29 de octubre de 2014

EUCARISTÍA Y PENITENCIA: dos sacramentos estrechamente vinculados entre sí.


La comunión invisible, aun siendo por naturaleza un crecimiento, supone la vida de gracia, por medio de la cual se nos hace «partícipes de la naturaleza divina» (2 Pe 1, 4), así como la práctica de las virtudes de la fe, de la esperanza y de la caridad. En efecto, sólo de este modo se obtiene verdadera comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No basta la fe, sino que es preciso perseverar en la gracia santificante y en la caridad, permaneciendo en el seno de la Iglesia con el «cuerpo» y con el «corazón»; (72) es decir, hace falta, por decirlo con palabras de san Pablo, «la fe que actúa por la caridad» (Ga 5, 6).

La integridad de los vínculos invisibles es un deber moral bien preciso del cristiano que quiera participar plenamente en la Eucaristía comulgando el cuerpo y la sangre de Cristo. El mismo Apóstol llama la atención sobre este deber con la advertencia: «Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa» (1 Co 11, 28). San Juan Crisóstomo, con la fuerza de su elocuencia, exhortaba a los fieles: «También yo alzo la voz, suplico, ruego y exhorto encarecidamente a no sentarse a esta sagrada Mesa con una conciencia manchada y corrompida. Hacer esto, en efecto, nunca jamás podrá llamarse comunión, por más que toquemos mil veces el cuerpo del Señor, sino condena, tormento y mayor castigo».(73)

Precisamente en este sentido, el Catecismo de la Iglesia Católica establece: «Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar».(74) Deseo, por tanto, reiterar que está vigente, y lo estará siempre en la Iglesia, la norma con la cual el Concilio de Trento ha concretado la severa exhortación del apóstol Pablo, al afirmar que, para recibir dignamente la Eucaristía, «debe preceder la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de pecado mortal».(75)

28 de octubre de 2014

Eucaristía: fuente de nuestra vida cristiana


En todo momento de gracia, el cristiano, «muriendo» al hombre viejo carnal, «vive» el hombre nuevo espiritual. Si un cristiano perdona, mata en sí el deseo de venganza y vive la misericordia de Cristo. Si da una limosna, mata el egoísmo y vive la caridad del Espíritu Santo. Si se priva de un placer pecaminoso, toma la cruz y sigue a Cristo, muere y vive. Y así sucede «cada día», en todos y cada uno de los instantes de la vida cristiana:muerte al hombre viejo, en virtud de la pasión de Cristo, y vivificación del hombre nuevo en virtud de su resurrección gloriosa. Es una vida continuamente eucarística y pascual. No se puede participar de la vida divina sin inmolar al Señor sacrificialmente toda la vida humana, en cuanto está marcada por el pecado: sentimientos y afectos, memoria, entendimiento y voluntad.
De Cristo nos viene, pues, juntamente, la capacidad de morir a la vida vieja, y la posibilidad de recibir la vida nueva y santa. De Él nos viene esta gracia, y no sólo como ejemplo, sino como impulso que íntimamente nos mueve y vivifica. Siendo la misa actualización del misterio pascual, es en ella fundamentalmente donde participamos de la muerte y resurrección del Salvador. Por tanto, de la eucaristía fluye, como de su fuente, toda la vida cristiana, la personal y la comunitaria.

25 de octubre de 2014

Pueden ir en Paz


La Misa termina con un rito breve y de profunda significación.
El sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo diciendo: El Señor esté con vosotros; a lo que el pueblo responde: Y con tu espíritu.
Y como al principio de la Misa, el signo de la cruz, y el nombre de la Santísima Trinidad.
«En seguida el sacerdote añade: “la bendición de Dios todopoderoso –haciendo aquí la señal + de la bendición–, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros”. Y todos responden Amén».
Cristo, por medio del sacerdote, con la eficacia y certeza de la liturgia, concede finalmente a su pueblo una bendición. Así como el Señor, en el momento de la Ascensión, al despedirse de sus discípulos, «alzó sus manos y los bendijo; y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo» (Lc 24,50-51), así ahora, por medio del sacerdote que le re-presenta, el Señor bendice al pueblo cristiano, que se ha congregado en la eucaristía para celebrar el memorial de «su pasión salvadora, y de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras espera su venida gloriosa» (Pleg. euc. III).

