8 de abril de 2012

Procesión con el Santísimo Sacramento en tiempo pascual


+ Exposición del Santísimo

+Cantamos: Alabado sea el Santísimo

A cada aclamación repetimos:

Dios sea bendito

Sea bendito en su eternidad.

Sea bendito en su vida en tres personas.

Sea bendito en su creación.

Sea bendito en su providencia.

Sea bendito en su designio de salvación.

Sea bendito por sus alianzas con los hombres.

Sea bendito por habernos revelado su amor y su ley.


Bendito sea el Sagrado Corazón

Bendito sea el Corazón abierto por la lanza.

Bendito sea el Corazón de donde surgió el agua del bautismo.

Bendito sea el Corazón de donde surgió la sangre de la nueva alianza.

Bendito sea le Corazón de donde nació la Iglesia, la nueva Eva.

Bendito sea el Corazón que nos ha dado a María por Madre.

Bendito sea el Corazón que recibió tanta ingratitud a cambio de su amor.

Bendito sea el Corazón que tanto amó al Padre.

Bendito sea el Corazón que tanto amó a los hombres.

Bendito sea el Corazón que ofrece perdón a los pecadores.



Bendita sea la preciosísima Sangre

Bendita sea la sangre preciosa del Cordero sin mancha que nos liberó.

Bendita sea la sangre de la Cruz que nos ha reconciliado con Dios.

Bendita sea la sangre de la Cruz que nos estableció en la paz.

Bendita sea la sangre de Jesús que nos purifica de todo pecado.

Bendita sea la sangre de Jesús que intercede por nosotros con más poder que la sangre de Abel.

Bendita sea la sangre del cáliz derramada para el perdón de los pecados.

Bendito sea el cáliz de bendición que nos hace comulgar con la sangre de Cristo.

Bendita sea la sangre de la nueva y eterna alianza.



“Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

La noche de la Resurrección de Jesús nuestras almas cantan con gozo la grandeza de nuestro Dios. Porque hemos puesto nuestra esperanza en Aquel que se mantiene fiel a sus promesas.

Con su Resurrección, renovamos la alegría de ser de Cristo. La alegría de haber sido llamados a la vida, de haber sido llamados a la fe, la alegría de que Dios nos amó primero, y de que nosotros también lo amamos. Esta noche somos felices porque Cristo resucitó venciendo a la muerte, y resucitado sigue entre nosotros como verdadero hombre. Nos alegramos porque sabemos que incluso el dolor es camino de resurrección. Y entusiasmados nos sabemos elegidos para anunciarle al mundo que nuestro Maestro ha resucitado.

En Jesús resucitado, nos alegramos porque seremos perdonados de todos nuestros como Pedro, nos alegramos porque el curará nuestra ceguera como a Tomás, nos avivará nuestra esperanza como a los discípulos de Emaús, y enderezará nuestro amor como el de Magdalena.



"Es necesario que Cristo reine” (1 Cor 15,25)

Hoy Jesús, queremos anunciar gozosos que has vencido a la muerte. Queremos llevarte a toda nuestra vida y que reines Resucitado. Porque nos sabemos dichosos al habernos nombrado testigos de Tu gozo. Es la más hermosa de las tareas, el más bendito de los oficios. Queremos hacerlo con tu presencia Eucarística. Por eso salimos a las calles… Para proclamarle a todos jubilosos: ¡“Yo se que Mi Redentor Vive”!

+ Se arma la procesión con el Santísimo Sacramento del Altar


+ Cantamos...

En verdad resucitó el Señor. Aleluya. A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos.

Cantamos: Aleluya

Evangelio Según San Mateo (28, 8-10)

Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y corrieron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: "Alégrense". Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: "No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán".

