Exposición del Santísimo Sacramento
1 - Te adoramos Jesús
porque fuiste concebido por la fuerza del Espíritu Santo.
Jesús, te amo, por el
Amor del Espíritu Santo.
Jesús, creo en Ti por
el Espíritu Santo.
Cantamos el Veni
Creator Spiritus:
Veni
Creator Spiritus,
Mentes
tuorum visita,
Imple
superna gratia,
Quae
tu creasti, pectora.
Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
Fons
vivus, ignis, caritas,
Et
spiritalis unctio.
Tu
septiformis munere,
Digitus
Paternae dexterae,
Tu
rite promissum Patris,
Sermone
ditans guttura.
Accende
lumen sensibus,
Infunde
amorem cordibus,
Infirma
nostri corporis,
Virtute firmans perpeti.
Hostem repellas longius,
Pacemque
dones protinus;
Ductore
sic te praevio,
Vitemus
omne noxium.
Per
te sciamus da Patrem
Noscamus
atque Filium;
Teque
utriusque Spiritum
Credamus
omni tempore.
Deo
Patri sit gloria,
Et
Filio, qui a mortuis
Surrexit,
ac Paraclito
In
saecula saeculorum.
Amen.
2 - Jesús, Te adoro con
María, tu Madre, quien te concibió por el Espíritu Santo y así es la esposa del
mismo Espíritu.
Gracias a Ti, María,
porque oras conmigo para que Jesús me llene del Espíritu Santo.
Jesús, Te adoro junto
con María, la esposa del Espíritu Santo. (Repite esta invocación calladamente
en tu interior)
3 - Jesús, Tú fuiste lleno del Espíritu Santo
y El obró durante toda tu vida terrena.
Nada realizaste sin el
Espíritu, el cual es el vínculo en el amor con el Padre.
Exhortaste a tus
discípulos para que no se dejen llevar por las inspiraciones del espíritu de
este mundo, ni por el espíritu del pecado. Por eso, ahora Jesús, te ruego me
liberes del espíritu de este mundo, el cual lucha contra el espíritu que obró
en Ti y al que me prometiste. Ahora te ruego en Tú Espíritu:
- Jesús libérame del
Espíritu de este mundo para que él no gobierne mi corazón.
(Repite esta invocación
calladamente en tu interior )
4 - Jesús, tu Espíritu
es espíritu de humildad, el Espíritu de apertura a la voluntad del
Padre y es el Espíritu
dispuesto a cumplir en cada instante la voluntad del Padre.
En el mundo y en mi
corazón muchas veces domina el espíritu de soberbia, el cual te expulsa fuera
de mi vida. Es aquel mismo espíritu el que se apoderó del corazón y del alma de
nuestros primeros padres y a muchos corazones los dominó para que se rebelaran
contra la voluntad del Padre. Hoy renuncio al espíritu de soberbia y de todas las
consecuencias en mi vida y en las relaciones con los hombres y contigo. Yo
deseo que me liberes del espíritu de soberbia, el que indujo a caer en el
pecado a los primeros hombres y deseo que se apodere de mi tu Espíritu, con el
que aceptaste la voluntad del Padre. Haz que se prenda de mi aquel mismo
espíritu, el Espíritu de humildad, al cual María, tu Madre, le abrió su
corazón.
- Jesús, libérame del
espíritu de soberbia y de todas sus perversas seducciones.
(Repite esta invocación
calladamente en tu interior )
5- Jesús, el Espíritu
que prometiste a los tuyos es el Espíritu que te guió a Ti, es el Espíritu de moderación
ante los bienes materiales. Tú quisiste que nos valiésemos de esos bienes para
bien nuestro y de nuestro prójimo y no que estos se sirvan de nosotros y nos
esclavicen. Tú sabes cuán fácilmente se apodera de mi el espíritu de codicia y
entonces ansío los bienes materiales y con cuánta facilidad dejo de lado todos
los demás valores y sigo al espíritu de codicia, el cual enceguece mi razón y
mi corazón. Tú sabes cuán fácilmente el espíritu de codicia me hace avaro y de
corazón duro hacia aquellos que necesitan de mi ayuda.
Hoy, frente a Ti,
renuncio al espíritu de codicia y de todas sus consecuencias en mi vida, en mis
relaciones con los demás hombres y contigo.
- Jesús, en tu nombre
renuncio al espíritu de codicia y me decido por el Espíritu de generosidad y
del amor misericordioso. (Repite esta invocación calladamente en tu interior)
6- Jesús, en Ti reinó
el Espíritu de pureza. Tu llamaste bienaventurados a todos aquellos de corazón
puro, porque serán capaces de mirar a Dios. Tú sabes, Jesús, con qué facilidad
se apodera de mi el espíritu de impureza. Mi corazón, y mis sentimientos se
vuelven impuros y soy incapaz de mirar el rostro de Dios. Hoy, frente a Ti,
renuncio a todo espíritu de impureza y a todas las efectos que dejó en mi ese espíritu.
Con un corazón puro me acepto a mi mismo y a todos los que rodean y a todo el
mundo, con aquel mismo Espíritu de pureza y del alma con que respiraste Tú y con
la cual respiraba el alma pura de María.
- Jesús, en tu nombre
renuncio al espíritu de inmoralidad é impureza y me decido por el Espíritu de
pureza. (Repite esta invocación calladamente en tu interior)
7- Jesús, tu corazón
amó a todos y gozó con el bien de cada hombre. Por eso diste tu vida.
