He de terminar, no puedo robarles más tiempo. Pero estoy convencido totalmente que sólo en la Eucaristía y en las demás acciones litúrgicas podemos hacernos cristianos, podemos ser Iglesia del Señor. Es el reto de toda la Iglesia, donde sus Obras Eucarísticas y muchas almas tocadas por la gracia de Dios, están llamadas a jugar un papel clave y determinante en el presente y futuro de la Iglesia.
Posiblemente caminamos hacia tiempos de un mayor y dramático despojamiento de las raíces cristianas de nuestra civilización. Tiempos en que no podremos esperar ninguna ayuda de las instituciones económicas y políticas, tiempos de aislamiento cultural, tal vez, hasta de abierta persecución. Pero no tenemos que acobardarnos ni desanimarnos, tenemos que convertirnos, a Cristo y a su Evangelio. No podemos ser ni tibios ni mediocres.
La solución no es llegar a un “compromiso” no es “hacernos soportables”, no es adecuarnos a sus Principios, hemos de llegar a parecer, tal vez “escándalo” y “locura”, eso fue para el mundo judío y pagano la Cruz, pero no dejó de ser en verdad, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Estoy seguro que sólo así tendremos futuro y podremos servir a la salvación de los hombres. La adoración es la síntesis de todo esto que estoy diciendo. Adorar es postrarse y decir “serviam”, CREO, AMO, ESPERO. La verdadera adoración, como hemos tratado de presentarla en estos rápidos retazos, nos muestra la verdad del ser humano y de su vocación, es por ello fuente de libertad y justicia y causa de felicidad verdadera. La adoración proclama la presencia de Dios, operante siempre en el mundo y llamada constante a la conversión y la vida. La adoración es pregusto de Cielo y aviva la tensión escatológica y la esperanza de cada ser humano y de la entera Sociedad.
Nunca fue tan urgente adorar, profesión de fe que abarca a toda la persona y toda su vida, el “Año de la Fe”, que hemos comenzado ha de ser ocasión, como este 50 aniversario que celebramos, de seguir profundizando sobre estas cuestiones esenciales de nuestra vida personal y de la vida de la Iglesia. Gracias.
¡Viva Jesús sacramentado ¡
En el 50° aniversario de la Federación Mundial de las Obras eucarísticas de la Iglesia Valencia, viernes 24 de noviembre de 2012 Monseñor Juan Miguel Ferrer, subsecretario de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos
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