11 de junio de 2012

La Eucaristía y el testimonio de un laico




Del diario del Beato Manuel Lozano Garrido (1920-1971) periodista y escritor español. Miembro de la Acción católica, beatificado el 12 de junio de 2010:

Los males del siglo radican esencialmente en un egoísmo concentrado y en el tremebundo distanciamiento de la Eucaristía. Para salvarse es preciso que la humanidad dé marcha atrás en su elección de un camino ficticio.

Hay que aclarar los ojos, vidriados por la soberbia, para fijarlos en ese rincón tan cercano -¡y tan lejos, Dios mío!- donde campea la Espiga Eterna de la Paz, Cristo Eucaristía, única meta capaz de saciar por toda una eternidad la sed y el hambre del mundo. Lo dijo Él con su verbo: “Yo soy el pan de la vida; quien viene a mi no sentirá hambre y quien cree en mí no sentirá sed jamás”.

Hay, pues, que rendir los corazones con la actitud y la súplica del poeta: “Como ciervos sedientos que van hacia la fuente, vamos hacia tu encuentro sabiendo que vendrás”. Porque Cristo –y con Él la Paz- vendrá y se nos dará ineludiblemente. Está ya ahí, a sólo un paso de la declinación humilde de nuestro egoísmo, en la encrucijada de nuestra sed y nuestra hambre, salvando la infinita distancia de un Dios todopoderoso y justo, bajo los humildes ropajes de un Dios escondido.

Sí. Estás ya ahí, Señor, con la paz inédita, el gozo latente, la felicidad a punto, eternizando en la Eucaristía ese tu gesto secular de amor crucificado para que, por tu "tomad y comed… tomad y bebed”, sea posible la purificación y divinización de nuestra pobre existencia.

¿Para cuándo, Jesús nuestro, para cuándo esa gotita ínfima –primicias del gran retorno- de nuestro yo en el océano sin límites de tu poderío?



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