Guía: Este mes hemos celebrado la fiesta litúrgica de Pier Giorgio. La ‘cordada de amigos’ sujetada por él, que se había vuelto más firme, gracias al rezo común del Santo Rosario el pasado 6 de abril, celebra, a su guía celeste, en todas las partes del mundo, unida con "un pacto que no conoce confines terrenos, ni límites temporales: la unión en la oración" y juntos dicen: “Queremos ver a Jesús". Este es el momento para profundizar el secreto que Pier Giorgio descubrió, el secreto que nos permitirá "vivir, y no ir tirando", y nos volverá capaces de subir siempre ”Verso l’alto”: LA EUCARISTÍA. Queremos testimoniar aquella unión especial que unió a un joven con su más grande Amigo, al "Rey de Reyes": la ADORACIÓN NOCTURNA. Proponemos ofrecer hoy la adoración por todos aquellos jóvenes que todavía no han encontrado a Jesús, y quizás ni siquiera lo han buscado. Para hacerle a Pier Giorgio un regalo aún más especial, ofrezcamos la adoración de modo particular por aquellos que, muertos jóvenes como él, se encuentran todavía en el purgatorio, y que intensamente "quieren ver a Jesús". Pier Giorgio dio mucha importancia a la oración por los difuntos. En su obra de caridad se sintió responsable de aquel gran regalo que Jesús les ha hecho a los hombres, el de poder aliviar y rescatar las almas del purgatorio.
Qué gran alegría llenará hoy su corazón, como será luminosa su sonrisa, al saber que sus amigos "esparcidos por el orbe, pero estrechamente unidos por el vínculo de la Fe" junto a él, adoran y ven a Jesús en el Santísimo Sacramento, que gran alegría el poder ver numerosas almas de jóvenes pasar exultantes las puertas del Paraíso: he aquí nuestro regalo para él.
El lema de Pier Giorgio: "Cada día comprendo mejor la gracia de ser católico. Vivir sin Fe, sin un patrimonio que defender, sin luchar constantemente por la Verdad, no es vivir, sino ’ir tirando’, no vale la pena ‘vivir tirando’… "
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" Queremos ver a Jesús”
Lectura: de la Encíclica de Juan Pablo II - Ecclesia de Eucaristia.
“Inclinados sobre Su pecho como el discípulo predilecto, probamos la dulzura de ser tocados por el Amor infinito de Su Corazón”.
Canto inicial:
Guía: En el nombre del Padre…
Todos: Amen
Guía: Pier Giorgio tanto deseó ver a Jesús que solía decir: " el día de mi muerte será el día más hermoso de mi vida". Él sintió una urgente necesidad de estar junto al Santísimo. Lo acompañó en las procesiones, participó con entusiasmo en los Congresos Eucarísticos, pero sobre todo quiso hacer largas horas de adoración nocturna. Y su alegría era inmensa cuando lograba atraer a los pies de la Eucaristía a sus amigos, sus coetáneos, a los pobres que asistía.
Lector: "En el año 1920, durante una noche de adoración en nuestra iglesia de Santa Maria di Piazza en Turín. Eran las veintitrés horas, y apenas entré en el coro para cumplir mi hora de adoración cuando oí sonar repetidamente el timbre. Fui a abrir. Cuánta fue mi sorpresa al verme adelante a un gracioso joven, desconocido, que me dijo de haber venido para hacer su adoración… A mi gentil interlocutor hice observar que en aquella noche no había adoración para los jóvenes, sino solamente para los religiosos. Lo exhorté por tanto a volver a casa antes de que la hora, ya tardía, se volviera más incómoda. Ante mi consejo este generoso joven no se rindió, sino que con voz suplicante insistió en que lo dejara entrar igualmente, ya que él había hecho la adoración, por su cuenta, junto a nuestros religiosos de turno. Mis justas observaciones a nada valieron y sus dulces insistencias fueron tales que terminé por contentarlo. Contento con su victoria fue a la iglesia". "Entró al presbiterio y con una profunda genuflexión, se arrodilló en uno de las gradas del coro. Durante la hora que yo pasé en su compañía, fui edificado grandemente por su ejemplar comportamiento, y pude notar todo su esfuerzo para mantenerse despierto, a pesar de las insistencias del cansancio y el sueño: se ponía de pie, leía, recitó el Rosario, y así pasó toda la noche hasta las cuatro de la mañana, hora en la que pidió y recibió la santa Comunión. A ésta hizo seguir una hora de agradecimiento, así que a las cinco, abierta la iglesia al público, tranquilamente se marchó”. (Fraile Lodovico de los Sacramentinos).
Lector: del Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Juventud 2004:
Queridos jóvenes,[…] como el joven rico del Evangelio, vosotros también buscad a Jesús para hacerle la pregunta: "Qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna" (Mc. 10,17). El evangelista Marco precisa que Jesús lo miró y lo amó […] El aspecto más sublime de la dignidad del hombre está justo en su vocación a comunicarse con Dios en esta profundidad de intercambio de miradas que transforma la vida. Para ver a Jesús hace falta ante todo dejarse ver por Él […]. Buscad por todos los medios de hacer posible este encuentro, fijándose en Jesús que os busca apasionadamente.