24 de octubre de 2014

NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO


Virgen Inmaculada, Madre de Jesús y Madre nuestra, te invocamos con el nombre de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento porque Tú eres la Madre del Salvador que vive en la Eucaristía.   De ti tomó la carne y sangre con las que Él nos alimenta en la Sagrada Hostia.   Te invocamos también con este nombre porque la gracia de la Eucaristía nos viene por tu medio, pues Tú eres la mediadora, el canal, por donde nos llegan las gracias de Dios.   Y, por último, te llamamos Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, porque Tú fuiste la primera en vivir la vida Eucarística.   Enséñanos a orar la Misa como Tú lo hiciste, a recibir la Santa Comunión de una manera digna y frecuente y de visitar a Nuestro Señor devotamente en el Santísimo Sacramento.

23 de octubre de 2014

La Gracia: El regalo de Dios.




EL MISTERIO DE LA GRACIA SE CORONA EN LA COMUNIÓN EUCARÍSTICA, SE HACE PATENTE Y VIVIBLE.

En este encuentro semanal con ustedes, queridos amigos, les ofrezco hoy una pequeña catequesis sobre la Gracia de Dios. 

A ustedes se les puede ocurrir pero porqué hablar de esta cosa extraña, pero no es algo extraño, es lo más común de la vida cristiana, es lo esencial de la vida cristiana. 

¿De qué estamos hablando cuando hablamos de la gracia de Dios? Por empezar notemos el nombre: gracia. Una gracia es un don gratuito, gratis, es un regalo que Dios nos hace. ¿Y en qué consiste ese regalo? En participar de la vida de Dios. ¡Casi nada! Es participar de la vida misma de Dios.

22 de octubre de 2014

San Juan Pablo II, ruega por nosotros


1. «Tú caminas a lo largo de los siglos » (canto eucarístico polaco).

La solemnidad del Corpus Christi nos invita a meditar en el singular camino que es el itinerario salvífico de Cristo a lo largo de la historia, una historia escrita desde los orígenes, de modo simultáneo, por Dios y por el hombre. A través de los acontecimientos humanos, la mano divina traza la historia de la salvación.

Es un camino que empieza en el Edén, cuando, después del pecado del primer hombre, Adán, Dios interviene para orientar la historia hacia la venida del «segundo» Adán. En el libro del Génesis se encuentra el primer anuncio del Mesías y, desde entonces, a lo largo de las generaciones, como atestiguan las páginas del Antiguo Testamento, se recorre el camino de los hombres hacia Cristo.

Después, cuando en la plenitud de los tiempos el Hijo de Dios encarnado derrama en la cruz la sangre por nuestra salvación y resucita de entre los muertos, la historia entra, por decirlo así, en una dimensión nueva y definitiva: se sella entonces la nueva y eterna alianza, cuyo principio y cumplimiento es Cristo crucificado y resucitado. En el Calvario el camino de la humanidad, según los designios divinos, llega a su momento decisivo: Cristo se pone a la cabeza del nuevo pueblo para guiarlo hacia la meta definitiva. La Eucaristía, sacramento de la muerte y de la resurrección del Señor, constituye el corazón de este itinerario espiritual escatológico.

21 de octubre de 2014

La liturgia de las horas y la Eucaristía


«La “obra de la redención de los hombres y de la perfecta glorificación de Dios” (SC 5b) es realizada por Cristo en el Espíritu Santo por medio de su Iglesia no sólo en la celebración de la eucaristía y en la administración de los sacramentos, sino también, con preferencia a los modos restantes, cuando se celebra la Liturgia de las Horas. En ella, Cristo está presente en la asamblea congregada, en la palabra de Dios que se proclama y “cuando la Iglesia suplica y canta salmos” (SC 7a)» (Ordenación general de la Liturgia de las Horas 13).

20 de octubre de 2014

María y la Eucaristía

Sabemos que, después de la ascensión de nuestro Señor Jesucristo, la Virgen María fue «acogida en la casa» del apóstol San Juan (Jn 19,27). Y como los apóstoles comenzaron a celebrar la eucaristía a partir de Pentecostés, esto nos hace suponer con base muy cierta que la santísima Virgen participó en la eucaristía muchas veces hasta el momento de su asunción a los cielos.



