30 de junio de 2014

Sin sacerdotes no hay Eucaristía



Si desapareciese el sacramento del Orden, no tendríamos al Señor.

¿Quién lo ha puesto en el sagrario?    El sacerdote.



¿Quién ha recibido vuestra alma apenas nacidos?   El sacerdote.

¿Quién la nutre para que pueda terminar su peregrinación?   El sacerdote.

¿Quién la preparará para comparecer ante Dios, lavándola por última vez en la sangre de Jesucristo? El sacerdote, siempre el sacerdote.

Y si esta alma llegase a morir [a causa del pecado], ¿quién la resucitará y le dará el descanso y la paz?   

También el sacerdote…

¡Después de Dios, el sacerdote lo es todo!...  Él mismo sólo lo entenderá en el cielo.

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