Lector: del libro de Isaías (Is.43,1-7) "Ahora, así dice Yahveh tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel "No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío. Si pasas por las aguas, yo estoy contigo, si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama prenderá en ti. Porque yo soy Yahveh tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. He puesto por expiación tuya a Egipto, a Kus y Seba en tu lugar, dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida. No temas, que yo estoy contigo; desde Oriente haré volver tu raza, y desde Poniente te reuniré. Diré al Norte: "Dámelos"; y al Sur: "No los retengas". Traeré a mis hijos de lejos, y a mis hijas de los confines de la tierra; a todos los que se llamen por mi nombre, a los que para mi gloria creé, plasmé e hice."
SILENCIO
Lector: martes 30 de junio de 1925, sólo cuatro días separan a Pier Giorgio de la muerte; cada uno de sus gestos está sumergido en una dimensión nueva: la eternidad. Su hermana Luciana cuenta: "Eran las once pasadas cuando subió lentamente las escaleras, entró en la pequeña habitación alquilada del compañero Massetti. Tenía los ojos tristes, los labios tensos por el dolor...: los pocos pasos recorridos lo cansaron mortalmente..., y tuvo que sentarse enseguida. Era la sombra del Pier Giorgio que escaló el Monviso, y el Grivola, y que caminó por días enteros en la montaña. "Tengo conmigo a Santa Catalina", dijo al amigo, arrancando del bolsillo el único libro que lograra leer en aquellos días y que lo consolara, "leeré de ello una página", y leyó el día divino en que a la Santa le fue concedido el encuentro con el Redentor. Cuándo cerró el libro su mirada transfigurada por la enfermedad, y el sufrimiento se volvió luminosa por la alegría de aquella sublime meditación; mientras el amigo lo miró sin entender comentó: "Que suerte tuvo Santa Catalina de ver a Jesús sobre esta tierra". Calló un instante, finalmente dijo: "Yo la envidio"”
Todos: Espíritu Santo, ven a mi corazón, y con tu poder llévalo hacia Ti, mi Dios y dame caridad con temor. Líbrame, Cristo, de cada mal pensamiento; enfervorízame e inflámame de tu santo Amor, de tal manera que cada pena me parezca ligera. Santo Padre y dulce Dios mío, Ayúdame en cada necesidad. Cristo amor. Cristo amor. Amén (Santa Catalina-oración XXV, al Espíritu Santo).
Guía: “Queremos ver a Jesús", los griegos le preguntan a Felipe. "Queremos ver a Jesús", grita la humanidad herida por el pecado. "Queremos ver a Jesús", esperan y suplican en el purgatorio los jóvenes que no han logrado seguir el consejo de Pier Giorgio en vida: "que la vida tiene que ser una preparación continua para la otra, porque no se sabe nunca, el día ni la hora de nuestro tránsito". "Queremos ver a Jesús", es nuestro deseo esta noche, seguros de que la mirada de nuestro amigo Beato, fijo en la luz del Creador, nos acompaña y sostiene en la contemplación.
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Canto apropiado
Guía: Himno “Adoro te devote” de Santo Tomás de Aquino.
Lector: de la Encíclica de Juan Pablo II Ecclesia de Eucaristía
‘Contemplar el rostro de Cristo, y contemplarlo con Maria, es el programa que el Papa ha señalado a la Iglesia al alba del tercer milenio, invitándola a remar mar adentro con el entusiasmo de la nueva evangelización ‘
Guía: Le pedimos a Pier Giorgio de interceder por nosotros –para que nuestros ojos sean dignos de elevarse más alto verso la última salud– hacia la Virgen, a la cual imploramos, con aquellas mismas palabras que usó Pier Giorgio, joven universitario.
Oración Coral: Pier Giorgio, que frecuentemente la decía de memoria, transcribió y pegó en la puerta de su habitación estos versos del XXXIII canto del Paraíso de Dante, en los que San Bernardo intercede ante la Virgen para que le sea concedida al poeta la gracia de ver a Dios.
Virgen Madre, hija de tu Hijo, humilde y alta como no hay criatura, del acuerdo eternal punto prefijo. Tú levantaste la humanal natura a nobleza tan grande, que su Autor no desdeñó de aparecer su hechura. En tu vientre encendiose aquel amor a cuyas llamas, en la eterna paz, ha tenido tal germen, esta flor. Aquí a nosotros meridiana faz eres; y del mortal allá resbalas de esperanza y amor fuente viva. Tú eres grande en las eternas salas que quien busca merced, si a ti no acude, es como el que anheló volar sin alas. No sólo tu benigno amor socorre a quien ruega; que a veces generoso a adelantarse a la demanda corre. En ti misericordia, afán piadoso, en ti munificencia, en ti se acuna cuanto existe en criatura de bondoso. Par.XXXIII,1 39)
Lector: de la Encíclica de Juan Pablo II Ecclesia de Eucharistia
‘Contemplar a Cristo implica saberlo reconocer dondequiera Él se manifiesta, en sus múltiples presencias, pero sobre todo en el Sacramento Vivo de Su Cuerpo y Su Sangre’.
PRIMER MOMENTO
Lector: El 6 de agosto 1923 Pier Giorgio le escribió a Marco Beltramo: “He dejado mi corazón sobre los montes con la esperanza de hallarlo este verano haciendo la escalada del Monte Blanco. Cada día me enamoro más de las montañas y querría, si mis estudios me lo permitieran, pasar enteros días sobre los montes a contemplar en aquel aire puro la Grandeza del Creador."