Criticaste a aquellos que tenían el ojo envidioso y no se alegraban con el bien
y el éxito del prójimo. Jesús fui envidioso, me abatí frente al éxito de otros
y tuve sentimientos maliciosos ante las dificultades de otros.
Hoy, ante Ti, renuncio
al espíritu de envidia y a todas sus derivaciones en mi relación con mi prójimo
Límpiame enteramente de
todo, para que el Espíritu de pureza y el Espíritu de gozo nazcan en mi
corazón.
Jesús renuncio al
espíritu de envidia y celo y me decido por el Espíritu de amor y gozo.
(Esta invocación la
repito interiormente)
8 -Jesús, durante tu
vida terrena comiste, bebiste y viviste con tus amigos y participaste en las
fiestas con gozo. Predicaste sobre el banquete anunciando así el Reino de Dios. A los
hambrientos les diste pan y a los sedientos les ofreciste bebida.
Tú me invitas al
Espíritu de templanza. Tú sabes que el espíritu de gula se apodera de mí en
relación con la comida y bebida y así perturbó mi salud espiritual, corporal y anímica.
Hoy, frente a Ti,
renuncio al espíritu de inmoderación y de todas sus consecuencias en mi vida y
en mis relaciones con los demás hombres y los bienes materiales. Libera mi corazón
para que no sea esclavo de la comida y bebida sino que mi espíritu guiado por
tu Espíritu, sea siempre libre.
- Jesús, libérame del
espíritu de inmoderación y dóname el Espíritu de templanza.
(Esta invocación la
repito interiormente)
9- Jesús, Tú eres manso
y humilde de corazón. Tú te enfadaste cuando encontraste desorden en el templo.
Los mercaderes lo habían profanado. Tomaste el látigo y los echaste, volteaste
las mesas de los mercaderes. Dijiste: “Enojensen, pero que el sol núnca
amanezca sobre vuestro enojo”
Jesús reconozco que
fácilmente sucumbo al espíritu de cólera, al espíritu de nerviosismo y enojo y
así pierdo el control de mis palabras y de mi comportamiento.
Entonces derramo
terribles ofensas en contra Tuyo y en contra de las personas cercanas. Jesús,
renuncio al espíritu de enojo y abro mi corazón al Espíritu de mansedumbre y
reconciliación.
- Jesús, líbrame del
espíritu de ira y lléname del Espíritu de mansedumbre. (Esta invocación la
repito interiormente)
10- Buen Jesús, Tú
trabajaste e invitaste a tus discípulos para que trabajen hasta que sea de día.
En las parábolas
premiaste a aquellos que habiendo recibido talentos supieron ganarse nuevos y
reprendiste al siervo perezoso, el que no colaboro con los talentos recibidos.
Jesús, reconozco que
fácilmente caigo en el espíritu de la pereza y no colaboro decididamente con la
voluntad del Padre; abandono los talentos recibidos y por ellos no se
multiplican.
Tú deseas cosechar
abundantes gracias sobre mí. Jesús renuncio al espíritu de pereza y de toda
inercia en la colaboración con la voluntad del Padre, renuncio a todas las
consecuencias del espíritu de pereza en mí y a mi alrededor.
Jesús renuncio al
espíritu de pereza y me decido por una colaboración diligente con la voluntad del
Padre en relación al mundo.
Cantamos la Secuencia
de Pentecostés:
Ven
Espíritu Divino,
manda
tu luz desde el cielo.
Padre
amoroso del pobre;
don,
en tus dones espléndido;
luz
que penetra las almas,
fuente
del mayor consuelo.
Ven,
dulce huesped del alma,
descanso
de nuestro esfuerzo,
tregua
en el duro trabajo,
brisa
en las horas de fuego,
gozo
que enjuga las lágrimas
y
reconforta en los duelos.
Entra
hasta el fondo del alma,
divina
luz, y enriquécenos.
Mira
el vacío del hombre
si
tú le faltas por dentro;
mira
el poder del pecado
cuando
no envías tu aliento.
Riega
la tierra en sequía,
sana
el corazón enfermo,
lava
las manchas,
infunde
calor de vida en el hielo,
doma
el espíritu indómito,
guía
al que tuerce el sendero.
Reparte
tus siete dones
según
la fe de tus siervos.
Por
tu bondad y tu gracia
dale
al esfuerzo su mérito;
salva
al que busca salvarse
y
danos tu gozo eterno. Amén.
Jesús bendíceme, a mi
familia, a mi comunidad, a la Iglesia y a todo el mundo.
Sánanos para que
podamos seguir la invitación del tu apóstol Pablo: “Si vivís según el Espíritu,
no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene
apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que
son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. Pero, si
sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley”
-Sánanos de las obras
conocidas de la carne.
El apóstol nos enseña:
“Ellas son: la
fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos,
iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y
cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes
hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios”.
Jesús, sánanos y
llénanos a todos con los dones del espíritu, como nos enseña el apóstol:” el
fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad,
mansedumbre, dominio de sí.”(Gálata 5,16 22)
Jesús, bendícenos y
guárdanos y cólmanos de tu Espíritu y otórganos sus dones. Tú que vives y
reinas con el Padre, en el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amen.
BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
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