23 de julio de 2010

"herramientas"

Muchas veces nos preguntamos que es lo que necesitamos para estar bien, para ser felices...

Escuchaste alguna vez la frase "mens sana in corpore sano"? (mente sana en cuerpo sano). Cuidar mente y cuerpo...
Sabemos lo importante que es:

dormir bien
comer bien
hacer algo de deporte


 ahora te pregunto algo...



te preguntaste lo necesario que es cuidar, alimentar y cultivar tu alma, tu espíritu?
dejás entrar a Dios en tu corazón, en tu interior?
El es el Camino, la Verdad, la Vida...
El es la Fuente de la verdadera Felicidad, esa que todos buscamos de tantas formas distintas, pero que sólo El nos la puede dar al 100%...


Para estar con El contamos con muuuuuuchas "herramientas", te voy a nombrar algunas:

-La oración con el corazón
-El rezo del rosario
-El ayuno
-La lectura de Su Palabra (la Biblia)
-La confesión
-La Eucaristía
-...

Quiero detenerme en la última...



A veces queremos estar con Jesús, recibirlo en la Eucaristía, pero por alguna razón no podemos (si estamos enfermos; si estamos en un lugar en que faltan sacerdotes que celebren la misa; si estamos divorciados y vueltos a casar y no podemos comulgar sacramentalmente;...) al visitar al Santísimo, o en cualquier momento en que desees ardientemente recibir a Jesús, se le puede recibir espiritualmente, demostrándole a Jesús el deseo sincero de estar con Él.
Esto es lo que llamamos la comunión espiritual, que se puede hacer tan seguido como querramos. Esto trae gran provecho a nuestras almas.




Algunos ejemplos:

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, veni al menos espiritualmente a mi corazón.

(Pausa en silencio para adoración)

Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Vos.
No permitás, Señor, que jamás me separe de Vos. Amén.

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Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.

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Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento: Te amo y deseo. Veni a mi corazón. Te abrazo; no te apartes nunca de mí.





Cuánto le agrada a Dios esta Comunión espiritual, y cuántas las gracias que por ella
se nos conceden, lo manifestó el Señor a su sierva Sor Paula Maresca, fundadora del
Monasterio de Santa Catalina de Siena, en Nápoles, mostrándole (como en su vida se refiere) dos vasos preciosos, uno de oro y el otro de plata; y diciéndole que en el de oro conservaba sus comuniones sacramentales, y en el de plata las espirituales.

A la beata Juana de la Cruz le dijo que cada vez que comulgaba espiritualmente, recibía la misma gracia que si hubiese realmente comulgado. Baste sobre todo saber que el Sacro Concilio de Trento alaba mucho la Comunión espiritual, y exhorta a los fieles a practicarla.

La beata Águeda de la Cruz lo hacía doscientas veces al día. Y el Padre Pedro Fabro, primer compañero de San Ignacio, decía que para hacer bien la Comunión sacramental, ayuda sobremanera el comulgar espiritualmente.

El que quiera crecer en el amor a Jesús, que practique la Comunión espiritual, aunque sea una vez en cada Visita al Santísimo Sacramento, y en cada Misa aunque sea una vez; aunque mejor sería repetirla tres veces, o sea, al principio de la Misa, al medio y al final. Esta devoción es mucho más provechosa de lo que algunos piensan, y al mismo tiempo facilísima. Decía la mencionada beata Juana de la Cruz, que la Comunión
espiritual se puede hacer sin que nadie lo note, sin necesidad de ayuno o de permiso del director, y a la hora que nos plazca: con hacer un acto de amor, está hecha.


Texto extraído de "Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima" por San Alfonso María de Ligorio







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