Guía: No fue un secreto aquel "deseo de sol, de subir a lo alto, de ir a encontrar a Dios en la cumbre", que Pier Giorgio tuvo en el corazón, pero quedan en el misterio a descubrir la ternura de las miradas que recibió del cielo, la pureza incontaminada que aprendió de los montes nevados, la fuerza atrevida que obtuvo de la roca. No es un secreto que en la creación se esconde el rostro invisible y maravilloso del Creador, pero queda un misterio que meditar la inmensidad de las estrellas y la sabiduría de los astros, lo eterno alternarse de las estaciones, el regalo de un Dios que nace en el mundo para hacer encontrar a los hombres su mirada de Amor.
Lector: ‘’Hablaba como un apóstol de la suprema belleza de la ascensión, y una tarde en el refugio de Turín, cuando salió sobre el claro, nos llegó a los ojos la luz de la luna que surgió grande sobre el monte Blanco; en el sublime espectáculo que se presentaba, solamente él supo recordar la grandeza de Dios, Creador del cielo y de la tierra, hacia quien se dirigían sus himnos de su entusiasmo.’’ (Carlos Omodei).
Todos: “El cántico de las criaturas” de San Francisco de Asís.
Altísimo y omnipotente buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición. A ti solo, Altísimo, te convienen y ningún hombre es digno de nombrarte. Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el Señor hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas. Y es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.
Cantado: Alabado seas, mi Señor
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas. Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Cantado: Alabado seas, mi Señor
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello y alegre y vigoroso y fuerte. Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Cantado: Alabado seas, mi Señor
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y sufren enfermedad y tribulación; bienaventurados los que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Cantado: Alabado seas, mi Señor
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. Ay de aquellos que mueran en pecado mortal. Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad porque la muerte segunda no les hará mal. Alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
Cantado: Alabado seas, mi Señor
SILENCIO
Podemos expresar sencillamente nuestro agradecimiento a Dios por la creación, pidiéndole de donarnos aquel entusiasmo con el cual Pier Giorgio en la montaña impelió a los débiles, a los cansados, comparando nuestro subir a la ascensión espiritual: "Más hacia arriba subiremos, y más oiremos la voz de Cristo".
Guía: De lo alto se puede admirar la belleza de la creación y la grandeza de su Creador, de lo alto cada cosa aparece diferente, porque observada de una nueva perspectiva, más cercana a la Verdad, cambia las reglas, y hace de Pier Giorgio, el hombre de las ocho bienaventuranzas; vivir viendo el mundo desde esta perspectiva:
Evangelio de Mateo 5,1-10
‘Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Salmo 18
"Yo te amo, Yahveh, mi fortaleza, (mi salvador, que de la violencia me has salvado). Yahveh, mi roca y mi baluarte, mi liberador, mi Dios; la peña en que me amparo, mi escudo y fuerza de mi salvación, mi ciudadela y mi refugio. Invoco a Yahveh, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. Las olas de la muerte me envolvían, me espantaban las trombas de Belial, los lazos del seol me rodeaban, me aguardaban los cepos de la Muerte. Clamé a Yahveh en mi angustia, a mi Dios invoqué; y escuchó mi voz desde su Templo, resonó mi llamada en sus oídos. La tierra fue sacudida y vaciló, retemblaron las bases de los montes, (vacilaron bajo su furor); una humareda subió de sus narices, y de su boca un fuego que abrasaba, (de él salían carbones encendidos). El inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies; cabalgó sobre un querubín, emprendió el vuelo, sobre las alas de los vientos planeó. Se puso como tienda un cerco de tinieblas, tinieblas de las aguas, espesos nubarrones; del fulgor que le precedía se encendieron granizo y ascuas de fuego. Tronó Yahveh en los cielos, lanzó el Altísimo su voz; arrojó saetas, y los puso en fuga, rayos fulminó y sembró derrota. El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del orbe aparecieron, ante tu imprecación, Yahveh, al resollar el aliento en tus narices. El extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las profundas aguas; me libera de un enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes que yo. Me aguardaban el día de mi ruina, más Yahveh fue un apoyo para mí; me sacó a espacio abierto, me salvó porque me amaba. Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, me paga conforme a la pureza de mis manos; porque he guardado los caminos de Yahveh, y no he hecho el mal lejos de mi Dios. Porque tengo ante mí todos sus juicios, y sus preceptos no aparto de mi lado; he sido ante él irreprochable, y de incurrir en culpa me he guardado. Y Yahveh me devuelve según mi justicia, según la pureza de mis manos que tiene ante sus ojos. Con el piadoso eres piadoso, intachable con el hombre sin tacha; con el puro eres puro, con el ladino, sagaz; tú que salvas al pueblo humilde, y abates los ojos altaneros. Tú eres, Yahveh, mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas; con tu ayuda las hordas acometo, con mi Dios escalo la muralla. Dios es perfecto en sus caminos, la palabra de Yahveh acrisolada. El es el escudo de cuantos a él se acogen. Pues ¿quién es Dios fuera de Yahveh? ¿Quién Roca, sino sólo nuestro Dios? El Dios que me ciñe de fuerza, y hace mi camino irreprochable, que hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me sostiene en pie, el que mis manos para el combate adiestra y mis brazos para tensar arco de bronce. Tú me das tu escudo salvador, (tu diestra me sostiene), tu cuidado me exalta, mis pasos ensanchas ante mí, no se tuercen mis tobillos. Persigo a mis enemigos, les doy caza, no vuelvo hasta haberlos acabado; los quebranto, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis pies. Para el combate de fuerza me ciñes, doblegas bajo mí a mis agresores, a mis enemigos haces dar la espalda, extermino a los que me odian. Claman, mas no hay salvador, a Yahveh, y no les responde. Los machaco como polvo al viento, como al barro de las calles los piso. De las querellas de mi pueblo tú me libras, me pones a la cabeza de las gentes; pueblos que no conocía me sirven; los hijos de extranjeros me adulan, son todo oídos, me obedecen los hijos de extranjeros desmayan, y dejan temblando sus refugios. ¡Viva Yahveh, bendita sea mi roca, el Dios de mi salvación sea ensalzado, el Dios que la venganza me concede y abate los pueblos a mis plantas! Tú me libras de mis enemigos, me exaltas sobre mis agresores, del hombre violento me salvas. Por eso he de alabarte entre los pueblos, a tu nombre, Yahveh, salmodiaré. El hace grandes las victorias de su rey y muestra su amor a su ungido, a David y a su linaje para siempre"
SEGUNDO MOMENTO
Lector: mensaje de Juan Pablo II por el Día Mundial de la Juventud 2004.
