26 de enero de 2013

Santa Faustina y la eucaristía



“Paso cada momento libre a los pies de Dios escondido. Él es mi maestro, le pregunto todo, con Él hablo de todo, de allí saco fuerza y luz, allí aprendo todo, de allí me llegan las luces sobre el modo de comportarme con el prójimo. Desde el momento en que salí del noviciado, me ENCERRÉ en el sagrario con Jesús, mi Maestro. Él mismo me atrajo a este fuego de amor vivo, alrededor del cual se concentra todo.”

“Toda mi Fuerza está en Ti, Pan vivo. Me sería difícil vivir un día sin recibir la Santa Comunión. Él es mi escudo; sin Ti, Jesús no se vivir.”

“Oh Jesús misericordioso, con que ardiente deseo Te has apresurado hacia el Cenáculo para consagrar la Hostia que yo he de recibir durante mi vida. Has deseado, Jesús, vivir en mi corazón, TU Sangre viva se une a mi sangre. ¿Quién comprenderá esta íntima unión? Mi Corazón encierra al Todopoderoso, al Incomprensible. Oh Jesús, concédeme Tu Vida divina, que Tu Sangre pura y generosa lata con toda la fuerza en mi corazón. Te ofrezco todo mi ser, transfórmame en Ti y hazme capaz de cumplir en todo Tu santa Voluntad, de compensarte con mi amor.”

“Debes saber, hija mía, que me es agradable el ardor de tu corazón y cómo tú deseas ardientemente unirte a Mí en la santa comunión, así también Yo deseo donarme entero a ti y en recompensa de tu celo, descansa junto a Mi Corazón.”


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