La Virgen María es, pues, indudablemente el modelo perfecto de participación en la misa. Nadie como ella ha vivido la liturgia eucarística como actualización del sacrificio de la cruz. Nadie ha reconocido como ella la presencia de Jesús en los fieles congregados en su Nombre. Nadie como ella ha distinguido la voz de su hijo divino en la liturgia de la Palabra. Nadie ha hecho suyas las oraciones, alabanzas y súplicas de la misa con tanta fe y esperanza, con tanto amor como la Virgen María. Nadie en la misa se ha ofrecido con Cristo al Padre de modo tan total a como ella lo hacía. Nadie ha comulgado el cuerpo de Cristo, ni el mayor de los santos, con el amor de la Virgen Madre. Nadie ha suplicado la paz y la unidad de la santa Iglesia con la apasionada confianza de la Virgen en la misericordia de Dios providente. Nadie, en toda la historia de la Iglesia, ha estado en la misa tan atenta, tan humilde y respetuosa, tan encendida en oración y en amor, como la Madre de la divina gracia.

19 de octubre de 2014

Beato Pablo VI, ruega por nosotros


La Iglesia católica rinde este culto latréutico al sacramento eucarístico, no sólo durante la misa, sino también fuera de su celebración, conservando con la máxima diligencia las hostias consagradas, presentándolas a la solemne veneración de los fieles cristianos, llevándolas en procesión con alegría de la multitud del pueblo cristiano.

De esta veneración tenemos muchos testimonios en los antiguos documentos de la Iglesia. Pues los Pastores de la Iglesia siempre exhortaban solícitamente a los fieles a que conservaran con suma diligencia la Eucaristía que llevaban a su casa. En verdad, el Cuerpo de Cristo debe ser comido y no despreciado por los fieles, amonesta gravemente san Hipólito.

Consta que los fieles creían, y con razón, que pecaban, según recuerda Orígenes, cuando, luego de haber recibido [para llevarlo] el Cuerpo del Señor, aun conservándolo con todo cuidado y veneración, se les caía algún fragmento suyo por negligencia.

Que los mismos Pastores reprobaban fuertemente cualquier defecto de debida reverencia, lo atestigua Novaciano digno de fe en esto, cuando juzga merecedor de reprobación a quien, saliendo de la celebración dominical y llevando aún consigo, como se suele, la Eucaristía..., lleva el Cuerpo Santo del Señor de acá para allá, corriendo a los espectáculos y no a su casa.

18 de octubre de 2014

Mensaje final y oficial del Sínodo: ni comunión para los divorciados vueltos a casar ni reconocimiento de uniones homosexuales

SOLO RECONOCEN HABER REFLEXIONADO SOBRE LOS DIVORCIADOS


Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la conferencia de presentación del Mensaje de la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización» (5-19 de octubre). En relación a los divorciados vueltos a casar, el mensaje simplemente constata que los obispos han «reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos» de dichos fieles. No se menciona a los homosexuales.

Transcribimos el texto íntegro:


Pablo VI será declarado Beato


La sagrada Eucaristía es el misterio de la fe
           
Ante todo queremos recordar una verdad, por vosotros bien sabida, pero muy necesaria para eliminar todo veneno de racionalismo; verdad, que muchos católicos han sellado con su propia sangre y que célebres Padres y Doctores de la Iglesia han profesado y enseñado constantemente, esto es, que la Eucaristía es un altísimo misterio, más aún, hablando con propiedad, como dice la sagrada liturgia, el misterio de fe. Efectivamente, sólo en él, como muy sabidamente dice nuestro predecesor León XIII, de feliz memoria, se contienen con singular riqueza y variedad de milagros todas las realidades sobrenaturales.
            
Es necesario que nos acerquemos particularmente a este misterio, con humilde reverencia, no siguiendo razones humanas, que deben callar, sino adhiriéndonos firmemente a la Revelación divina.
            

17 de octubre de 2014

La Eucaristía es verdadero sacrificio


Es un sacrificio. Jesús entiende su muerte como un sacrificio de expiación, por el cual, estableciendo una Alianza Nueva, con plena libertad, «entrega su vida» –su cuerpo, su sangre– para el rescate de todos los hombres (cf. Catecismo 1362-1372, 1544-1545). De sus palabras y actos se deriva claramente su conciencia de ser el Cordero de Dios, que con su sacrificio pascual quita el pecado del mundo. Que así lo entendió Jesús nos consta por los evangelios, pero también porque así lo entendieron sus apóstoles.