‘Queridos amigos, si aprendierais a descubrir a Jesús en la Eucaristía, lo sabréis también descubrir en vuestros hermanos y hermanas, en particular en los más pobres. La Eucaristía recibida con amor, y adorada con fervor, se convierte en escuela de libertad y caridad para realizar el mandamiento del Amor. Jesús nos habla el lenguaje maravilloso del don de sí mismo y el amor hasta el sacrificio de la misma vida. ¿Es un discurso fácil? No, vosotros lo sabéis’.
Guía: A un amigo que le preguntó como hacía para entrar en ciertos lugares, Pier Giorgio contestó: "Recuerda que es a Cristo a quien visitáis, acaso Él no ha dicho: "cada vez que habéis hecho estas cosas a uno solo de estos mis hermanos más pequeños, lo habéis hecho a mí", alrededor del enfermo, del miserable, alrededor del desgraciado, yo veo una luz particular, una luz que nosotros no tenemos." ES POBRE QUIÉN NO TIENE, PERO TAMBIÉN QUIÉN NO ES, QUIÉN NO ENTIENDE, QUIÉN NO AMA. Ninguna pobreza huye de Pier Giorgio, él sabe reconocerla con certeza, porque brilla de la luz de aquel Jesús, que le hace decir: "Jesús me visita cada mañana en la comunión, y yo la correspondo en el pobre modo que puedo: visitando a los pobres."
SILENCIO
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Guía: Ahora recordamos juntos el himno a la Caridad de San Pablo: "¡Aspirad a los carismas más grandes! Y yo os enseñaré una vía mejor de todas."
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: La caridad es paciente
Lector: Después de una fatigosa excursión, mientras los otros amigos exhaustos descansaron, Pier Giorgio se puso a untar sus botas: una tarea que sabía hacer muy bien. Poco a poco también se amontonaron a sus pies aquellos de los amigos. Pier Giorgio acogió con tonante alegría cada par que cayó a sus pies. Los untó a todos, cantando.
(O bien)
A la Virgen de la Paz, Pier Giorgio todos los meses le llevaba sus asistidos a San Vincenzo a la Confesión, y al otro día a la Comunión. Decía a alta voz y por todos las oraciones del rito. Era conmovedor ver a aquel joven seguido por familias enteras. (don Juan Barberis).
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: La caridad es benigna
Lector: El bedel del Instituto Social quedó intensamente golpeado por la delicadeza de Pier Giorgio que una mañana le dijo: "Mañana es el aniversario de la muerte de su hijo, lo recordaré en la Comunión."
(o bien)
Cuántas veces lo vi cargado de paquetes cuando venía del Monte de Piedad para dar las prendas a los pobres.
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: No es envidiosa la caridad
Lector: "Debería agradecer a Dios cada día –escribe Pier Giorgio a Marco Beltramo- porque me ha dado amigos tan buenos que forman por mí una guía preciosa para toda mi vida.
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: la caridad no es jactanciosa
Lector: Juntos fuimos a visitar los leprosos al hospital de San Lázaro. Un día encontramos a un chico de veinte años con el rostro arruinado por la lepra [...]. “Mira”, Pier Giorgio me dijo, "que enorme valor tiene el tener salud, como la que tenemos nosotros". Y después de un poco "también las deformaciones de aquel joven desaparecerán cuando dentro de algún año alcanzará el Paraíso. Por tanto nuestra salud tiene que ser puesta al servicio de quien no la tiene, de otro modo se traicionaría el don mismo de Dios y su benevolencia". (Teresa Vigna)
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: La caridad no se hincha
Lector: Una tarde Pier Giorgio regresó muy tarde por haberse detenido junto a algún enfermo. El padre lo regañó, preguntándole porque no había llamado por teléfono para advertir. Le contestó sencillamente: "Dónde estaba no había teléfono."
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: la caridad no falta el respeto
Lector: Antonio Cairola recuerda: "Una vez -estuvimos de vacaciones con los amigos- volví tarde, y en vano no hice ruido para no despertarlo..., me disculpé, pero él contestó: "has hecho bien, me olvidé de decir el Rosario: así que digámoslo juntos". Bajó de la cama, se arrodilló y nos pusimos a rezar. No pude hacer otra cosa que admirar su extrema delicadeza de apóstol, su rapidez en decir, para estar seguro que yo rezara un segundo Rosario."