Preces:

A cada una de las intenciones respondemos diciendo:

R. Por tu misericordia, escúchanos

Te pedimos por Benedicto XVI, los obispos, los sacerdotes y todos lo que forman parte de la Santa Iglesia, para que ella pueda siempre responder a las necesidades verdaderas y profundas de la humanidad y camine pobre, libre y amorosamente hacia Cristo. R.
Te pedimos por los jóvenes, para que vigoricen su fe o la revivan si es débil, y así, no tengan miedo de abrir de par en par las puertas a Jesús y respondan a su llamada de amor. R.

Te suplicamos nos bendigas  con abundante vocaciones matrimoniales, religiosas, misioneras y sacerdotales.R.
Oremos

Dios, que por medio de tu Hijo, vencida la muerte, nos abriste en este día las puertas de la eternidad, concede que quienes celebramos la solemnidad de la Resurrección del Señor, por la acción renovadora de tu Espíritu resucitemos a la luz de una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo.

+ Cantamos...

El Señor dio de beber a su pueblo el agua de la sabiduría; Él es el apoyo de sus hijos y no desfallecerán, Él los exaltará para siempre. Aleluya.

+Cantamos: Aleluya

Evangelio según San Juan (20, 11-18)

Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les respondió: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto." Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré." Jesús le dice: "María." Ella se vuelve y le dice en hebreo: "Rabbuní" - que quiere decir: "Maestro" -. Dícele Jesús: "No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios." Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.

Preces

A cada una de las intenciones respondemos diciendo:

R. Dios de la Esperanza, Escúchanos

Señor Jesús, haz que nuestros hermanos que han pasado ya de este mundo a tu reino se alegren con júbilo eterno en tu presencia y se llenen de gozo en la asamblea de los santos. R.

Señor Jesús, que tu bondad y tu misericordia acompañen a sus familiares y los fortalezca en el dolor. R.

Señor Jesús, a nosotros, que caminamos aún por este mundo, guíanos por el sendero justo, y haz que en Ti, que eres el Buen Pastor, encontremos siempre nuestro consuelo. R.

Oremos

Señor, concédenos que así como celebramos en la fe la solemnidad de la Resurrección de tu Hijo, podamos también alegrarnos con todos los santos cuando Él vuelva. Por nuestro Señor Jesucristo

+Cantamos...

El Señor resucitó de entre los muertos, según lo había dicho; alegrémonos y regocijémonos todos, porque Él reina para siempre. Aleluya.

+ Cantamos: Aleluya

Evangelio según San Lucas (24, 13-35)

Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: "¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?" Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: "¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?" El les dijo: "¿Qué cosas?" Ellos le dijeron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron." El les dijo: "¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?" Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado." Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: "¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.


A cada aclamación repetimos:

Bendito sea el Nombre de Jesús

Bendito sea su nombre, que levanta la persecución del mundo.

Bendito sea su nombre, que nos promete la salvación.

Bendito sea su nombre de Cordero de Dios.

Bendito sea su nombre, en el cual somos bautizados.

Bendito sea su nombre, inscrito sobre nuestras frentes.

Bendito sea su nombre, que nos reúne y le hace presente en medio de nosotros.

Bendito sea el nombre que le fue dado ocho días después de su nacimiento.

Oremos

Señor, que por la Resurrección de Cristo nos restauras para la Vida eterna, eleva nuestros corazones hacia el autor de nuestra salvación que está sentado a tu derecha, para que cuando nuestro Salvador venga en su gloria, los que hemos renacido en el bautismo seamos revestidos de la feliz inmortalidad. Por nuestro Señor Jesucristo.


+Cantamos...

“Ninguno de nosotros vive para sí mismo y muere para sí mismo; si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, morimos para el Señor. Así pues, tanto si vivimos, como si morimos, somos del Señor. Para eso murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.” (Rm 14, 7-9)

+Cantamos: Aleluya

“Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, Y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: “Jesucristo es el Señor” (Flp. 2, 9-11 )

+Cantamos...

Cristo, después de resucitar, no muere más porque la muerte ya no tiene poder sobre Él. Aleluya.

+Cantamos: Aleluya

Evangelio según San Marcos (16, 9-15)

Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.

