23 de marzo de 2013

Domingo de Ramos: Puerta de la Semana Santa


ACOMPAÑEMOS A JESUS EN SU PASIÓN Y MUERTE REDENTORA

PARA CELEBRAR SU GLORIOSA RESURRECCIÓN.

"El Domingo de Ramos es una puerta que se nos presenta como una interpelación: ´Semana Santa, ¿entramos o no?

Jesucristo es vivado como Rey y allí comienza su santísima Pasión y su soledad.

Tratemos de ubicarnos con nuestra imaginación a la entrada de Jerusalén:  Estamos a la entrada, junto a Jesús.  Él entra, y nos pregunta: ´¿Entras conmigo?`  Responder afirmativamente es entrar, pero para ir a la Pasión y a la Cruz.  Jesús nos dice: Él que trabaje conmigo de día y vele conmigo de noche, el que me acompañe en las penas, también me va a acompañar en la gloria`. Jesús cruza el umbral del momento más crucial de su vida, y como hombre no puede no sentir la resistencia a este camino doloroso. Hasta ahora, los discípulos venían siguiendo a un hombre fascinante, escuchando palabras encantadoras de bondad, de misericordia, de humildad, de sanación.  Ahora el seguimiento, si se mantienen en la decisión de hacerlo, cambiará de forma y tomará la forma del despojo. A esto se refería Jesús cuando decía ´el discípulo no es menos que su Maestro`.

En la Semana Santa, en ese camino que va desde la puerta de la ciudad hasta el Gólgota del Viernes Santo y hasta el sepulcro vacío del Domingo de Resurrección,  hay un lugar que el Señor reserva para ti.  Hay un momento dentro de la Pasión que es para ti.  Y el desafío, si decides entrar en la Semana Santa con todo el corazón,  es encontrarlo: acompañarlo en el dolor y en su agonía, al pie de la Cruz y en su soledad.

La Eucaristía es el memorial del sacrificio de Jesús. Cada Eucaristía es un volver a revivir el misterio pascual del Señor:  su Pasión y Muerte redentora y su gloriosa Resurrección


Quien lo busca lo encuentra. A quien golpea a la puerta, se la abre.

No perdamos esta ocasión, esta cita de amor no transferible ni postergable.

En esta Semana Santa dejémonos decir: ´El Señor está allí y te llama´

Pidamos al discípulo amado, San Juan,

ser consecuentes y acompañar a Jesús hasta el Calvario.

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