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todo: la caridad no busca su interés
Lector: "Estuve dura con los estudiantes –cuenta una adjunta del Politécnico- y sólo concedí postergaciones en los deberes escolares por razones graves. La razón que Pier Giorgio me adujo para conseguirlo fue tener que cumplir una mudanza urgente para una de las numerosas familias desahuciadas de las cuales se ocupaba. No pude resistir a su solicitud."
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: la caridad no se irrita
Lector: Durante el congreso del Partido Popular de Turín en el 1923 […] mientras estuve en vibrante discusión con don Sturzo, vi a Pier Giorgio afanarse entre los palcos y la platea y distribuir a los integrantes de aquella agitada asamblea, invitaciones para ir a la adoración nocturna en Santa Maria de Plaza. Aquella nota serena, sublime entre tanta discusión política, me pareció realmente celestial. (Mons. G. Caballo).
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: La caridad no tiene en cuenta el mal recibido
Lector: "He allí mis mil liras que van de paseo" comentó sin resentimiento Pier Giorgio, sobre un compañero de universidad encontrado, que paseaba por las calles de Turín todo bien vestido, y al cual le había prestado la suma para permitirle adquirir los libros.
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: la caridad no goza de la injusticia, sino que se complace con la verdad
Lector: La injusticia –recuerda Giacinto Zaccheo- lo hacía indignarse, y quién ha vivido el período de nuestro movimiento obrero, sabe que no hubo asamblea o congreso, convocados por la defensa de nuestros derechos de obreros, en los que la palabra fraterna y cariñosa de Pier Giorgio, no se hiciera sentir con pasión de apóstol. Para nosotros obreros fue un hermano.
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
Todos: La caridad no tendrá nunca fin
Lector: Era viernes, día de sus visitas a los pobres con la San Vicente. Desde la cama en que la muerte le concedía todavía permanecer solamente 24 horas, clavado por la parálisis infantil, Pier Giorgio se acordó de sus pobres: le pidió a la hermana de tirar fuera del bolsillo de su chaqueta objetos para entregarle al amigo que habría tenido que acompañarlo; con una escritura frágil y temblorosa como su vida le escribió estas dos líneas: "He aquí las inyecciones de Converso. La póliza es de Sappa: la había olvidado, renuévala a mi cuenta".
Canto: Ubi cáritas et amor, Deus ibi est.
SILENCIO
Podemos expresarle a Dios, nuestro pedido de perdón por todas las veces que no le hemos devuelto en el pobre, en el doliente, la visita que Él nos hace en la Eucaristía.
Guía: Mensaje de Juan Pablo II para la Jornada Mundial de la Juventud 2004.
[…] Amar no es solamente un sentimiento; es un acto de voluntad que consiste en preferir de manera constante, al propio, el bien ajeno: "Nadie tiene un amor más grande de éste: dar la vida por los mismos amigos" (Gv 15,13).[…] No os sorprenda, por ello, si sobre vuestro camino encontráis la Cruz"
Lector: Pier Giorgio escribe a Isidro Bonini, después de haber decidido no verse más con Laura: “He evitado de hablarte de un tema tan amargo… he estado en la montaña varias veces con ella, varias veces con otros… En mis luchas interiores me he preguntado por qué yo tendría que estar triste? ¿Debería sufrir, soportar de malas maneras este sacrificio? ¿Acaso he perdido la Fe? No, gracias a Dios, mi Fe todavía es bastante firme y entonces reforcemos, consolidemos ésta que es la única Alegría, de la cual uno puede estar satisfecho en este mundo. Cada escarifico sólo vale por ella; en fin como católicos nosotros tenemos un Amor que supera cualquier otro y que después de aquel debido a Dios es inmensamente hermoso, como hermosa es nuestro religión… La Caridad sin la cual, San Pablo dice, cualquier otra virtud no vale. Ella sí que puede ser de guía y de dirección por toda una vida. Ahora bien, mi programa está en convertir aquella simpatía especial que tuve por ella, y que no es querida al fin hacia el cual tendemos, a la luz de la Caridad, en la respetuosa unión de amistad entendida en el sentido cristiano. Quizás tú puedas decirme que es locura esperar eso pero creo, si vosotros rogarais un poco por mí, que en poco tiempo yo pueda alcanzar en la oración este estado. He aquí mi programa que yo espero con la Gracia de Dios alcanzar, aunque si me costará el sacrificio de la vida terrenal, pero poco importa. (6 de marzo de 1925).
