ANTES DE COMENZAR:
Hemos comenzado, hace pocos días, el tiempo litúrgico de Adviento, tiempo de atenta espera y esperanza, donde la Iglesia como Madre y Maestra que es, nos conduce por un camino de purificación y despojo, para recibir al Redentor del mundo el día de Navidad.
En este contexto, de purificación personal, nada mejor que honrar a nuestra Madre del Cielo, maestra de pureza, la Santísima Virgen María, hoy en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Nos adherimos con gozo a ésta celebración eucarística.
ANTES DE LA LITURGIA DE LA PALABRA
La santísima Virgen María, en atención a los méritos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo fue preservada de la mancha original desde el mismo instante de su concepción. Abierta siempre a la gracia de Dios, le pedimos a ella, Toda Santa, que nos ayude a vivir siempre abiertos a la Palabra de Dios.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
a cada invocación respondemos: “Por María Inmaculada te lo pedimos Señor".
-Por su santidad Benedicto XVI, Cabeza visible de la Iglesia una , santa, católica y apostólica, oremos hnos.......
-Para que nuestro país continúe siendo profundamente mariano, y guíe sus pasos tras los pasos de María santísima que nos conducen a Jesús, oremos hnos.....
-Para que construyamos un país donde prime la moral y el respeto entre todos sus habitantes, y vivir sin el pecado que destruye en nosotros al imagen y semejanza con Dios, oremos hnos
-Para que en este tiempo de Adviento, podamos tener el corazón atento para aprender a escuchar la Palabra de Dios, oremos hnos…
-Por las necesidades de nuestra comunidad, y las de cada uno de los que participamos con fe en esta celebración que honra a nuestra Madre celestial, oremos hnos.....
OFERTORIO:
Ofrecemos al Señor los frutos de nuestro trabajo simbolizados por el pan y el vino, al mismo tiempo le entregamos a María Inmaculada, el Mes de María, devoción que hemos rezado diariamente en honor de Nuestra Señora.
COMUNIÓN:
Nos acercamos a comulgar nutridos por el pan de la Palabra de Dios, y para recibir en nuestro corazón el pan de la Eucaristía. Con Cristo Redentor, el pan vivo bajado del cielo, nos podremos convertir en cristianos de verdad que busquen tener su corazón sin mancha.
DESPEDIDA:
En este tiempo de Adviento, pidámosle a María Inmaculada, que permanezca siempre en nuestros corazones y nos conduzca hasta su Hijo Jesús.
Hermoso guión. Muchas gracias.
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