La enseñanza de San Pablo es muy explícita: «Cristo nos amó y se entregó por nosotros en oblación y sacrificio a Dios de suave aroma» (Ef 5,2; cf. Rm 3,25). Es el amor, en efecto, lo que le lleva al sacrificio: «Dios probó su amor hacia nosotros en que, siendo pecadores, Cristo murió por nosotros» (Rm 5,8; cf. Gál 2,20). Y por eso ahora «en Él tenemos la redención por la virtud de su sangre, la remisión de los pecados» (Ef 1,7; cf. Col 1,20). Por tanto, «nuestro Cordero pascual, Cristo, ya ha sido inmolado» (1Cor 5,7). Es la misma doctrina que da San Pedro (1Pe 1,2.9; 3,18).

Igualmente San Juan ve en Cristo crucificado el Cordero pascual definitivo, el que con su muerte sacrificial «quita el pecado del mundo» (Jn 1,29.37). Según disponía la antigua ley mosaica sobre el Cordero pascual, ninguno de sus huesos fue quebrado en la cruz (19,37 = Ex 12,46). Los fieles son, pues, «los que lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero» (Ap 7,14), es decir, «los que han vencido por la sangre del Cordero» (12,11). Y ese Cordero degollado preside ahora para siempre ante el Padre la liturgia celestial (5,6.9.12). Así pues, el sacrificio de la vida humana de Jesús gana en la cruz la salvación para todos: «él es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo» (1Jn 2,2).

15 de octubre de 2014

Hora Santa en honor a Santa Teresa de Jesús


Exposición del Santísimo Sacramento

Canto de adoración

Meditación

El desvelo de Santa Teresa por cuidar y amar la Eucaristía:

"Llegadas a la casa, entramos en un patio. Las paredes harto caídas me parecieron, mas no tanto como cuando fue de día se pareció. Parece que el Señor había querido se cegase aquel bendito padre para ver que no convenía poner allí Santísimo Sacramento. Visto el portal, había bien que quitar tierra de él, a teja vana, las paredes sin embarrar, la noche era corta, y no traíamos sino unos reposteros, creo eran tres: para toda la largura que tenía el portal era nada. Yo no sabía qué hacer, porque vi no convenía poner allí altar. Plugo al Señor, que quería luego se hiciese, que el mayordomo de aquella señora tenía muchos tapices de ella en casa, y una cama de damasco azul, y había dicho nos diesen lo que quisiésemos, que era muy buena.

13 de octubre de 2014

El mundo necesita Paz: necesita la Eucaristía




Tenemos que redescubrir con orgullo el privilegio de poder participar en la Eucaristía, que es el sacramento del mundo renovado. La resurrección de Cristo tuvo lugar el primer día de la semana, que para los judíos era el día de la creación del mundo. Precisamente por este motivo el domingo era considerado por la primitiva comunidad cristiana como el día en el que tuvo inicio el mundo nuevo, el día en el que con la victoria de Cristo sobre la muerte comenzó la nueva creación.

12 de octubre de 2014

Algunos gestos y posturas de los fieles en la Misa


Las normas fundamentales sobre los gestos y posturas corporales en la Misa las hallamos en la Ordenación general del Misal Romano (OGMR), así como en el Ordinario de la Misa (OMR).

Los fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien, desde que el sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta inclusive; al canto del Aleluya antes del Evangelio; durante la proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe [el Credo] y la oración universal [de los fieles]; además desde la invitación Orad, hermanos, antes de la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo.

Destacamos que el pueblo debe ponerse en pie al Orad, hermanos, porque en pie debe estar durante las tres oraciones propias de la Misa del día: colecta, ofrendas y comunión. No tiene sentido que esté en pie en la oración de colecta y de comunión, y sentado en la de las ofrendas.

Y también recordamos que «Todos se inclinan» en el Credo, sacerdote y pueblo, cuando se dice «bajó del cielo… y se hizo hombre» (OMR 15). En esas mismas palabras, todos se arrodillan en las solemnidades de la Navidad y de la Anunciación, 25 marzo.

Estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión.

Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración.

