30 de noviembre de 2015

Novena a la Inmaculada Concepción para rezar frente al Sagrario


Bendito y Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar


“La Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original desde el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano”, afirma la Bula “Ineffabilis Deus” sobre la Inmaculada Concepción de María.

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia eucarística reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.

Oración:

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre, sangre derramada en la Cruz y presente en la Eucaristía.

29 de noviembre de 2015

Hora Santa en el Tiempo de Adviento


Jesús, yo te adoro. Tú eres mi Dios. Gracias porque sé que Tú quisiste ardientemente estar entre los hijos de los hombres. Por eso, Tú quisiste ardientemente estar conmigo. Ven, este Adviento para que pueda recibirte en la próxima Navidad.

Bendito seas por el amor que te inspiró que de esta manera te quedes conmigo. Tu anhelo de estar conmigo, sencillamente, se encuentra realizado: te encuentras presente en esta Hostia. Dios Todopoderoso, Hijo de Dios, oculto en esta pequeña Hostia.

Misterio infinito. Yo creo y te adoro.

-Yo anhelo tu rostro, Jesús. (Esta invocación la repito interiormente)

20 de noviembre de 2015

Hora Santa en honor a Cristo Rey de la Paz


1-Jesús, Rey de la paz yo te adoro Jesús, eterno pacificador, yo te amo porque Tú eres nuestra paz.

2 - Jesús, a ti como Rey de la Paz, Te anhelaron los corazones de los hombres durante siglos.

A Ti te alabaron los profetas. Por Ti anhelaron, como pacificador, todos los hombres de todas las naciones de todos los tiempos. Por Ti anhelaron los hombres que estuvieron oprimidos por el mal del pecado y las injusticias, las cuales trajeron conflictos y guerras. Todos los amenazados esperaron el día que amanecería la paz.

19 de noviembre de 2015

Diálogo con María frente a Jesús Eucaristía


Hijo, todavía te falta afinar la noción de los nuevos incentivos que tienes para amar siempre más a Jesús en este Sacramento. Sigue escuchándome… Aprende de mí a amar mejor a Jesús.

—Madre de Amor, tal ansío vivamente obtener de ti, porque, si de amar a Jesús se trata, eres de verdad mi vida, mi dulzura y mi esperanza.

—Hijo mío, destierra de tu mente todo pensamiento que no sea de Jesús. Desecha todo afecto mundano de tu corazón. Concentra conmigo todo tu amor en Jesús para captar mejor adónde llegó mi ardor materno.

Yo amé a Dios con un acto de caridad seráfica al conocerlo ni bien me creó… y este amor siempre aumentó en mí, y se hizo un caudaloso río cuando Jesús me escogió para madre y tomó vida humana de mí… ¡qué océano de amor ardiente, entonces, bramó dentro de mí cuando vi a mi Hijo nacido en la gruta de Belén… y cuando por primera vez lo alcé… lo estreché contra mi Corazón… y sobre éste latió el suyo divino!…

Si por reclinar la cabeza sobre el Corazón divino de Jesús en la Última Cena, San Juan Evangelista se encendió de un amor tan singular, que le valió la designación de APÓSTOL DE LA CARIDAD, puedes hacerte alguna idea del océano de amor abrasador que me invadió cuando en dulcísimo arrobo estreché en brazos al Niño Jesús, mi carísimo Hijo… ¡Nunca dos corazones se han amado ni se amarán tan entrañablemente como el mío y el de Jesús!…

13 de noviembre de 2015

Preparando el Año Santo de la Misericordia


La Misericordia de Dios se manifiesta en la Eucaristía. 

¡Sí! En el Santísimo Sacramento del Altar Dios se ha compadecido. Su misericordia es infinita. 

El deseo inscrito en nuestro corazón de ser amados plenamente (deseo de eternidad) no es expresión de un deseo impotente, cual fruto de una sarcástica maldición o de un sueño irrealizable. El deseo del hombre es más bien la intuición de un evento que ha de cumplirse; de un evento para el que fuimos destinados desde toda la eternidad. Un evento que en realidad ya se cumplió. Es la buena noticia: Dios ha bajado a la tierra, porque el hombre es capaz de Dios. Dios baja, porque nos ama. ¡Baja Dios! No para darnos una planta que rejuvenece o un nuevo alimento que sacie nuestra hambre física, como aquel maná del cielo que solo puede prolongar nuestra vida por algunos años más; baja en vez para dar cumplimiento a lo imposible. Baja para darse a sí mismo como alimento. Para que comiéndolo como dice San Agustín seamos asimilados y transformados en Él, en Dios: 

“Manjar soy de grandes: crece y me comerás. Ni tú me mudarás en ti como al manjar de tu carne, sino tú te mudarás en mí”.

12 de noviembre de 2015

Conmovedor testimonio de amor a la Eucaristía


Sucedió en la isla de Jeju (Corea del Sur) el 8 de agosto de 2012, como entonces contó la agencia católica asiática UCAnews: el sacerdote Bartholomew Mun Jung-hyun estaba celebrando una misa a las puertas de una controvertida base naval que el gobierno estaba construyendo en la zona, y que iba a causar un impacto medioambiental muy negativo para las poblaciones locales.

10 de noviembre de 2015

Mes de María: visita al Santísimo Sacramento


Carísimo hijo: Jesús ha aceptado con placer de tus manos el primer amor de mi Corazón en reparación del desamor que le opusiste cuando tu edad te habría permitido ofrecerle afectos angelicales. Sigue escuchándome, para conocer un amor más ardiente y perfecto que podamos dar juntos a nuestro Jesús en este Sagrario de Amor.

8 de noviembre de 2015

Hora Santa en el Mes de María


Exposición del Santísimo Sacramento

Canto al Santísimo Sacramento

Meditación: 

Oh María, Madre la más misericordiosa, al tiempo que me ves de rodillas ante tu amado Hijo Jesús en este adorable Sacramento, ¡cuánta falta me hace tu santo socorro!… Mi deseo, oh dulcísima Madre, es tener amor verdadero, ardiente, fuerte, puro y perseverante a tu carísimo Hijo Jesús y retribuirle en algo el amor que nos muestra en el Sagrario… ¡Pero todavía sigo bien atrasado!… No consigo hacer realidad mi deseo…

¡Oh María, ojalá tuviera yo en mi pecho tu Corazón en lugar de éste tan frío e ingrato!… ¡Qué gran hora de amor pasaría con mi amante prisionero amado, Jesús!… O si, aunque nada más sea, tuviera la ventura de oír tus tiernos acentos dictarme una lección de amor… Palabras que sean otras tantas llamas del amor vivo que abrasa tu Corazón maternal… Palabras que queden impresas en mi corazón y me enseñen a amar al Jesús tuyo y mío… ¡Cuán contento estaría!…

¡Cuán feliz sería!…