desearían estar siempre juntas, pero el deber —el que sea— les obliga a alejarse»; y al no estar en condiciones de conseguirlo, «se cambian un recuerdo, quizá una fotografía», pero «no logran hacer más porque el poder de las criaturas no llega tan lejos como su querer». Jesús, Dios y Hombre, supera esos límites por amor nuestro. «Lo que nosotros no podemos, lo puede el Señor». Él «no deja un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo» : el que nació de María en Belén; el que trabajó en Nazaret y recorrió Galilea y Judea y murió crucificado en el Gólgota; el que resucitó gloriosamente al tercer día y se apareció a sus discípulos repetidas veces .

La fe cristiana ha confesado siempre esta identidad, también para rechazar las nostalgias de quienes excusaban su escaso espíritu cristiano, alegando que no veían al Señor como los primeros discípulos; o de quienes argumentaban que se comportarían de otro modo si pudieran tratarlo físicamente. «Cuántos dicen ahora: "¡Quisiera ver su forma, su figura, sus vestidos, su calzado!" Pues he ahí que a Él ves, a Él tocas, a Él comes. Tú deseas ver sus vestidos; pero Él se te da a sí mismo, no sólo para que lo veas, sino para que lo toques y lo comas, y le recibas dentro de ti. Nadie, pues, se acerque con desconfianza, nadie con tibieza: todos encendidos, todos fervorosos y vigilantes» .

5 de junio de 2012

Bendedicto XVI y el Corpus Christi

Admiremos la devoción del Papa Benedicto XVI en la celebración de  la Misa de Corpus Christi 2011 en su catedral, la basílica romana de San Juan de Letrán



4 de junio de 2012

Hora santa: preparando Corpus Christi


Amor hasta la consumación.

El más grande secreto de amor que Cristo nos ha regalado es la Eucaristía. Es Jesús el que tenés en frente a vos en este momento. El mismo que una noche como esta:

«Antes de la celebración de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1).

Juan introduce con este versículo no sólo el lavatorio de los pies sino también la Eucaristía. En la imagen del lavatorio, Juan expresa lo que Jesús le ha dejado grabado en lo más profundo y lo que quería volver a comunicar a los discípulos en la última cena. La encarnación del Hijo de Dios es para Juan una expresión del amor de Dios «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único hijo»(Jn 3,16). Las culpas de los hombres les han hecho incapaces de amar. Se han replegado en sí mismos. Entonces aparece Jesús para, por medio de su amor, devolver a la gente su capacidad de amar, y así curó enfermos, se inclinó amorosamente hacia donde estaban las llagas que nos escondemos a nosotros mismos y a los demás. Esto se ve con toda claridad en el lavatorio de los pies, cuando Jesús se arrodilla para tocarnos donde está nuestra peor herida y así curarnos los pies que se han ensuciado con el polvo de la tierra y se han vuelto feos, sucios, heridos por las espinas y los trozos de vidrio que hay en el camino. Los antiguos decían de Aquiles que era vulnerable en el talón. La herida más grande que nos tortura es la de la muerte y la soledad que surge con toda su fuerza por ella. Jesús se inclina hacia ella en su crucifixión, para tocarnos esa herida con su amor y curarnos. Jesús muere diciendo las mismas palabras con las que Juan describe su amor en el lavatorio de los pies. Jesús nos ama hasta el extremo. Antes de expirar dice: Todo está consumado, terminado.

3 de junio de 2012

Domingo de la Trinidad: un misterio cercano




Gracias a la Eucaristía la Trinidad es un misterio cercano porque nos permite sentarnos a la mesa con Dios. La Trinidad así se convierte en un misterio cercano que nos acompaña a lo largo de toda la vida.

La vida cristiana se desarrolla totalmente en el signo y en presencia de la Trinidad. En la aurora de la vida, fuimos bautizados «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» y al final, junto a nuestra cabecera, se recitarán las palabras: «Marcha, oh alma Cristiana de este mundo, en el Nombre de Dios, el Padre omnipotente que te ha creado, en el nombre de Jesucristo que te ha redimido, y en el nombre del Espíritu Santo que te santifica».

2 de junio de 2012

Oración de Santo Tomás de Aquino




Oración para la acción de gracias después de la Comunión eucarística

Gracias de doy, Padre todopoderoso, Dios eterno, porque a mí, pecador, indigno siervo tuyo, sin mérito alguno de mi parte, sino por pura concesión de tu misericordia, te has dignado alimentarme con el precioso Cuerpo y Sangre de tu Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo.

Te pido que esta Sagrada Comunión no me sea ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón;
× sea armadura de mi fe,
× escudo de mi voluntad,
× muerte de todos mis vicios,
× exterminio de todos mis carnales apetitos,
× y aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad,
× y de todas las virtudes:
× sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu,
× firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo, único y verdadero Dios,
× y sello de mi muerte dichosa.

Te ruego que tengas a bien llevar a este pecador a aquel banquete inefable, donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta.  Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.



1 de junio de 2012

Sagrado Corazón de Jesús




El Corazón de Jesús palpita en la Eucaristía

El Corazón de Cristo es símbolo de la fe cristiana

El Corazón de Jesús, síntesis de la Encarnación y de la Redención

El Sagrado Corazón, manantial de bondad y de verdad

El Corazón de Jesús, expresión de la buena nueva del amor

El Sagrado Corazón, palpitación de una presencia en que se puede confiar