Guía: De cada cruz un regalo infinito, de cada sufrimiento un milagro de amor. Le pedimos al Señor la confianza y la fuerza con la cual Pier Giorgio, en el sufrimiento, podía afirmar: «La fe es la única ancla de salvación, y a ella es necesario aferrarse fuertemente: sin ella ¿qué sería toda nuestra vida? Nada, o mejor, sería inútilmente gastada porque en el mundo sólo hay dolor, y el dolor sin fe es insoportable, mientras que el dolor alimentado por la pequeña antorcha de la fe se convierte en algo hermoso porque forja el ánimo en las luchas. "Hoy no puedo más que agradecer a Dios que ha querido en Su Infinita Misericordia conceder a mi corazón este dolor para que por las arduas espinas yo volviera a una vida más interior, más espiritual. He vivido hasta hoy demasiado materialmente, y ahora necesito templar el espíritu porque de ahora adelante cada día, cada hora será una nueva batalla que combatir, y una nueva victoria que conquistar". Descubriremos, así, con estupor los frutos infinitos de cada sacrificio, el valor inestimable de cada cruz llevada con ánimo junto a Jesús. (el 6 de marzo de 1925, de una carta a Isidro Bonini):
Lector: de la encíclica de Juan Pablo II - Ecclesia de Eucaristía:
‘El Señor Jesús, en la noche en que fue traicionado instituyó el Sacrificio Eucarístico de Su Cuerpo y Su Sangre (1 Cor 11,23). Las palabras del apóstol Pablo nos reconducen a la circunstancia dramática en que nació la Eucaristía. Ella lleva indeleblemente inscrito el acontecimiento de la Pasión y la Muerte del Señor. No es sólo la evocación sino la representación sacramental. Es el sacrificio de la Cruz que se perpetúa en los siglos’.
Canto
TERCER MOMENTO
Guía: Aquella "luz particular" que Pier Giorgio logra divisar en los pobres, está escondida y es misteriosa pero puede reconocerla quién, como él, lo ha contemplado ya, en un resplandor más intenso, durante las noches de adoración. En la blanca luz de la Eucaristía su corazón puro sabe reconocer el rostro de Cristo.
Lector: del discurso de Pier Giorgio a los jóvenes de Pollone: “Yo os exhorto con todas las fuerzas del alma a acercaros lo más posible al Banquete Eucarístico; alimentaos de este Pan de los Ángeles y obtendréis la fuerza para combatir las luchas contra las pasiones, y contra toda adversidad, porque Jesús ha prometido a los que se alimentan de la Santa Eucaristía, la Vida Eterna y las Gracias necesarias para conseguirla. Y cuando seáis consumidos totalmente por este Fuego Eucarístico, podréis más conscientemente agradecer al Señor Dios, que os ha llamado a hacer parte de su fila, y gozaréis de aquella paz, que los felices según el mundo no han probado nunca, porque la verdadera felicidad, oh jóvenes, no consiste en los placeres del mundo y en las cosas terrenales, sino en la paz de la conciencia, la cual se obtiene solamente, si somos puros de corazón y de mente". Aparecerá grande e infinito, lo que primero parecía pequeño e inútil.
Lector: en la iglesia durante la adoración sin darnos vuelta nos percatábamos enseguida cuando Pier Giorgio llegaba. Tenía un paso característico. Caminaba derecho hasta el Santísimo Sacramento expuesto, luego se arrodillaba, y permanecía por espacio de tres Ave Maria de esa manera antes de alcanzar su banco. (Frate Giocondo).
Todos: Dónanos, Señor, la fuerza del testimonio, el fervor de la fe, la ternura por Tu presencia, la conmoción por Tu amor.
Kirie eleison (cantado)
Lector. Recuerdo bien a Pier Giorgio en la Catedral de Turín, durante una noche de adoración: se arrodilló sobre el suelo, atropellado por otros jóvenes que fueron y volvieron de la comunión, la cera fundida le cayó de los candelabros sobre la ropa, y no pareció advertir nada, absorto como estaba, en la contemplación. Entonces fue cuando comprendí que cosa era para él la comunión, la vida Eucarística. (don Tommaso Castagno)
Todos: Dónanos, Señor, una mirada límpida para contemplar la belleza de Tu rostro, la voluntad férrea para penetrar tu misterio, un corazón libre de los pesos del pecado para dejarnos secuestrar en el cándido resplandor de tu Eucaristía.
Kirie eleison (cantado)
Lector: “Monseñor, voy por tres días a la montaña, mi carnaval lo pasaré entre las nieves", dijo una tarde Pier Giorgio al cura de S. Secondo. "Bien -el sacerdote contestó- pero cuándo partes"?. "Después de la misa de medianoche y la comunión, con el primer tren de la mañana. La noche la transcurriré aquí, y después de la noche en oración, me sentiré más fuerte, más seguro y también más dichoso"
Todos: Dónanos, Señor, la capacidad de encontrar en la adoración de Tu Sacrificio la fuerza para ir hacia lo alto; la seguridad que tú eres la Vía, la Verdad y la Vida; la alegría de ser llamados a contemplar para siempre el resplandor de Tu rostro.
Kirie eleison (cantado)
Lector: Durante algunas noches Eucarísticas el rostro de Pier Giorgio se transfiguró de alegría y de consuelo al ver a centenares de chicos y chicas que se acercaron a la comunión.
Todos: Dónanos, Señor, un corazón siempre atento a las necesidades de los otros, y concédenos amistades y afectos basados sobre aquel "vínculo que no conoce confines terrenales ni límites temporales: la unión en la oración."
Kirie Eleison (cantado)
SILENCIO
Podemos expresar sencillamente nuestro amor al Señor, pidiéndole de hacer revivir la Gracia que Él le concedió a Pier Giorgio durante sus adoraciones, de la que los testigos afirman: "Aquel muchachote sano, firme, color de bronce, de los ojos límpidos como el agua pura, al banquete de Vida fue de una belleza impresionante" [… ] parecía en el más allá, partícipe íntimo de la Divinidad y sus fuerzas infinitas, de su eternidad como de su Amor".
