21 de agosto de 2012

San Pio X y la Eucaristía



Restauración
Querido padre Tomás:

Muchas gracias por celebrar la Santa Misa para las hermanas en Las Piñas. Quiero contarte algo que sucedió hace cinco años en esa capillita.

Una tarde que visité la capilla se encontraba allí una santa mujer de nombre Hilda Walstrum, orando de rodillas, sollozando silenciosamente. Al preguntarle si le pasaba algo malo, me respondió que sus lágrimas eran lágrimas de gozo.

Había asistido a la Misa y durante la elevación vio que la Sagrada Hostia se transformaba en un apasionado corazón con la luz del amor destellando rayos luminosos. Uno de estos rayos llegó a su corazón. Me comentó que en ese solo instante ella había experimentado más amor del que jamás alguien podría experimentar aun si viviese mil años.

Lo mismo le sucedió a la hermana Inés de Akita en Japón. Ella fue a la capilla de su convento a orar y vio que una luz deslumbrante salía del Santísimo Sacramento. Llena de amor divino cayó al suelo. Por horas nadie podía moverla. Veinte años después, el solo recuerdo de esta experiencia pondría a la hermana Inés en éxtasis.

Tuve una larga conversación con el obispo Ito de Akita, quien me dijo que estuvo presente en la capilla y podía dar testimonio de la luz gloriosa que el Santísimo Sacramento irradiaba. Esto sucedió en la fiesta del Sagrado Corazón en 1973 y duró tres días. Esta aparici6n ha sido ya aprobada por la iglesia y fue la primera después de Fátima en 1917, donde 70.000 personas vieron el milagro de la danza del sol. El sol en el cielo es un signo del hijo de Dios en el Santísimo Sacramento. Uno es la fuente natural y el otro es la fuente sobrenatural de todo poder y vida. Por esto es que todas las custodias son hechas en forma de un estallido del sol.

El milagro en Fátima presagia el gran Milagro Eucarístico que vendrá. Lo que sucedió en Akita nos muestra la naturaleza de este milagro. En todo lugar en que se adore a Jesús en el Santísimo Sacramento, la luz de Su amor irradiara como el amanecer para que todos lo puedan ver.

Tan pronto como haya suficientes capillas de adoración perpetua que satisfagan la justicia divina de Dios, Él le mostrará al mundo entero Su Divina Misericordia revelando lo que está oculto y haciendo visible lo que está escondido, la luz de Su Amor en el Santísimo Sacramento.

Lo que vio la hermana Inés, un día lo verá el mundo entero. Será la luz gloriosa de Su amor. Tendrá el poder de penetrar en cada corazón humano, no importa lo frío, lo cruel que fuese, y lo atraerá hacia el Corazón de Dios. Luego, una vez que la humanidad vuelva a Dios por medio de este Milagro Eucarístico, la naturaleza volverá al hombre. Y entonces tendremos un segundo, un nuevo y más glorioso paraíso terrenal.

Este es el lema del gran Papa y santo cuya fiesta celebramos hoy: "RESTAURAR TODAS LAS COSAS EN CRISTO".

Querido Tomás, haz que este lema te inspire para tener adoración perpetua en tu parroquia. La primera gracia que se obtiene es la restauración. Cada hora santa apresura el día en que Jesús restaurará todas las cosas en Él mismo. Só1o cuando lo glorifiquemos a Él en el Santísimo Sacramento con nuestro amor, Él manifestará la gloria de Su amor a toda la humanidad.

Política, social, económica, cultural y moralmente estamos extenuados. Estamos mas allá de toda solución humana. Lo que necesitamos es la intervención Divina, y esta intervención será el gran milagro eucarístico.

Por esta razón es que San Pío X llamó a la adoración perpetua "la obra mas sublime de todas las obras" y por lo que a Él se le llama el Papa Eucarístico.

Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico
Mons. Pepe.

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