La Comunión Espiritual
consiste en un deseo ardiente de recibir a Jesús Sacramentado cuando no hay
posibilidad de recibirlo sacramentalmente. Dicho deseo ha de acompañarse de los
actos con los cuales solemos recibir al Señor en persona.
El comulgar
espiritualmente es muy devoto y agradable a Jesús; además, aumenta la Gracia en
nuestras almas a medida del fervor y el amor que animan nuestros deseos. Es
devoción antigua y loable, recomendada a los cristianos por la Iglesia y los
Santos Padres. Es facilísima. Podemos cumplirla todos los días y en todo tiempo
y lugar; en la iglesia y especialmente durante la comunión del sacerdote en misa,
cada vez que visitamos a Jesús Sacramentado, en nuestras casas, durante el
trabajo, durante el descanso, antes del sueño, al desvelarse de noche, en las
calles, al pasar frente a una iglesia sacramental, en la campiña, en todas
partes.
¡No desperdiciemos tan
grande bien!
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