20 de mayo de 2015

Vigilia de Pentecostés: Jesús envía Tu Espíritu Santo


 Exposición del Santísimo Sacramento

1 - Te adoramos Jesús porque fuiste concebido por la fuerza del Espíritu Santo.
Jesús, te amo, por el Amor del Espíritu Santo.
Jesús, creo en Ti por el Espíritu Santo.

Cantamos el Veni Creator Spiritus:



Veni Creator Spiritus,
Mentes tuorum visita,
Imple superna gratia,
Quae tu creasti, pectora.
Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
Fons vivus, ignis, caritas,
Et spiritalis unctio.
Tu septiformis munere,
Digitus Paternae dexterae,
Tu rite promissum Patris,
Sermone ditans guttura.
Accende lumen sensibus,
Infunde amorem cordibus,
Infirma nostri corporis,
Virtute firmans perpeti.
Hostem repellas longius,
Pacemque dones protinus;
Ductore sic te praevio,
Vitemus omne noxium.
Per te sciamus da Patrem
Noscamus atque Filium;
Teque utriusque Spiritum
Credamus omni tempore.
Deo Patri sit gloria,
Et Filio, qui a mortuis
Surrexit, ac Paraclito
In saecula saeculorum.
Amen.



2 - Jesús, Te adoro con María, tu Madre, quien te concibió por el Espíritu Santo y así es la esposa del mismo Espíritu.
Gracias a Ti, María, porque oras conmigo para que Jesús me llene del Espíritu Santo.
Jesús, Te adoro junto con María, la esposa del Espíritu Santo. (Repite esta invocación calladamente en tu interior)

 3 - Jesús, Tú fuiste lleno del Espíritu Santo y El obró durante toda tu vida terrena.
Nada realizaste sin el Espíritu, el cual es el vínculo en el amor con el Padre.
Exhortaste a tus discípulos para que no se dejen llevar por las inspiraciones del espíritu de este mundo, ni por el espíritu del pecado. Por eso, ahora Jesús, te ruego me liberes del espíritu de este mundo, el cual lucha contra el espíritu que obró en Ti y al que me prometiste. Ahora te ruego en Tú Espíritu:
- Jesús libérame del Espíritu de este mundo para que él no gobierne mi corazón.
(Repite esta invocación calladamente en tu interior )

4 - Jesús, tu Espíritu es espíritu de humildad, el Espíritu de apertura a la voluntad del
Padre y es el Espíritu dispuesto a cumplir en cada instante la voluntad del Padre.
En el mundo y en mi corazón muchas veces domina el espíritu de soberbia, el cual te expulsa fuera de mi vida. Es aquel mismo espíritu el que se apoderó del corazón y del alma de nuestros primeros padres y a muchos corazones los dominó para que se rebelaran contra la voluntad del Padre. Hoy renuncio al espíritu de soberbia y de todas las consecuencias en mi vida y en las relaciones con los hombres y contigo. Yo deseo que me liberes del espíritu de soberbia, el que indujo a caer en el pecado a los primeros hombres y deseo que se apodere de mi tu Espíritu, con el que aceptaste la voluntad del Padre. Haz que se prenda de mi aquel mismo espíritu, el Espíritu de humildad, al cual María, tu Madre, le abrió su corazón.
- Jesús, libérame del espíritu de soberbia y de todas sus perversas seducciones.
(Repite esta invocación calladamente en tu interior )

5- Jesús, el Espíritu que prometiste a los tuyos es el Espíritu que te guió a Ti, es el Espíritu de moderación ante los bienes materiales. Tú quisiste que nos valiésemos de esos bienes para bien nuestro y de nuestro prójimo y no que estos se sirvan de nosotros y nos esclavicen. Tú sabes cuán fácilmente se apodera de mi el espíritu de codicia y entonces ansío los bienes materiales y con cuánta facilidad dejo de lado todos los demás valores y sigo al espíritu de codicia, el cual enceguece mi razón y mi corazón. Tú sabes cuán fácilmente el espíritu de codicia me hace avaro y de corazón duro hacia aquellos que necesitan de mi ayuda.
Hoy, frente a Ti, renuncio al espíritu de codicia y de todas sus consecuencias en mi vida, en mis relaciones con los demás hombres y contigo.
- Jesús, en tu nombre renuncio al espíritu de codicia y me decido por el Espíritu de generosidad y del amor misericordioso. (Repite esta invocación calladamente en tu interior)



