4 de noviembre de 2012

Hora santa: Mes de María



Cantamos: "Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar"

Exposición...

"Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar"...

Adoramos en silencio...

Podríamos tranquilamente afirmar, sin temor a equivocarnos, que fue María, la primera adoradora de Cristo. Durante 30 años, María no hizo otra cosa que contemplar casi en exclusividad a Nuestro Señor. Años de Amor. Su mirada lo seguía atenta y amorosamente, sin saberlo estaba rezando, viendo al autor de la creación entera.

Lo sintió lleno de vida en su vientre: Lo vio apenas nació aquella noche oscura y fría que instantáneamente se transformó en una noche de luz y calor. Y desde allí, desde ese mismo momento, nunca más pudo sacar sus ojos de él.

Todo el tiempo lo miraba, lo veía crecer, pequeño y frágil. Dios hecho hombre, se amantaba de ella, se dormía en sus brazos, hallaba consuelo en ellos. Gateaba, caminaba y corría. Balbuceaba y hablaba. Sonreía, lloraba y reía. Imitaba a su padre con las herramientas, la imitaba a ella cuando rezaba.

Los años pasaban y María seguía contemplando asiduamente al Jesús que la abismaba y la superaba. Sus corazones eran uno sólo.

Durante los años de predicación de su hijo, María lo seguía atenta y guardaba en lo profundo de su corazón las lecciones de su Maestro. En el momento mismo de su muerte, ella seguía firme al pie de la cruz haciendo lo que había estado haciendo durante 33 años, contemplando, adorando y amando a su hijo.

Lo siguió haciendo en la noche oscura del sábado y luego de la resurrección. En la eucaristía María veía al mismo Jesús que había llevado en su vientre, al niño que corría y gritaba de alegría, al joven que hablaba de Dios, al hombre que curaba los corazones. Su alegría ahora era mayor aun, porque ahora todos los hombres tenían la gracia de poder vivir y experimentar aquello tan grande que la llenaba a ella desde hacía tanto tiempo.

Cantamos: Salve Regina

Adoramos en silencio...

El Misterio Total y Trinitario envolvía, penetraba, poseía y ocupaba todo, en María. ¿Tenía la joven gestante conciencia de lo que acontecía dentro de ella? Siempre ocurre lo mismo: cuanto mayor es la densidad de una vivencia, tanto menor es la capacidad de conceptualizarla y, sobre todo, menor todavía, la capacidad de expresarla. Según su espiritualidad de Pobre de Dios, María había entregado incondicionalmente su territorio, y ahora sólo se preocupaba de ser consecuentemente receptiva. Su problema no era el conocimiento sino la fidelidad.

Sin embargo, María no fue una gestante alienada, debido a que la verdadera contemplación no adormece sino que da madurez, sentido común y productividad. Es verdad que María vive sumida en la presencia de Dios. Pero en esa presencia, sus pies tocan la tierra, y la pisan firmemente. Ella sabe que tiene que alimentarse porque de su alimento participa Aquel que va a nacer. Vivir perdida en Dios significó para ella, vivir encontrada en toda la realidad humana y terrena.

Nunca se vio una estampa maternal, de tanta dulzura, ternura y silencio. Nunca se volverá a ver en esta tierra, una figura de mujer, tan evocadamente inefable. Jamás verán los ojos humanos tanta interioridad. Todas las mujeres de la tierra, las que hubo y las que habrá, encontraron en esta joven gestante su más alta expresión.

Las voces y armonías del universo formaron aquí, en esta joven, una sinfonía completa e inmortal.

Su Madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.

Meditamos: Lc 2,51-52.

Aclamaciones eucarísticas...

Cantamos: Tamtum Ergo

Bendición con el Santísimo Sacramento...

Cantamos:

OH MARÍA


1. Oh María, Madre mía,

oh consuelo del mortal.

Amparadme y guiadme

a la patria celestial.

2. Con el ángel de María

las grandezas celebrad;

inundados de alegría,

sus finezas publicad.



1 comentario:

María Nancy dijo...

Que María Santísima,primer adoradora de Cristo Eucaristía renueve nuestra fe y nuestra esperanza en este mes de María y Año de la Fe.Bendecido domingo.