11 de octubre de 2014

Sínodo de los Obispos: actualizamos la enseñanza de Juan Pablo II sobre Matrimonio y Eucaristía II


La Eucaristía es un sacramento verdaderamente admirable. En él se ha quedado Cristo mismo como alimento y bebida, como fuente de poder salvífico para nosotros. Nos lo ha dejado para que tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia (cf. Jn 10, 10): la vida que tiene él y que nos ha transmitido con el don del Espíritu, resucitando al tercer día después de la muerte. Es efectivamente para nosotros la vida que procede de él. ¡Es también para vosotros, queridos esposos, padres y familias! ?No instituyó él la Eucaristía en un contexto familiar, durante la última cena? Cuando os reunís para comer y estáis unidos entre vosotros, Cristo está cerca. Y todavía más, él es el Emmanuel, Dios con nosotros, cuando os acercáis a la mesa eucarística. Puede suceder que, como en Emaús, se le reconozca solamente en la «fracción del pan» (cf. Lc 24, 35). A veces también él está durante mucho tiempo ante la puerta y llama, esperando que la puerta se abra para poder entrar y cenar con nosotros (cf. Ap 3, 20). Su última cena y sus palabras pronunciadas entonces conservan toda la fuerza y la sabiduría del sacrificio de la cruz. No existe otra fuerza ni otra sabiduría por medio de las cuales podamos salvarnos y podamos contribuir a salvar a los demás. No hay otra fuerza ni otra sabiduría mediante las cuales vosotros, padres, podáis educar a vuestros hijos y también a vosotros mismos. La fuerza educativa de la Eucaristía se ha consolidado a través de las generaciones y de los siglos.

10 de octubre de 2014

Sínodo de los Obispos: actualizamos la enseñanza de Juan Pablo II sobre Matrimonio y Eucaristía




El deber de santificación de la familia cristiana tiene su primera raíz en el bautismo y su expresión máxima en la Eucaristía, a la que está íntimamente unido el matrimonio cristiano. El Concilio Vaticano II ha querido poner de relieve la especial relación existente entre la Eucaristía y el matrimonio, pidiendo que habitualmente éste se celebre «dentro de la Misa». Volver a encontrar y profundizar tal relación es del todo necesario, si se quiere comprender y vivir con mayor intensidad la gracia y las responsabilidades del matrimonio y de la familia cristiana.

8 de octubre de 2014

¡Tengo Fe en la Eucaristía!


La presencia real de Cristo en el Pan y en el Vino, es decir, en la Eucaristía sólo se acepta desde la fe, no por razonamiento. San Agustín decía: “Si lo entiendes, no es Dios”. Por eso hemos de optar y situarnos entre los que abandonaron a Jesús, escandalizados por el discurso del Pan de vida (Jn 6,66) o entre los que siguen como Pedro al Señor y confiesan con plena libertad y confianza su fe: “Señor, ¿dónde vamos a ir? Sólo tú tienes palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.(Jn 6,68-69)

Yo me situo en el segundo grupo, entre los que desde la fe confiesan que Cristo es el Señor, y que el pan y el vino son el Cuerpo y la Sangre del Señor.

7 de octubre de 2014

Castidad en el noviazgo y en el matrimonio: un camino posible gracias a la Eucaristía


Una vida cristiana sana hace posible la castidad en todas las edades del cristiano, niño y adolescente, adulto y anciano. También en los novios. El concilio de Trento, haciendo suya una frase de San Agustín, enseña que «Dios no manda cosas imposibles, sino que el mandar avisa que hagas lo que puedas y pidas lo que no puedas, y ayuda para que puedas: “sus mandamientos no son pesados” (1Jn 5,3), y “su yugo es suave y su carga ligera” (Mt 11,30)» (1547: Denz 1536). La experiencia de muchos cristianos, que están viviendo con fidelidad la vida cristiana nos muestra que la estabilidad en la vida de la gracia es posible en todas las edades y circunstancias, aunque puedan producirse caídas esporádicas. Valga el ejemplo, aunque sea un tanto prosaico: es perfectamente posible conducir un coche sin producir accidentes, atropellos, choques. Éstos pueden darse en algún momento, pero un conductor atento y cuidadoso puede pasar años sin fallo alguno considerable. No es preciso ningún milagro para eso.

Cuando decae la vida cristiana esta convicción vacila, apoyándose en las experiencias negativas. Los bautizados, los novios concretamente, que se consideran autorizados a vivir según los criterios y costumbres del mundo, que incluso lo consideran un deber en virtud de una espiritualidad de «encarnación» (!); que no viven la oración, la misa dominical, la lectura de las Escrituras y libros espirituales, la comunidad parroquial o de otros grupos cristianos; aquellos que no guardan el pudor en el vestido, las conversaciones, los espectáculos, las lecturas, las miradas; quienes asimilan las costumbres del mundo, novios, por ejemplo, que pasan juntos semidesnudos en la playa horas y horas; que hacen solos un viaje de vacaciones; que no se privan de películas obscenas…, podrán afirmar, con graves fundamentos experimentales, que es imposible la castidad en los novios. La castidad y cualquier otra virtud.

