3 de septiembre de 2012

La Eucaristía, síntesis suprema

Del libro “Filosofía de la Eucaristía”,

de Don Juan Vázquez de Mella, escrito pocos meses antes de morir.

La Eucaristía es la síntesis suprema en que parece que Dios ha querido condensar, sin confundirlos, lo ideal y lo real, lo natural y lo sobrenatural.

Explica y esclarece las ideas de ser, substancia, esencia, naturaleza, causa, relaciones entre lo finito y lo infinito, y abarca, por lo tanto, la metafísica, la psicología y la teodicea.

Toda la teología está compendiada en ella, porque todos los misterios son sus precedentes y sus premisas. Supone la Encarnación que prolonga, como la Encarnación suponer la Creación y ésta la Trinidad con la producción ad intra.

Es el compendio de todos los milagros, en el más amplio sentido de combinación de substancia y accidentes, de supresión, como en la resta, de la extensión externa, de adición, como en las perfecciones del Cuerpo glorioso; pues, aunque no sean visibles a los sentidos, los señalan la fe y la razón de las esencias.

Es el resumen de todas las relaciones, la separación de accidentes y la conversión de substancias con Dios creador, la presencia real y la multiplicación con Dios encarnado y las que la razón presiente, pero no alcanza, de la esencia desconocida de la materia con la Omnipotencia divina.

Por ser el sacramento rey, es la fuente principal de la gracia y de la acción de Dios sobre las almas; y como es el sacrificio supremo, es la esencia del culto y la Jerarquía y, por lo tanto, de la Iglesia.

Si la pudiéramos ver sin velos, veríamos toda la ciencia, la esencia del universo en la divina, y se habrían acabado los secretos y los arcanos que atormentan al entendimiento humano, y satisfecha la sed de saber, lo sería también la de amar, que es tan grande que sólo Dios puede aplacarla con el agua viva que anunció a la Samaritana.

Ese compendio de lo finito y lo infinito, multiplicado por el amor y dado como alimento a los hombres, excede de tal manera a todas sus concepciones, excede de tal manera a todas sus concepciones, que basta contemplarle para que nos fascine la contemplación de lo divino.

(D. Juan Vázquez de Mella (1861 -1928), periodista, filósofo, y diputado español)

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