15 de octubre de 2011

Santa Teresa de Jesús y la importancia de la Eucaristía


Santa Teresa de Jesús, fundadora de tantos conventos carmelitas, tenía la firme convicción de que una nueva casa religiosa sólo quedaba erigida y fundada, cuando se celebraba en ella la primera Misa, y quedaba reservado en la capilla el Santísimo Sacramento.
Tal convicción se debía a la idea que ella tenía de la centralidad del Sacramento de la Eucaristía en la buena marcha de la casa religiosa y de la vida fraterna en comunidad. El centro de la vida de la Iglesia es la Eucaristía. En torno a esa convicción vive su drama de fundadora con episodios emocionantes, como se puede ver en la fundación de Medina del Campo (cfr. Fundaciones, capítulo 3). Esta fundación es del año 1567.
Episodios parecidos a los de Medina del Campo se repetirán prácticamente en cada fundación: Toledo, Segovia... Hasta la fundación de Burgos, la más penosa de todas, sin duda. El Arzobispo de la ciudad de Burgos no consiente que la casa de Dª Catalina, (en la que reside la pequeña comunidad que acompaña a la Santa Madre fundadora), rehabilite su antigua capilla para celebrar la Misa cada día. Por ello tendrán que madrugar cada mañana, atravesar la plaza de Huerto del Rey, subir una de las escalinatas de la iglesia de San Gil, y asistir a la primera Misa que se celebraba en la ciudad en la capilla de Nuestra Señora de la Buena Mañana, para regresar de nuevo, en silencio y a oscuras todavía, a la casa de Dª Catalina. La misma Teresa de Jesús, al hacer balance de su tarea de fundadora, percibe dicho quehacer, ante todo como implantación de la Eucaristía en un templo más, o como colaboración a la difusión de la presencia eucarística del Señor en medio de los hombres: "porque para mí es grandísimo consuelo ver una Iglesia más adonde haya Santísimo Sacramento" (Fundaciones, capítulo 3,10).

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