12 de noviembre de 2012

El Latín, la lengua de la liturgia que ha sido capaz de transmitir universalmente el Evangelio



La Carta Apostólica en forma de Motu Proprio titulada “Latina Lingua” de Benedicto XVI lleva la fecha del 10 de noviembre, memoria de San León Magno, octavo año de su Pontificado y con ella instituye la Pontificia Academia de Latinidad, que estará dedicada a promover y valorar la lengua y la cultura latina, y las instituciones católicas de formación en materia. Dicha Academia dependerá del Pontificio Consejo de la Cultura, y estará regida por un Presidente asistido por un secretario y ambos nombrados por el mismo Santo Padre, su validez es por un lapso de cinco años. En la constitución –presentada en un anexo de la Carta Apostólica- se establece que estará constituida por un máximo de 50 miembros ordinarios entre académicos, estudiosos y cultores de la materia, nombrados por el secretario de Estado.

En el primer punto del Motu Proprio “Latina Lingua” se destaca que ésta ha sido mantenida en elevada consideración por la Iglesia Católica y por los Romanos Pontífices, quienes asiduamente han promovido su conocimiento y difusión, haciendo del latín la propia lengua, capaz de transmitir universalmente el mensaje del Evangelio. En efecto se hace mención de la Constitución Apostólica Veterum Sapientia de Papa Juan XXIII. “En realidad, desde Pentecostés la Iglesia ha hablado y orado en todas las lenguas de los hombres. Sin embargo, las Comunidades cristianas de los primeros siglos usaron ampliamente el griego y el latín, lenguas de comunicación universal del mundo en el que vivían, gracia a las cuales la novedad de la Palabra de Cristo encontraba la herencia de la cultura helénico-romana”. El texto recuerda que tras la desaparición del imperio romano de Occidente, la Iglesia de Roma no solo siguió valiéndose del latín, sino que en cierto modo se hizo también custodia y promotora tanto en el ámbito teológico y litúrgico, como en el de la formación y transmisión del saber.

Benedicto XVI recuerda en el segundo punto de su Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Latina Lingua”, que en nuestros tiempos, el conocimiento del latín resulta altamente necesario para el estudio de las fuentes a las cuales hacen referencia, y entre éstas se citan disciplinas eclesiásticas tales como la Teología, la Liturgia, la Patrística y el Derecho Canónico. Además, se constata que es en lengua latina en la que están redactados los más importantes Documentos del Magisterio pontificio y los Actos oficiales más solemnes de los Romanos Pontífices, y precisamente con la finalidad de evidenciar la índole universal de la Iglesia.

El punto tres alude al debilitamiento de la lengua latina en el ámbito de los estudios humanísticos y en la cultura en general, destacando el peligro de un conocimiento cada vez más superficial de la misma, fácilmente individuado en el ámbito de los estudios filosóficos y teológicos de los futuros sacerdotes. Pero también se pone de relieve que en la actualidad persiste un renovado interés por la cultura y la lengua latina, y no solo en los continentes donde sus raíces culturales afondan en la herencia greco-romana. Por otra parte, esta atención aparece más significativa en cuanto no involucra únicamente los ambientes académicos e institucionales, sino también a los jóvenes y estudiosos provenientes de naciones diversas.

“Se hace por lo tanto urgente sostener el compromiso por un mayor conocimiento y un más competente uso de la lengua latina” en el ámbito eclesial y en el de la cultura, con la finalidad de dar relieve y resonancia al esfuerzo, destaca el punto cuatro de la Carta Apostólica, donde se indica que resulta cuanto más oportuna la adopción de métodos didácticos aptos a las nuevas condiciones y la promoción de una red de “relaciones entre instituciones académicas y entre estudiosos” con la finalidad de valorizar el rico y multiforme patrimonio de la civilidad latina.

“Para contribuir a alcanzar tales objetivos - finaliza el Papa-, siguiendo las huellas de mis venerados Predecesores, con el presente Motu Proprio hoy instituyo la Pontificia Academia de Latinidad, dependiente del Pontificio Consejo de la Cultura. Estará regida por un Presidente, coadyuvado por un Secretario, por mi nombrado, y por un Consejo Académico”. La Fundación Latinitas, constituida por el Papa Pablo VI, con el Quirógrafo Romani Sermonis, del 30 de junio de 1976 está extinta. La presente Carta Apostólica en forma de Motu Proprio con la que apruebo a experimentum por un quinquenio, el anexo Estatuto, ordeno que sea publicada en L’Osservatore Romano.

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