1. Canta,
oh Sion, con voz solemne
al
que a redimirte viene,
a
tu Rey, y a tu Pastor,
2.
Alaba cuanto se puede,
que
a toda alabanza excede,
toda
es poca en su loor.
3.
De alabanza sin medida,
el
pan vivo y que da vida,
alto
objeto es hoy doquier.
4.
Que al colegio de los Doce,
nuestra
Iglesia reconoce,
dado
en la cena postrer.
5.
Al cantar lleno y sonoro,
con
transporte, con decoro,
acompañe
el corazón.
6.
Pues la fiesta hoy se repite,
que
recuerda del convite,
la
primera institución.
7.
Nueva Pascua es la ley nueva,
el
Rey nuevo al mundo lleva,
y
a la antigua pone fin.
8.
Luz sucede a noche oscura,
la
verdad a la figura,
el
nuevo al viejo festín.
9.
Lo que practicó en la cena,
repetirlo
Cristo ordena,
en
memoria de su amor.
10.
Y en holocausto divino
consagramos
pan y vino,
al
ejemplo del Señor.
11.
Siendo dogma, el fiel no duda
que
en sangre el vino se muda
y
la hostia en carne divina.
12.
Lo que ni ves ni comprendes
con
fe valiente defiendes
por
ser preternatural.
13.
Bajo especies diferentes
sólo
signos y accidentes,
gran
portento oculto está.
14.
Sangre, el vino es, del Cordero;
carne
el pan; mas Cristo entero
bajo
cada especie está.
15.
No en pedazos dividido,
ni
incompleto, ni partido,
sino
entero se nos da.
16.
Uno o mil su cuerpo tomen,
todos
entero lo comen,
ni
comido pierde el ser.
17.
Recíbelo el malo, el bueno:
Para
éste es de vida lleno,
para
aquél manjar mortal.
18.
Vida al bueno, muerte al malo,
da
este manjar regalado.
¡Oh
qué efecto desigual!
19.
Dividido el Sacramento,
no
vaciles un momento,
que
encerrado en el fragmento
como
en el total está.
20.
En la cosa no hay fractura,
la
hay tan sólo en la figura,
ni
en su estado ni estatura
detrimento
al cuerpo da.
21.
¡Pan del Ángel, pan divino,
nutre
al hombre peregrino;
pan
de hijos, don tan fino,
no
a los perros se ha de echar!
22.
Por figuras anunciado,
en
Isaac es inmolado,
maná
del cielo bajado,
Cordero
sobre el altar,
23.
¡Buen pastor, Jesús clemente!
tu
manjar de gracia fuente,
nos
proteja y apaciente,
y
en la alta región viviente,
haznos
ver tu gloria, ¡oh Dios!
24.
Tú, que lo sabes y puedes,
y
que al mortal lo sostienes;
por
comensales perennes,
al
festín de eternos bienes
con
tus Santos, llámanos.
¡Amén
–Aleluya!
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