16 de agosto de 2014

La dimensión sagrada de la Eucaristía: la razón de las crisis en la Iglesia son debidas a las "heridas eucarísticas"


Nosotros, Obispos y Sacerdotes, no sólo somos testigos de profundos cambios, sino actores comprometidos en esos procesos de transformación que  afectan a diferentes ambientes de nuestra Iglesia. Y, como sucedió muchas veces a través de tantas épocas y lugares, también la crisis actual de la Iglesia radica principalmente en la herida Eucarística, en la irreverencia y falta de cuidado en el trato con Jesús Eucaristía.
En el mundo se sufre una profunda desacralización. En el Paraguay esto tiene forma  de Teología de la Liberación, pero sus devastadoras ideas tuvieron origen en aceptaciones anteriores. Ideas y percepciones que lograron alterar el paradigma original de la relación del hombre con Dios, que era de filial correspondencia. Pretendida sustitución de lo sobrenatural por lo natural, de la Verdad que nos hace libres por una falsa liberación socioeconómica, como si esta pudiera hacerse efectiva sin sacudir previamente la esclavitud del pecado. Una hecatombe que desnudó los altares de Europa, desplazando a Dios y erigiendo al hombre como falso creador de un mundo cada vez más enfrentado a las cosas sagradas.

Ahora, después de años de constantes insinuaciones, la crisis (los problemas) en la Iglesia se hacen más visibles. Una crisis (problemas) que no podrán resolverse a través de un consenso generalizado sobre un cúmulo de ideas, nacidas justamente en un ámbito de creciente pérdida de respeto a lo más sagrado, a la Eucaristía. Por eso es necesario volver a uno de los conceptos fundamentales de este Sacramento,  definido por el Concilio Vaticano II como “…signo de unidad…” (SC.47).
El Catecismo nos recuerda que la “comunión de vida divina y la unidad del Pueblo de Dios, sobre los que la propia Iglesia subsiste, se significan adecuadamente y se realizan de manera admirable en la Eucaristía” (1325). La comunión se encuentra en este Sacramento y no en frágiles acuerdos sobre ideas.
La comunión en la Iglesia debe ser buscada y hallada en este excelso “signo de unidad”, en la Eucaristía. Sin embargo, hemos recorrido el camino inverso, cometiendo graves agravios, “heridas eucarísticas”.

+ Rogelio Livieres

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