5 de octubre de 2014

Hora santa en honor a Santa Faustina


Exposición del Santísimo Sacramento

Canto de adoración

Meditación:

Varias veces en su Diario, Santa Faustina escribe haber visto los rayos rojo y pálido proceder no de la imagen, sino de la Santa Hostia. Y una vez, mientras el sacerdote exponía el Santísimo Sacramento, ella vio que los rayos de la imagen traspasaron la Hostia y de ahí se difundieron hasta que cubrieron al mundo entero (vea Diario, 441). Así mísmo, deberíamos ver con ojos de fe, en cada Hostia, al Salvador Misericordioso derramándose como una fuente de misericordia para nosotros.

Este concepto de la Eucaristía como una fuente de gracia y misericordia, se encuentra no solamente en el Diario de Santa Faustina, sino también en las enseñanzas de la Iglesia... La Iglesia enseña claramente que todos los demás sacramentos están dirigidos hacia la Eucaristía y sacan su fuerza de ella.

4 de octubre de 2014

Hora santa en honor a san Francisco de Asís


Exposición del Santísimo Sacramento

Canto de Adoración

Meditamos con San Francisco de Asís mirando la Eucaristía: “Oh sublime humildad, oh humilde sublimidad: que el Señor del mundo universo, Dios e Hijo de Dios, se humilla hasta el punto de esconderse, para nuestra salvación, bajo una pequeña forma de pan!" (Francisco de Asís)

3 de octubre de 2014

San Francisco de Asís y la devoción a la Eucaristía


“Reparemos todos los clérigos en el gran pecado e ignorancia en que incurren algunos sobre el santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo. (…) Pues bien, todos los que ejercen tan santísimos ministerios, especialmente los que los administran sin discernimiento, pongan su atención en cuán viles son los cálices, los corporales y los manteles en los que  se sacrifica el Cuerpo y la Sangre e nuestro Señor.  Y hay muchos que lo abandonan en lugares indecorosos, lo llevan sin respeto, lo reciben indignamente y lo administran sin discernimiento.

2 de octubre de 2014

1º Jueves de mes: sacerdocio y eucaristía


–El sacerdote es el ministro re-presentante de Cristo dentro del pueblo sacerdotal cristiano. Quiso el Señor instituir un «especial sacramento [el del Orden] con el que los presbíteros, por la unción del Espíritu Santo, quedan sellados con un carácter particular, y así se configuran con Cristo sacerdote, de suerte que puedan obrar como en persona de Cristo cabeza» (Vat.II, Presbyterorum ordinis 2c). 

Los sacerdotes, en efecto, son «consagrados de manera nueva a Dios por la recepción del Orden [novo modo consecrati, respecto de la consagración bautismal], y se convierten en instrumentos vivos de Cristo, Sacerdote eterno». De tal modo que «todo sacerdote, a su modo, representa la persona del mismo Cristo, y es enriquecido de gracia particular para que mejor pueda alcanzar, por el servicio de los fieles, la perfección de Aquel a quien representa» (PO 12a).

Según esto, la gracia propia del sacramento del Orden da a estos fieles un nuevo ser, que les hace posible un nuevo obrar. En adelante, estos cristianos constituidos sacerdotes-ministros, han de vivir, siempre y en todo lugar, el ministerio de la re-presentación de Cristo entre sus hermanos. Sacerdos alter Christus.

1 de octubre de 2014

12.ª Adoración Eucarística Mundial


En la tarde del 3 de octubre, viernes, el Santuario de Fátima se une a un momento internacional de oración por niños y jóvenes, Children of the Eucharist”, promovido por el Apostolado Mundial de Fátima, que será difundido (en diferido) desde Fátima, para más de 140 países del mundo, a través de la estación de televisión católica norte-americana EWTN.
 La oración por el Papa, por las familias y por el mundo congrega las principales intenciones de esta acción.
Son invitados a estar presentes en Cova de Iria todos los niños y jóvenes que lo deseen, y también sus familiares, profesores y catequistas, en especial los que residen, estudian o trabajan cerca de la ciudad.
El momento de oración, en la Capilla de las Apariciones, también podrá ser seguido en directo a través de la transmisión on line proporcionada por el Santuario de Fátima a partir del link ../portal/index.php?id=14924.