Leyendo su diario espiritual se ve que Ignacio durante la Misa se dejaba trasformar por el cuerpo y la sangre de su Señor para después eucarísticamente tomar decisiones y elegir lo que se presentaba. Ignacio sabía que comunicándose la Eucaristía no se convierte en nuestro cuerpo y nuestra sangre, al contrario, nosotros somos trasformados en Eucaristía.
Convirtiéndose lentamente y amorosamente, gracias a sus misas celebradas todos los días, Ignacio dejaba contraseñar todas las elecciones que tenía que hacer, grandes y pequeñas, de este “santísimo sacrificio de la Eucaristía, como máxima señal de su amor".
Padre Peter-Hans Kolvenbach
Vivir sin la Eucaristia es vivir alejado de Cristo
ResponderEliminar