Preces:

Invoquemos a Jesús, que se ha quedado con nosotros en la Eucaristía y digámosle con confianza amorosa:

R. Porque para vos nada es imposible, escúchanos Señor

Jesús, que junto a la cruz tuviste a tu madre dolorosa que participó en tu aflicción, haz que sepamos también nosotros participar en tu pasión. R.

Te pedimos por los enfermos, para que reciban tu consuelo y tu paz. R.

Te rogamos confortes a los familiares y amigos de quienes se encuentran internados. R.
Oremos

Dios todopoderoso, concédenos celebrar el poder del Señor resucitado de tal manera que, habiendo recibido el anticipo de su obra redentora, lleguemos a la plena posesión de sus dones. Por nuestro Señor Jesucristo

+Cantamos...
Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo” Mt. 17, 7

“Vengan a mí, todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana” Mt. 11, 30
Jesús le dijo “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mi, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mi, no morirá jamás. ¿Crees esto?” Jn 11, 25-26
“Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe” Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!” Jn 20, 27


Venid benditos de mi Padre, y recibid en herencia el Reino que os fue preparado desde el comienzo del mundo. Aleluya.

+Cantamos: Aleluya

Lectura de libro de los Hechos de los Apóstoles

Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: "Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras: No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora tercia del día, sino que es lo que dijo el profeta: Sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y yo sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu. Haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que llegue el Día grande del Señor. Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. "Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazareno, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos; a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su dominio; porque dice de él David: Veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que está a mi derecha, para que no vacile. Por eso se ha alegrado mi corazón y se ha alborozado mi lengua, y hasta mi carne reposará en la esperanza de que no abandonarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu santo experimente la corrupción. Me has hecho conocer caminos de vida, me llenarás de gozo con tu rostro. "Hermanos, permitidme que os diga con toda libertad cómo el patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre nosotros hasta el presente. Pero como él era profeta y sabía que Dios le había asegurado con juramento que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre, vio a lo lejos y habló de la resurrección de Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne experimentó la corrupción. A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos.


Unidos a Jesús resucitado, dirigimos a Dios Padre nuestra oración y le decimos:

R. Bendice Señor a los niños

Señor, que conmovido abrazaste y bendijiste a los niños, te pedimos por los niños que viven el lugares donde impera el odio y la guerra, muy especialmente por los niños que son asesinados en el vientre de su madre. R.

Te suplicamos que protejas a los niños, y bendigas a sus familias y sus educadores para que los formen conforme a tus palabras de Vida. R.
Oremos

Dios todopoderoso y eterno, que estableciste el misterio pascual como alianza de la humana reconciliación, concédenos manifestar en nuestras obras lo que celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.


Antes de reservar la Eucaristía:

Con alegría y regocijo demos gracias a Dios, porque el Señor, nuestro Dios, el todopoderoso, ha establecido su Reino. Aleluya.

+Cantamos: Aleluya

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Roma (6, 2-11)

Los que hemos muerto al pecado ¿cómo seguir viviendo en él? ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado. Pues el que está muerto, queda librado del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios. Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

A cada aclamación repetimos lo mismo:

Bendito sea Dios.

Bendito sea su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

Bendito sea el nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo Esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.



Bendición con el Santísimo Sacramento

+Cantamos...

Saludo a nuestra Madre
Queridísimos hermanos, hemos celebrado la Pascua del Señor, es justo alegrarse con la Madre por la Resurrección de su Hijo: este fue el acontecimiento que realizó plenamente sus expectativas y dio a todos los hombres la salvación. Así como nosotros, pecadores, la hemos contemplado unidos en el dolor, redimidos, la honramos, unidos en el gozo pascual.
Regina Coeli
Oremos

Señor, que has alegrado al mundo por la Resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, concédenos que por la intercesión de su Madre, la Virgen María, alcancemos los gozos de la Vida Eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.



Se reserva el Santísimo Sacramento


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