27 de agosto de 2012

María, apóstol de la gloria de Jesús



María, apóstol de la gloria de Jesús

En el cenáculo, María se entregaba toda entera a la gloria Eucarística de Jesús. Sabía muy bien que era deseo del Padre que la Eucaristía fuera conocida, amada y servida de todos, que el Corazón de Jesús sentía necesidad de comunicar a los hombres todos sus dones de gracia y de gloria... Por eso el único deseo de María es glorificar a Jesús en el Santísimo Sacramento, hacerlo conocer, amar y servir por toda la humanidad...

Por otra parte, los hombres se hicieron hijos suyos en el Calvario y ella los ama con ternura de Madre..., queriendo el bien de ellos tanto como el suyo propio. Por esto María ardía en deseos de dar a conocer a Jesús en el Santísimo Sacramento, de abrazar los corazones en su Amor, de ver a todos unidos y encadenados a su amable servicio, de formar para El una Guardia de Honor Eucarística, una corte de fieles y abnegados adoradores. Para lograr esta gracia, María cumplía una misión perpetua de oración y penitencia a los pies de la adorable Eucaristía, rogando por la salvación del mundo rescatado por la Sangre Divina, y con su celo inmenso abarcaba las necesidades de los fieles de todos los tiempos y lugares, que recibirían la herencia de la divina Eucaristía... Y como quiera que toda gracia de conversión es fruto de oración, y la petición de María no puede ser desestimada, en esta Madre de bondad tienen los adoradores su mejor auxiliadora...

Los adoradores participan de la vida y de la misión de María de rezar a los pies del Santísimo Sacramento, que es ciertamente la misión más linda... Hoy más que nunca se necesitan hombres, que, con su propia abnegación, reparen ante Dios, la tristeza e ingratitud, y el incremento constante de crímenes de las naciones; hacen falta almas fervorosas que con sus oraciones vuelvan a abrir los tesoros de gracia cerrados por la indiferencia general; hacen falta verdaderos adoradores, esto es, hombres de fuego y de sacrificio. Cuando su numero se multiplique cerca de su Divino Líder, Dios será glorificado y Jesús amado, las sociedades volverán a ser cristianas, serán conquistadas para Jesucristo por el apostolado de la oración Eucarística. san Pedro Julián Eymard



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