CUARTO MOMENTO
Guía: Jesús contesta a nuestra solicitud de verlo, de encontrarlo, pero nos advierte: la vía que conduce a Él es parecida a un grano de trigo…
Evangelio según San Juan: Algunos griegos... se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; Andrés y Felipe vinieron y se lo dijeron a Jesús. Jesús les contestó diciendo:”Es llegada la hora en que el Hijo del hombre será glorificado.En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, quedará solo; pero si muere, llevará mucho fruto”.
Guía: Pero si la calle es difícil, nosotros tenemos a un amigo: "Hacemos así: - Pier Giorgio le contestó a la amiga enfermera que jocosamente le pedía una recompensa por haberle curado el dedo, herido por ayudar a una compañera a subir la montaña - EL PRIMERO DE NOSOTROS QUE LLEGUE AL PARAÍSO AYUDARÁ AL OTRO A SUBIR". Es una promesa que de aquella montaña resuena en todo el mundo y de aquel instante se extiende a la eternidad. Es una promesa que Pier Giorgio hace, sonriendo, a todos sus amigos y que nosotros le pedimos de renovar siempre, para nosotros y para todos los jóvenes que han dejado este mundo, pero que todavía no pueden abrir su mirada hacia la Belleza que no tiene fin.
Oración:
Lector: Si no conocemos la vía, si a menudo abandonamos la senda,
Todos: Pier Giorgio, ayúdanos a subir al Paraíso.
Lector: Si por superficialidad no hemos puesto en la mochila todo lo que sirve, si no levantamos nunca la mirada, porque no queremos encender en nosotros el laborioso deseo de ponernos en camino
Todos: Pier Giorgio, ayúdanos a subir al Paraíso.
Lector: Si nos faltan las fuerzas para superar los pasos más difíciles, si tenemos las fuerzas, pero preferimos utilizarla para volver atrás
Todos: Pier Giorgio, ayúdanos a subir al Paraíso.
Lector: Si no nos paramos nunca a nutrirnos del Pan de la Vida Eterna, si no bebemos de la fuente de la oración,
Todos: (el texto debe ser leído lentamente para favorecer la meditación) Pier Giorgio, ayúdanos a subir al Paraíso.
Lector: Cuando somos egoístas, cuando no sabemos ser amigos, cuando no somos capaces de ser testigos de alegría.
Todos: Pier Giorgio, ayúdanos a subir al Paraíso.
Lector: Cuando no sabemos contemplar la belleza de los dones que hemos recibido, cuando no sabemos ofrecernos a nosotros mismos por los demás.
Todos: Pier Giorgio, ayúdenos a subir a Paraíso.
Lector: Si hemos cometido muchos pecados, Pier Giorgio, ayúdenos tú a subir al Paraíso.
Todos: Si hemos perdido la esperanza, Pier Giorgio, ayúdenos tú a subir al Paraíso.
Lector: A las almas que no han sabido utilizar su tiempo terrenal para conquistar el cielo
Todos: Pier Giorgio, ayúdalas a subir al Paraíso.
SILENCIO
Podemos expresarle a Dios nuestra esperanza de poder afirmar, como Pier Giorgio: "el día de mi muerte será el más hermoso día de mi vida".
Guía: Quien lo ha encontrado sabe que, en la mirada, en los gestos y en las acciones, Pier Giorgio llevó siempre consigo, en cada momento de la vida, un pedacito de Paraíso…
Lector: Con estas palabras Pier Giorgio quiso consolar Carlos Piccolo cuando vivió un momento de gran dificultad: "El amor que nosotros tenemos aquí, de personas humanas hacia personas humanas, sobre la tierra, no es sino el reflejo del Amor que tendremos hacia los otros en el Paraíso, cuando seamos todos transformados por el Amor de Dios en la visión de Dios. La muerte no es sino un paso simple, de la vida a la Vida, y no nos debe nunca, en ningún caso asustar."
Canto
Lector: El chófer de casa Frassati cuenta: "Una semana antes de la muerte le dije: "Señorito, ¿el domingo adónde se va"? Y él: "A hacer una excursión en la montaña". Yo: "Feliz usted, señorito, que goza la vida lleno de salud. El dinero no falta nunca, automóvil a disposición, dentro de poco ingeniero. ¿Qué quiere de más"? No terminé de pronunciar estas palabras que me contestó textualmente: "Usted, Italo, está siempre en el mismo personaje; en cambio si supiera cuánto querría tener ochenta años". "Y ¿por qué"?, fue mi respuesta. "Porque si tuviera ochenta años moriría más pronto, y me iría rápidamente al Paraíso". Y yo: "¿Como haría el Círculo sin Robespierre"? Me dijo que los habría esperado a todos en el Paraíso."
Canto segunda estrofa
Guía: Y aquel pedacito de Paraíso que donó a todos cuando estuvo en vida Pier Giorgio, lo llevó consigo el día de su muerte, pero sólo para poderlo vivir en plenitud y donarlo al mundo.
Lector: Clementina Luotto, dos días después de la muerte de Pier Giorgio, le escribe al amigo común Marco Beltramo: "Marco, es la primera noche que Pier Giorgio está fuera de casa, al menos con su persona santa, que he tenido ayer la gracia de contemplar en una luz de belleza y pureza indecible. No tengo con quien llorar, y pienso en Usted que le fue, por todo, mucho más cercano que yo. Delante de aquella cama -que me ha parecido un altar- he sentido por vez primera -como un desaliento que no podré expresar nunca- que la muerte baja de lo alto y que allí fue asunción".
