Antes que entre el celebrante:
Hoy tercer domingo de Adviento del ciclo litúrgico de Navidad, nos encontramos vigilantes con esperanza para conmemorar la venida histórica del Redentor. El Señor aviva en los fieles el deseo de salir al encuentro con Cristo, acompañado por las buenas obras. En este domingo la liturgia nos recuerda que encontrar a Cristo supone una alegría profunda siempre nueva.
Con profunda piedad, iniciamos esta celebración eucarística.
Antes de la liturgia de la Palabra:
San Pablo nos recomienda: "Estad siempre alegres en el Señor; de nuevo os lo repito, alegraos." Escuchemos con alegría las maravillas que hace el Señor.
San Pablo nos recomienda: "Estad siempre alegres en el Señor; de nuevo os lo repito, alegraos." Escuchemos con alegría las maravillas que hace el Señor.
Oración de los fieles:
A cada intención respondemos: “Ven Señor Jesús”.
-Por la santa Madre Iglesia, por su misión evangelizadora de anunciar al mundo la alegría de la salvación, oremos hermanos…
-Por el santo Padre Benedicto XVI, para que el Espíritu Santo lo oriente y proteja en su vasta labor pastoral de guiar a la Iglesia peregrina a la Patria celestial, oremos hermanos…
-Por la familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, como valor arraigado y base de toda la sociedad que nada puede reemplazarla, oremos hermanos…
-Por los habitantes de nuestra patria, que podamos reconocernos y tratarnos como hermanos, y lograr una auténtica reconciliación, oremos hermanos…
-Por nuestra querida comunidad para que redescubramos la alegría de vivir en estado de gracia, oremos hermanos…
Antes de las Ofrendas:
Ofrecemos al Padre, nuestro corazón deseoso de seguir sus enseñanzas, y pedimos que el fruto de nuestro trabajo para nuestra santidad sea causa de alegría para el Señor.
Antes de la Comunión:
Una alma triste está a merced de muchas tentaciones. Nos acercamos a comulgar, sabiendo que la Santa Eucaristía nos fortalece para vivir en gracia de Cristo y nos invita a permanecer unidos al Verbo hecho carne para no perder la alegría del Señor.
Despedida:
Alegres y agradecidos por esta Santa Misa donde hemos renovado el sacrificio redentor, volvemos a la peregrinación cotidiana esperando la pronta venida del Señor.
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