Declaraciones del cardenal Burke:
A lo largo de las últimas semanas, hemos oído mucho sobre la posibilidad de que la Iglesia cambie la forma en la que trata con los católicos divorciados y vueltos a casar y su admisión a los sacramentos. Hemos oído hablar mucho. El Cardenal Walter Kasper, en su discurso de apertura de la reunión preparatoria del Sínodo de la Familia, dijo con claridad: «Quizá convenga una práctica canónica penitencial, un camino entre el rigorismo y la indulgencia», hablando de esos católicos divorciados y vueltos a casar. ¿Es esto posible?
En mi opinión como canonista, creo que no es posible. Creo que está dando lugar a una gran desilusión potencial, al dar a la gente la idea de que, de algún modo, no podemos defender la verdad sobre el matrimonio. Aquí no estamos hablando de una verdad que se haya ido desarrollando con el tiempo, estamos hablando de la propias palabras del mismo Cristo en el Evangelio, en el que enseñó, y eso nadie lo discute, enseñó la indisolubilidad del matrimonio.
Hay muchas dificultades con el texto del Cardenal Kasper, lo he dicho y lo digo abiertamente, y confío en que, durante los próximos días, a medida que ese texto se va usando más y se está convirtiendo en un banderín de enganche para personas que creen erróneamente que la práctica de la Iglesia en este sentido podría cambiar. Confío en que el error de este texto vaya quedando cada vez más claro.
¿Hubo desacuerdo en esa reunión?
Está claro que lo hubo. Supuestamente, la reunión era confidencial, pero el propio Cardenal o alguien, no sé quién, autorizó la publicación del texto, que se ha hecho público, y por lo tanto, uno está obligado a decir que el hecho de que entregara el texto al Colegio Cardenalicio no significa de ningún modo que fuera bien recibido por todos los cardenales.
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