[No sé rezar, no lo digo por Él -que me parecería locura– sino que Él que me ayude a merecer de recordarlo. ¿Quién nos sacará de la memoria su sonrisa, y quién nos lo volverá alguna vez? […] Ay, niñez maravillosa, que nació de Él y alrededor de Él, y nos hacía así ligeros, tan dispuestos a subir, así libres de cada obstáculo mortal, así cercanos a Dios que Él tuvo en si. ¿Quién nos dará más esta alegría purificadora? ¿Quién renovará, no sólo bajo nuestros ojos, sino en nosotros, el milagro de la santidad encantada, fresca y restauradora como el agua de los manantiales alpinos? Pero aquella tarde, Marco, la última tarde que hemos estado juntos, no estuvo ya bien. Aquel invierno, en su vestido nuevo de montaña, parecía fundido en bronce. Ahora se nos presentaba delgado, cansado: he pensado en los exámenes, el verano, y en cambio Él empezó a apartarse de nosotros: "Está pálido, Frassati". "Tengo necesidad de la montaña" Si, de subir hacia arriba, y no con nosotros. Resplandece la luna que esperábamos tener compañera en la ascensión: y Él ya no está con nosotros. Parece una locura. Sin embargo Él da la fuerza a sus pobres parientes de vivir: nos dará al amor laborioso que deberíamos tener solo porque nos ha hecho el regalo incomparable de su amistad. ¿Iremos a encontrarlo juntos? Yo recuerdo y lloro sola, y no oso hablar a nadie de mi dolor, porque me parece profanarlo, y porque sólo Laura, Tina, Usted y Severi saben qué fuimos nosotros seis, y de qué género era esta comunidad de espíritu y alegría que Él creó. Pero Él arrastró y nosotros seguimos: ¿sabremos nosotros caminar, ahora que nos ha dejado solos a la prueba? ¿Lo intentaremos no es verdad? Y nos ayudaremos. Más bien, Usted me ayudará. Me perdona, querido Marco, y vea si tuviera razón de llamarlo hermano. Este rayo, que golpea nuestras almas en lo más profundo, nos da conciencia clara de nuestros sentimientos y nuestros deberes. Abracémonos a la Cruz y amémonos en su memoria, como y más que si Él todavía estuviera entre nosotros. Quizás veremos, a veces, relampaguear su sonrisa. O bondad, tú eres luminosa y más caliente del sol, y eres eterna!] (El texto entre corchetes es para la meditación personal)
Lector: Cuando estudio, de vez en cuando me pregunto: ¿Continuaré buscando el recto camino? ¿Tendré la fuerza de perseverar hasta el final? En esta terrible lucha y dudas, la Fe dada en el Bautismo me sugiere con voz segura: POR TI MISMO NO HARÁS NADA PERO, SI TIENES A DIOS POR CENTRO DE CADA ACCIÓN LLEGARÁS HASTA AL FINAL; y precisamente por eso querría hacer y tomar como principio el dicho de san Agustín: "Señor, nuestro corazón no está tranquilo hasta que no descansa en Ti". (Isidro Bonini, enero de 1925)
BENDICIÓN EUCARISTICA
Lector: “el día que quiera el Señor nos encontraremos en nuestra verdadera Patria para cantar las glorias de Dios” (Antonio Villani, 26 marzo 1923)
Vida plena de misticismo y austeridad. En la montaña tomaba el papel de "líder formador", con sus mejores amigos: "Los tipos de la mala sombra", subía a los picos más altos de Italia en busca de la formación de la voluntad y el espíritu. Aprovechaba esos instantes con sus amigos, para transmitir lo que pensaba y sentía, los motivaba y los preparaba para el trabajo social y político. Esos amigos suyos fueron los encargados de transmitir todas las enseñanzas de Pier Giorgio Frasatti; tal parece que Frassati sabía la forma de permanecer en el tiempo. Era preciso transmitir lo que sabía... No iba a estar para siempre. "Siempre deseo escalar más montes, conquistar las puntas mas arduas; gustar esa alegría pura, que sólo puede tenerse en la montaña". En junio de 1925, en una de sus cruzadas de ayuda y acción, contrajo poliomielitis, y el 4 de julio muere a la edad de 24 años... 24 años de intensa VIDA, de intensa ayuda a los más necesitados, de búsqueda y profundización en sus dimensiones como ser humano, nunca, ni un solo instante se apartó de su claro objetivo:
SER HOMBRE INTEGRO:
SER: - Nunca fue incongruente con lo que pensaba,
HOMBRE: - Nunca se acobardó, siempre defendió sus ideas y tal vez por eso tanta gente lo siguió,
INTEGRO: - Reía cuando había que reír, hablaba cuando había que hablar, demostraba su voluntad en cada asenso a las montañas, fue un hombre completo...
"Pier Giorgio Frassati dejó este mundo siendo joven, sin embargo dejó una marca indeleble en este siglo, y no solo en este siglo... " S.S. Juan Pablo II - Roma, 20 Mayo 1990.
Pier Giorgio Frassati fue un joven, buen mozo, culto, deportista, bromista, y beato. Beatificado por la Iglesia Católica en 1990, fue nombrado Santo Patrono de la Jornada Mundial de la Juventud 2000…
Al empezarse a conocerse la vida del beato Frassati, esta fue inspirando a muchos católicos en todo el mundo -incluyendo a un joven estudiante polaco, Karol Woytjla - hoy siervo de Dios Juan Pablo II.
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