10 de noviembre de 2011

10 de Noviembre: San León Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

La Eucaristía es a la vez la “comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo” (Sermón 54) y el verdadero holocausto ofrecido a Dios (Sermón 58), el Sacramento, o signo sensible de la Pasión y de la muerte del divino Salvador Sermones 59, 9l; Carta 9).

El pontificado de San León Magno (440-461 ) se desarrolló durante un periodo histórico turbulento. Dos eran los peligros que acechaban principalmente a la Iglesia: uno externo, la presión de los pueblos germánicos, en su mayoría paganos—que resquebrajaban el Imperio; y otro interno, el peligro de cisma por la influencia del monofisismo. San León fue quien detuvo a Atila y a sus huestes a las puertas de Roma, convenciéndoles a retirarse; sin embargo, poco pudo lograr
frente a las violencias de los vándalos. En el campo eclesial, su
Epístola a Flaviano, dirigida al Patriarca de Constantinopla, tuvo
una importancia decisiva en las definiciones del Concilio de
Calcedonia (451), donde se condenó la herejía monofisita, que
había llegado a difundirse mucho por Oriente. Además de esta
larga carta dogmática (una de las más famosas en la historia de
la Iglesia), San León redactó otras muchas. Su epistolario
comprende 173 cartas, en su mayor parte escritos dogmáticos,
disciplinares y de gobierno. Es característico de sus su estilo
conciso y elegante, que une a la brevedad una gran riqueza de
imágenes.

Esta misma preocupación por exponer la verdadera doctrina
cristiana se refleja en sus Homilías, predicadas al clero y al
pueblo romano con ocasión de las principales fiestas del año
litúrgico. Para San León, el ciclo litúrgico tiene una importancia
capital en la vida cristiana. La liturgia es como una prolongación
de la vida salvífica de Cristo en la Iglesia, su Cuerpo Místico.
Los cristianos, configurados con el Señor por medio de los
sacramentos, deben imitar la vida de Jesucristo en el ciclo anual
de las celebraciones. De las noventa y siete homilías que nos
han llegado, nueve corresponden al ayuno de las témporas de
diciembre, que más tarde formarían parte del Adviento, y doce a
la Cuaresma. El resto se centran en los principales
acontecimientos del año litúrgico: Navidad, Epifanía, Semana
Santa, Pascua, Ascensión y Pentecostés. No faltan algunas
predicadas en la fiesta de los Santos Pedro y Pablo y de San
Lorenzo.


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