11 de agosto de 2015

Hora santa: Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos


1- Jesús, te adoro, porque Tú eres mi Dios.
Jesús, te amo, porque Tú todo acto que comienzas lo acabas.
Jesús, creo en Ti, porque por María te ensalzaste.

2 - Jesús, te adoro, porque Tú eres el Señor ensalzado.
Te doy gracias porque estás sentado a la diestra del Padre e intercedes por nosotros.
Te doy gracias porque en tu camino de vida reconozco mi camino. Te bendigo porque tu vida es la medida y seguridad de mis días. Hoy especialmente deseo glorificarte y alabarte porque a través de la vida de María me manifiestas una vez más mi camino terrenal. Hoy a Ella la elevaste al cielo en alma y cuerpo. Ella entró a la gloria del cielo, donde Tú con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas. Ahora haz que mi corazón cante con alegría y haz que se abra totalmente para que gloríe tu amor y tu poder, que mostraste en su vida.
- Jesús, te glorifico con María, asunta al cielo. (Esta invocación la repito interiormente)



3 - Señor Jesús, hoy quiero agradecerte por el camino de su vida. Tú siempre fuiste el centro y la razón de su vida. Mientras que fue joven oraba y esperaba al Mesías prometido. Ella ni siquiera presintió que sería la elegida para ser tu Madre. Tú eras el sentido de su vida. Todo lo que hacía lo hacía para Ti. Por eso te glorifico, con ella, tu Madre y canto con toda la Iglesia:
-Jesús Te glorifico porque magnificaste a Tú Madre María. (Esta invocación la repito interiormente)

4 - Jesús, se que a ella todo se le convirtió en bien. Te amaba a Ti con todo el corazón, con toda su alma, con toda su vida. Gracias, Jesús, porque la premiaste con la asunción, por aquella fidelidad que te mostró desde la concepción. Te dió a luz en un pobre pesebre de Belén, porque estaba embarazada y nadie le quiso dar hospedaje. Te dió calor con su amor materno y te protegió en su regazo cuando tuvo que huir a Egipto porque Herodes los amenazó a Ti y a ella. A ella no le costó ser perseguida en el extranjero para salvarte a Ti.
- Jesús, te adoro y te glorío con María, quien te protegió de Herodes. (Esta invocación
la repito interiormente)

5 - Jesús, María te presentó en el templo y entonces vivieron juntos momentos gozosos y momentos de dolor . En el templo estaba el anciano Simeón y la profetiza
Ana. Simeón se alegró por el encuentro pero anunció el sufrimiento proclamado ya allí.
San Lucas nos dejó escrito:
“Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
(San Lucas 2,25-35)
- Jesús, te adoro con María, quien te presentó en el templo. (Esta invocación la repito interiormente)

6-Jesús, te adoro con María, asunta al cielo, porque ella te criaba y educaba como
Madre. Te llevó a peregrinar a Jerusalén cuando tenías 12 años. Ella, en el templo, te reconoció que no sabía donde estabas y eso le produjo un profundo dolor. Te doy gracias porque ya entonces convertiste su dolor en gozo, porque ella guardaba las palabras en su corazón y las meditaba.
Aquellas palabras, cuando le dijiste que era la voluntad del Padre de que Tú estuvieras en el templo. María, gracias a Ti porque tú corazón cuidaba con fidelidad la palabra de tú Hijo. Hoy deseo también que mi corazón sea como el tuyo, para que cuide de la palabra, que vele y medite sobre Tus palabras.
-Jesús, haz que mi corazón vele y medite sobre tus palabras. (Esta invocación la repito interiormente)

7- Jesús te adoro y te doy gracias porque en Nazaret viviste en paz durante mucho tiempo largamente, con María y José, porque ella era tú Madre y porque te enseñaba y Tú crecías en sabiduría y conocimiento, delante de Dios y de los hombres. Bendito seas por cada uno de sus gozos contigo y por cada una de las preocupaciones. Hoy te agradezco con ella, porque la educación fue exitosa y porque hoy es totalmente gratificada.
Jesús, hoy deseo ser integrante de la familia de Nazaret, deseo estar contigo y con María, deseo ser obediente contigo y crecer contigo en sabiduría y conocimiento. Hoy la elijo a Ella como Madre y Maestra y deseo tener éxito en su escuela; deseo ir por el mismo camino que Tú fuiste. Deseo que todas nuestras familias sean como vuestra familia de Nazaret, que todos los padres eduquen a sus hijos exitosamente y que todos los hijos crezcan en sabiduría y conocimiento frente a Dios y a los hombres.
Jesús, te adoro y me uno a Ti y a María con todo mi corazón y mi alma. (Esta invocación la repito interiormente)

8- Jesús, te doy gracias porque, a solicitud de María, realizaste el primer milagro, porque ella estuvo contigo en el Vía Crucis, porque estuvo bajo la cruz, porque me la entregaste a mi para que sea mi Madre y a mi para que sea su hijo.
Ella vivió todo esto contigo, amaba contigo y perdonaba. Y cuando por tu muerte dejaste de sufrir, ella como madre continuó sufriendo y compadeciéndose. Bendito seas porque después de tu resurrección ella fue la primera a quien alegraste en su corazón. Te doy gracias porque ella oró junto con los apóstoles para esperar la venida del Espíritu Santo e inspiraba a la primera Iglesia con su oración y con su presencia.
Te doy gracias por toda su vida, la cual te la entregó totalmente a Ti en servicio y así quedó siempre fiel, humilde y servicial. Te agradezco, porque a ella la hiciste causa de nuestro gozo y esperanza, madre del amor y del consuelo.
Por eso, con el profeta Isaías clamo porque en su vida se realizó aquello que profetizó sobre ella:
«Con gozo me gozaré en Yahveh, exulta mi alma en mi Dios, porque me ha revestido de ropas de salvación, en manto de justicia me ha envuelto como el esposo se pone una diadema, como la novia se adorna con aderezos.» (Isaías 61,10-11)

9- Bendito seas por aquel momento en que María pasó de este mundo al otro, cuando es asunta y elevada, cuando sobre ella se realizó lo que Juan escribe en el Apocalipsis:
“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz.” (Apocalipsis 12,1-2)
Bendito sea aquel momento cuando en el cielo fue coronada como nuestra Reina y fue Reina del cielo y de la tierra para siempre.
Jesús, haz que en ella mi corazón reconozca la fuerza del Espíritu Santo en mi camino y mi meta de vida, haz que mi corazón te cante a Ti junto con ella y todos los ángeles y santos. Haz que no deje de aclamarte porque Tú exaltas a los humildes. Haz que mi alma sea adornada con todas aquellas virtudes que adornaron su alma, para que alguna vez pueda unirme a la inmensa gloria del cielo.
- Jesús, te alabo, porque Tú enalteces a los humildes y los premias con la gloria del cielo. (Esta invocación la repito interiormente)

10-BENDICION
Jesús, ahora te ruego con María asunta y exaltada en el cielo, para que me bendigas con todas las bendiciones del cielo y de la tierra. Para que me sanes en el alma y en el cuerpo y así me liberes de todo temor frente a la muerte.
Bendice a mi familia, comunidad y a todo el mundo. Por su intercesión, líbranos a todos nosotros del maligno y de todas sus tentaciones. Calma nuestros corazones con la fuerza del Espíritu, el que estuvo sobre Ti y en el cual Ella te sirvió hasta el final. A Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMEN


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