2 de abril de 2011

Adorar a Cristo en el Sagrario



Cristo se queda en medio de nosotros. No sólo durante la Misa, sino también después, bajo las especies reservadas en el Sagrario. Y el culto eucarístico se extiende a todo el día, sin que se limite a la celebración del Sacrificio. Es un Dios cercano, un Dios que nos espera, un Dios que ha querido permanecer con nosotros. Cuado se tiene fe en esa presencia real, ¡qué fácil resulta estar junto a Él, adorando al Amor de los amores!, ¡qué fácil es comprender las expresiones de amor con que a lo largo de los siglos los cristianos han rodeado la Eucaristía!

Juan Pablo II. Lima, 15-VI-1988

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