11 de abril de 2014

A la medida de Cristo


 
Uno es cristiano
en la medida en que vive realmente
del sacrificio eucarístico.
El que celebra la Misa - no la oye -
la celebra:
esto es ofrecer el sacrificio de Cristo total,
del Cristo místico,
el de Jesús y el suyo...
 
Hay una enorme cobardía
para tomar responsabilidades,
para aceptar ataduras,
un horror al esfuerzo
que significa la vida moral,
todo significa excesivo.
En estas condiciones,
claro está que el cristianismo
parece algo que escandaliza...

y viene ese buscar componendas
entre el cristianismo
y la comodidad de vivir.
Ese perpetuo escándalo que presencia
de una doctrina de abnegación
y de generosidad hasta el heroísmo
cubriendo tanto egoísmo
y tanta sensualidad...
 
Pero el cristianismo auténtico no es eso:
es la religión de los hermanos
que se sienten responsables
de la salvación de los hermanos;
 es el amor de Cristo por los demás
que nos lleva a buscar de todos los bienes,
sobre todo el gran bien de la fe;
es la responsabilidad
de una vida consciente
de la parábola de los talentos
que impone a cada uno trabajar
en la medida que cada uno ha recibido.
 
San Alberto Hurtado

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