CONDICIONES PARA HACER BIEN LA COMUNIÓN
74. ¿Qué se requiere para hacer bien la Comunión? Se requieren por lo menos tres condiciones:
1) estar en gracia de Dios;
2) pensar y saber a quién se recibirá;
3) estar en ayunas por lo menos una hora antes de la Comunión, excluyendo el agua y los medicamentos.
75. ¿Qué quiere decir «pensar y saber a quién se recibirá»? Quiere decir, sobre todo, conocer las verdades fundamentales que se refieren a la Eucaristía y, principalmente, saber que en la Hostia Consagrada está presente verdaderamente Jesús vivo. Pero si se hace la Comunión es necesario renovar la fe, para recibir a Jesús con gran anhelo, devoción y amor. Sólo así la Comunión dará todos sus frutos. Esto es lo que quiere decir «saber y pensar a quién se recibirá».
76. ¿Cómo se recibe la Comunión? La comunión puede ser recibida, de pie o de rodillas; directamente en la boca; para esto, el sacerdote pone la Hostia Consagrada sobre la lengua de quien se acerca a comulgar. Quien quiera, la puede recibir también sobre la mano, siempre que sepa cómo hacerlo: se debe poner la mano izquierda con la palma abierta sobre la mano derecha, el sacerdote pone en la mano la Hostia, sobre la palma de la mano izquierda, e inmediatamente después se toma respetuosamente con el pulgar y el índice de la mano derecha, para llevarla con devoción a la boca. Como ya hemos recordado, si alguna migaja quedara sobre la mano, tenemos que llevarla también a la boca.
77. ¿Qué se debe hacer después de comulgar? Después de la Comunión, sabiendo que en nosotros está presente verdaderamente Jesús, debemos retirarnos en profunda oración. Si no hay una pausa de silencio para todos y hay cantos, entonces cada uno tendría que hacer una pausa de silencio personal después de la bendición. Después de la Comunión, Santa Catalina de Siena entraba en éxtasis y no era posible moverla de su puesto. No olvidemos que Jesús está presente realmente en nosotros mientras duren las especies eucarísticas, es decir, más o menos un cuarto de hora.
78. ¿Es importante este momento de oración después de comulgar? Es muy importante, aunque hoy, desgraciadamente, casi todos lo descuidan. Sin embargo, si uno piensa que tiene a Jesús vivo y verdaderamente presente dentro de sí, ¿cómo puede no sentir la necesidad de un profundo recogimiento?
79. ¿Cómo se pueden emplear estos minutos en los cuales Jesús está todavía físicamente presente dentro de nosotros? Lo importante es estar en recogimiento y no dispersos en otras cosas, como en conversaciones inútiles. Nos podemos ayudar con algún libro de oraciones o bien, si uno es capaz, puede hablar libremente con Jesús, presente en nuestro corazón. Podemos recordar la palabra latina ardor, la cual nos recuerda que debemos suscitar en nosotros sentimientos de adoración, agradecimiento, petición, entrega y reparación.
80. ¿Nuestra devoción a Jesús presente en la Santísima Eucaristía está limitada a estos minutos después de comulgar? Hay otra práctica muy valiosa con la cual podemos testimoniar nuestro amor hacia Jesús Eucaristía y recibir de Él abundante gracia. Es la adoración del Santísimo Sacramento, que se puede hacer como oración en silencio delante del tabernáculo o, de manera más solemne, participando de la adoración pública, cuando hay exposición del Santísimo Sacramento. La adoración eucarística es un signo muy expresivo de nuestra fe en Jesús realmente presente y nos permite encontrarlo, como en Palestina en tiempos de él. No somos menos afortunados que ellos; todo lo contrario: en cierto sentido lo somos más, porque podemos encontrar a nuestro Señor Jesús en cualquier lugar y a cualquier hora, simplemente entrando en un templo o capilla; ahí Jesús está presente para nosotros, siempre dispuesto a escucharnos, a recibir todas nuestras peticiones, a consolarnos cuando estamos tristes y venir a nuestro encuentro en medio de nuestras dificultades. Si hubiera un poco más de fe y amor, no encontraríamos nunca una iglesia vacía, porque siempre habría alguien arrodillado delante del tabernáculo.
4) La última condición es estar vestido pulcra y decorosamente.
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