6- Jesús, en Ti reinó el Espíritu de pureza. Tu llamaste bienaventurados a todos aquellos de corazón puro, porque serán capaces de mirar a Dios. Tú sabes, Jesús, con qué facilidad se apodera de mi el espíritu de impureza. Mi corazón, y mis sentimientos se vuelven impuros y soy incapaz de mirar el rostro de Dios. Hoy, frente a Ti, renuncio a todo espíritu de impureza y a todas las efectos que dejó en mi ese espíritu. Con un corazón puro me acepto a mi mismo y a todos los que rodean y a todo el mundo, con aquel mismo Espíritu de pureza y del alma con que respiraste Tú y con la cual respiraba el alma pura de María.
- Jesús, en tu nombre renuncio al espíritu de inmoralidad é impureza y me decido por el Espíritu de pureza. (Repite esta invocación calladamente en tu interior)

7- Jesús, tu corazón amó a todos y gozó con el bien de cada hombre. Por eso diste tu vida. Criticaste a aquellos que tenían el ojo envidioso y no se alegraban con el bien y el éxito del prójimo. Jesús fui envidioso, me abatí frente al éxito de otros y tuve sentimientos maliciosos ante las dificultades de otros.
Hoy, ante Ti, renuncio al espíritu de envidia y a todas sus derivaciones en mi relación con mi prójimo
Límpiame enteramente de todo, para que el Espíritu de pureza y el Espíritu de gozo nazcan en mi corazón.
Jesús renuncio al espíritu de envidia y celo y me decido por el Espíritu de amor y gozo.
(Esta invocación la repito interiormente)

8 -Jesús, durante tu vida terrena comiste, bebiste y viviste con tus amigos y participaste en las fiestas con gozo. Predicaste sobre el banquete anunciando así el Reino de Dios. A los hambrientos les diste pan y a los sedientos les ofreciste bebida.
Tú me invitas al Espíritu de templanza. Tú sabes que el espíritu de gula se apodera de mí en relación con la comida y bebida y así perturbó mi salud espiritual, corporal y anímica.
Hoy, frente a Ti, renuncio al espíritu de inmoderación y de todas sus consecuencias en mi vida y en mis relaciones con los demás hombres y los bienes materiales. Libera mi corazón para que no sea esclavo de la comida y bebida sino que mi espíritu guiado por tu Espíritu, sea siempre libre.
- Jesús, libérame del espíritu de inmoderación y dóname el Espíritu de templanza.
(Esta invocación la repito interiormente)

9- Jesús, Tú eres manso y humilde de corazón. Tú te enfadaste cuando encontraste desorden en el templo. Los mercaderes lo habían profanado. Tomaste el látigo y los echaste, volteaste las mesas de los mercaderes. Dijiste: “Enojensen, pero que el sol núnca amanezca sobre vuestro enojo”
Jesús reconozco que fácilmente sucumbo al espíritu de cólera, al espíritu de nerviosismo y enojo y así pierdo el control de mis palabras y de mi comportamiento.
Entonces derramo terribles ofensas en contra Tuyo y en contra de las personas cercanas. Jesús, renuncio al espíritu de enojo y abro mi corazón al Espíritu de mansedumbre y reconciliación.
- Jesús, líbrame del espíritu de ira y lléname del Espíritu de mansedumbre. (Esta invocación la repito interiormente)

10- Buen Jesús, Tú trabajaste e invitaste a tus discípulos para que trabajen hasta que sea de día.
En las parábolas premiaste a aquellos que habiendo recibido talentos supieron ganarse nuevos y reprendiste al siervo perezoso, el que no colaboro con los talentos recibidos.
Jesús, reconozco que fácilmente caigo en el espíritu de la pereza y no colaboro decididamente con la voluntad del Padre; abandono los talentos recibidos y por ellos no se multiplican.
Tú deseas cosechar abundantes gracias sobre mí. Jesús renuncio al espíritu de pereza y de toda inercia en la colaboración con la voluntad del Padre, renuncio a todas las consecuencias del espíritu de pereza en mí y a mi alrededor.
Jesús renuncio al espíritu de pereza y me decido por una colaboración diligente con la voluntad del Padre en relación al mundo.

Cantamos la Secuencia de Pentecostés:


Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huesped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.



Jesús bendíceme, a mi familia, a mi comunidad, a la Iglesia y a todo el mundo.

Sánanos para que podamos seguir la invitación del tu apóstol Pablo: “Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. Pero, si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley”

-Sánanos de las obras conocidas de la carne.

El apóstol nos enseña:

“Ellas son: la fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios”.
Jesús, sánanos y llénanos a todos con los dones del espíritu, como nos enseña el apóstol:” el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí.”(Gálata 5,16 22)

Jesús, bendícenos y guárdanos y cólmanos de tu Espíritu y otórganos sus dones. Tú que vives y reinas con el Padre, en el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Amen.

BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO


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